Teresa ENRÍQUEZ 


ENRÍQUEZ, Teresa (Madrid, 1460 - Torrijos, Toledo, 1529). Noble.


      Cuando la reina Isabel la Católica llegó a Almería para tomar la ciudad (Navidad de 1489), le acompañaba entre su séquito Teresa Enríquez, dama a la que tenía en gran estima, además de mantener lazos familiares y de amistad. Comparte con la reina Isabel un mismo ideario: completar la unidad de España, construir un estado moderno, implantar la unidad religiosa mediante la reforma de la Iglesia castellana, haciendo de ésta un instrumento de propagación del ideario político de los Reyes Católicos. Pariente de ambos monarcas, pertenecía a la nueva nobleza y, desde muy joven, sintió una especial inclinación por ingresar en la orden de las clarisas. Años más tarde, su amistad con Beatriz de Silva le lleva a mostrar una profunda inclinación por la orden franciscana femenina. Pese a sus intereses, y como era habitual en la época, la familia no permitió que cumpliera su vocación y la utiliza para incrementar el poder familiar mediante la unión con otra influyente familia, Gutierre de Cárdenas, joven que desde los primeros momentos se puso al servicio de Isabel obteniendo generosos beneficios de ésta: se le confía el gobierno de la ciudad de Almería recién conquistada y se le entregan en señorío las tierras de la taha de Marchena.

      Tras la muerte de Gutierre de Cárdenas, Teresa Enríquez queda poseedora absoluta de todos sus bienes y, siendo una mujer voluntariosa, culta, muy activa y con gran iniciativa, orienta todo su interés hacia el proceso de cristianización de todos sus territorios. A la muerte de la reina Isabel (1504), abandona la corte, se retira a sus señoríos -especialmente a Torrijos- y, desde allí, concentra sus esfuerzos en las fundaciones religiosas y en dotar a las nuevas parroquias de sus tierras. Adopta el hábito franciscano y funda conventos: Maqueda, Torrijos y Almería. La creación del convento almeriense se vio rodeada de una trama político-religiosa que tuvo como desenlace el mandato del rey Fernando a Gutierre de Cárdenas de fundar un convento dedicado a Santa Clara en la ciudad. El encargo se demoró mucho en el tiempo, tanto que murió sin verlo realizado. En 1507 Teresa Enríquez llega a Almería y retoma el proyecto hasta hacerlo realidad, excepto en su advocación. El convento, iniciado para las clarisas, pasó a ser ocupado hacia 1513 por las concepcionistas. En definitiva, todas ellas eran franciscanas. Fue destacable el amor al Santísimo Sacramento, lo que le valió el sobrenombre otorgado por el Papa Julio II, mediante Bula, de la Loca del Sacramento. Para ella, José María Pemán escribió: “Por su amor y rendimiento / que tuvieron su alma presa / se llamó a doña Teresa / la Loca del Sacramento”.

      Su actuación como señora de la taha de Marchena se centró en llevar a cabo una profunda política de cristianización de la población morisca de su señorío. Para ello no dudó en mejorar considerablemente la situación de las iglesias y del personal eclesiástico de las parroquias de la taha. Aumentó los estipendios de los clérigos, dotó a las iglesias de su señorío de los útiles necesarios para el desarrollo de los actos religiosos y fundó el Monasterio de los Agustinos en Huécija (1511), con la finalidad de que éstos ayudasen al clero secular en la tarea de cristianización de la población morisca.




Amate Martínez, Mª. Carmen





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