Francisco MARTÍNEZ Y LASO DE LA VEGA


MARTÍNEZ Y LASO DE LA VEGA, Francisco (, 1680 - , 1735). .


      Aventurero, hacendado y religioso. Hijo de Francisco Martínez de María Laso de la Vega y Lucía Sánchez Muñoz, era descendiente directo de un hermano de aquel insigne Garcilaso, capitán de la Reconquista y alcaide del castillo de Vera: Francisco Lázaro de la Vega. Conoció una azarosa vida que le llevó a América: en 1696 sale de su pueblo en busca de fortuna, sentando plaza de soldado en la Compañía de Mar y Guerra en la Real de España, donde sirvió de soldado y cabo de escuadra de Guzmanes (1696- 1699). Tomó parte en diversas contiendas bélicas (1700) en los partidos de Andariel y Calidonia (Perú), donde se mantuvo en el Real Servicio. En 1703 fue capitán de guarda costas en la fragata llamada el Florizán; tras naufragar (1711), pudo internarse tierra adentro y logró arribar al puerto de Tumbes, de donde pasó a la ciudad y corte de Lima. Posteriormente llegó a la capital de Chile con una orden escrita del Virrey del Perú, quedando incorporado al ejército de tierra, al mando de un escuadrón de caballos corazas o Lanzas Españolas, que entonces militaban en el real de Tumbel (Chile), realizando verdaderas proezas que le valieron nuevos ascensos y honores, y ocasión para reconstruir la perdida fortuna.

      Finalizada su aventura y servicio americano, en 1717, regresó a su tierra natal para sufragar algunas necesidades de sus padres, comprando y adquiriendo bienes raíces, muebles y semovientes que poseía en 1735: tierra de riego en la vega de esta villa, varias casas y medios de población, haciendas en el Senillo, Paletón de Guirao, Peña Negra y Collado de Bravo, más de 1.000 fanegas de sembradura, siete cortijos o casas de labor y una ermita aneja, erigida a sus expensas y consagrada al apóstol San Judas Tadeo, santo patrono de su especial devoción. Rico hacendado, protector de los menesterosos, sacerdote ejemplarísimo (en cumplimiento de un voto que hizo en América por salvar la vida en el naufragio de 1711), familiar y notario del Santo Oficio de la Inquisición en el Reino de Granada (1718), opulento propietario, constructor y dueño de la mansión más extraordinaria del Antiguo Régimen en la actual provincia de Almería (Vélez Rubio, Carrera del Mercado, 16). Con éstas y otras fincas instituyó diversos legados, dotaciones y pías memorias; mandas para redención de cautivos, santos lugares de Jerusalén y dotación de doncellas huérfanas; costeó imágenes de gran valor escultórico; erigió capillas como la de San Antonio de Padua en el Convento, bajo cuyo pavimento yacen las cenizas del fundador; y, por último, fundó dos capellanías colativas y un cuantioso vínculo inalienable, a título de mayorazgo.





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