Se licenció en Derecho y ejerció como abogado ante los tribunales de justicia. El derecho, la política y el periodismo fueron los pilares básicos de su trayectoria vital. Se inició en el federalismo de Pi y Margall para pasar, bien pronto, a convertirse en un importante bastión del republicanismo centralista salmeroniano. Durante la década de los noventa del siglo XIX fue director de los periódicos La República (1890), La República Ibérica y La República Española (1897-98), trabajando incansablemente para unir al fragmentado republicanismo almeriense. Apoyó la fusión republicana de 1897, siendo el artífice principal de la reorganización y de la Unión Republicana de 1902. Antes, se preocupó de fundar El Radical, instrumento fundamental para emprender la nueva andadura republicana en la Almería de principios del siglo XX: “cuando Salmerón llegó a su pueblo natal un día de 1901 - recordaba años más tarde- nos dijo: ‘hay que dar la última batalla, y... ¡hay que ganarla!’, entonces fue cuando pensé en que era preciso, antes de otras cosas, fundar un periódico”.

      Desde entonces, su figura se convirtió en el referente del republicanismo provincial y su imagen de “tribuno del pueblo” se extendió entre las capas medias y populares. Concejal del Ayuntamiento de Almería en distintas corporaciones de principios del siglo XX y diputado a Cortes por la circunscripción de Almería en las legislaturas de 1905-1907. Se enfrentó al caciquismo provincial, especialmente con Francisco Javier Cervantes, político conservador e ingeniero jefe de la Junta del Puerto, denunció el clericalismo y abogó por la enseñanza laica. Su reformismo social le llevó a estar cerca de los obreros. Intervino en diversas ocasiones en la Federación Local de Sociedades Obreras, potenció la Conjunción Republicano-Socialista (1910) y fue presidente de la Unión Ferroviaria (1911). Las diferencias políticas con Plácido Langle y Manuel Pérez García, los otros dos hombres claves de la Unión Republicana almeriense, produjeron el fraccionamiento del republicanismo provincial hacia el reformismo de Melquíades Álvarez y el radical-conjuncionismo. José Jesús García se vinculó en los últimos años de su vida al republicanismo conjuncionista representado por Rodrigo Soriano.

      Fundó más de 16 periódicos. Decía de sí mismo que cada vez que tenía una adversidad fundaba un periódico. Junto a los semanarios republicanos de los años noventa, impulsó la revista literaria La Ola, donde firmaba con el seudónimo de Rigoletto. La redacción del diario El Radical se convirtió en la escuela de toda una generación de periodistas almerienses, que dieron sus primeros pasos junto al maestro Pepe Jesús, como popularmente se conocía. De estilo ágil e irónico, firmaba con el seudónimo Perico el de los Palotes, que también utilizó su amiga Carmen de Burgos Seguí, Colombine. Como escritor fueron muy difundidas sus novelas Tomás I y, especialmente, Quitolis, cuya fina crítica anticlerical pudo leerse hasta en los folletones de periódicos argentinos. La ironía la estampó en su propio testamento: “...Yo no sé si al morir dispondréis de un duro que sea mío. Si le hubiere, colocadlo en una de mis manos encerrado y enterrarme con él”. Todos le rindieron homenaje tras su muerte: El Radical de la segunda época, dirigido por Rodolfo Viñas, insertaba en la portada del primer número su foto y un editorial bajo el título “Los muertos mandan. A modo de programa”.