Luis PÉREZ NAVARRO


PÉREZ NAVARRO, Luis (Terque, 1668 - Granada, 1738). Canónigo y rico indiano.


Luis Pérez Navarro pertenecía a una modesta familia de repobladores de Terque que alcanzó un destacado poder en las Indias, donde amasó una importante fortuna.  Retornado a la península en el primer cuarto del siglo XVIII, en su afán de prestigio funda en 1719 una capellanía en su pueblo natal -de la que se conserva una hermosa capilla barroca-, dotándola con un destacado grueso de piezas litúrgicas de plata. Años después, esta amortización quedó integrada en un rico mayorazgo, constituyendo ambos vínculos -civil y eclesiástico- que fueron bases seguras de ascenso social para parte de su linaje. Sin embargo, la escasa descendencia de sus sobrinos terminaría frustrando este proyecto.

Durante su primera etapa en Almería, Luis Pérez Navarro conocería a Diego Ladrón de Guevara Orozco y Calderón, quien sería su patrón y protector hasta los últimos años de su vida. Este, en 1689 es nombrado obispo de Panamá y, como príncipe de la iglesia indiana, quiso rodearse de los personajes que le habían servido bien, entre ellos Luis Pérez Navarro, quien acepta ir en su séquito. Ladrón de Guevara, entre 1695-1697 fue también presidente interino de la Audiencia, así como gobernador y capitán general de Tierra Firme. Pérez Navarro se transformaría en su hombre de confianza y comenzó inmediatamente a ejercer el empleo de secretario de cámara del obispo. En Panamá obtuvo por oposición el puesto de Colector General de la catedral de Panamá, y con este nuevo cargo -el primero de relevancia- sus ingresos económicos subieron muchísimo, iniciando sus primeras remesas de capital a la península.

En 1700 estaba en Perú, al ser nombrado Ladrón de Guevara obispo de Huamanga (actual Ayacucho), ciudad en la que Pérez Navarro obtiene el grado de doctor. En 1705 Ladrón de Guevara fue elegido nuevo prelado de Quito, corriendo en paralelo la biografía de este religioso a la carrera de su patrón, al que sigue sirviendo como secretario. El de Terque, que dominaba el quechua y ocupó el curato de la villa de Riobamba, logrando ser vicario y juez eclesiástico de esta ciudad y su partido. Durante este periodo obtuvo la canonjía de Quito.

En 1710 falleció el marqués de Castell dos Rius, Virrey del Perú, y se designó a Ladrón de Guevara Virrey interino del Perú, cargo que ocupó hasta el 2 de marzo de 1716, en que renuncia al gobierno, alegando achaques de salud -la humedad limeña le era poco propicia- y su avanzada edad. Había estado en el gobierno del virreinato cinco años y seis meses. Permaneció en Perú hasta que se pronunció el veredicto de su juicio de residencia, en que salió libre de todo cargo. A pesar del veredicto durante este periodo Pérez Navarro amasó una ingente fortuna de la que desconocemos su procedencia.

Pérez Navarro regresó a la Península acompañando al obispo, quien falleció en México el 9 de septiembre de 1719. Tenía idea de retirarse a su localidad natal, ya que, con un capital ingente y deseoso de invertirlo, decide instalarse en Almería, donde compra numerosas propiedades inmobiliarias. A la vez, mostraba a los almerienses su encumbramiento, ya que también hizo lo propio en Terque, pues financiaba en la iglesia parroquial la construcción y decoración de la Capilla de Nuestra Señora del Rosario, donde fundaría una capellanía de misas.

Más tarde fijó sus miras en Granada, donde empezó a comprar propiedades en 1726, instalándose en esta ciudad en torno a 1729. En agosto de 1732 el rey le autoriza a fundar el mayorazgo con las propiedades compradas en Melegís y el valle de Lecrín, puede decirse que prácticamente hasta el final de sus días continúa haciendo gestiones, con el fin de prestigiar a su familia, también continuó comprando fincas en el valle del Andarax. En Granada compró la capilla de Nuestra Señora de la Concepción en el convento de san Antonio Abad, popularmente conocido como san Antón, de frailes terciarios franciscanos, para su eterno descanso y el de los familiares que le acompañaban en la capital nazarí.

Con el oro americano hizo importantes donaciones que muestran su devocionario, a la Virgen del Mar de Almería, a la Virgen de las Angustias de Granada, a la que le donó la rica custodia de plata dorada que todavía conserva, inicialmente destinada a Terque, y que aún hoy en día se conserva. A su Terque natal donó también numerosas joyas, incluida la antigua custodia de la Virgen granadina, patrimonio destruido durante la Guerra Civil.

Este personaje, aun cuando creó el resorte para engrandecer a su estirpe, a pesar de su esfuerzo por dejarles los bienes suficientes para que mantuviesen la riqueza, su ingente capital fue diluyendo por las fuertes tensiones generadas en la familia. Esta es una historia de esas mentalidades auspiciadas por un capital americano, reverso de una moneda que ofrece la grandeza del personaje y sus miserias familiares.

 




Sánchez Ramos Valeriano,Villoria Prieto Carlos





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