Tuvo una trayectoria profesional semejante a la de su padre, Eduardo Pérez Ibáñez, quien fuera alcalde de la capital en 1907 por el Partido Conservador y quien, como él, estudió medicina en Cádiz; fue presidente del Colegio de Médicos, decano de la Beneficencia Provincial, ejerciendo la misma especialidad (tocoginecología) en el Hospital Provincial, y ostentó un puesto de responsabilidad en la Sanidad Provincial. Un hijo suyo, Eduardo Pérez López- Echevarría también fue médico. Acabó medicina en 1898, iniciando su actividad profesional en Almería en 1901. Realizó los estudios de doctorado en el Hospital de San Carlos de Madrid (1902) y se doctoró en la Facultad de Medicina de Madrid (1909), siendo presidente del tribunal Santiago Ramón y Cajal. Junto a su actividad asistencial hospitalaria, ocupó la sección de bacteriología del Laboratorio Municipal, donde realizó varios trabajos, publicando estudios sobre sífilis y el cólera (Sífilis infantil, 1909; Estudio bacteriológico del cólera, 1911) y fabricando la vacuna antirrábica en Almería. Colaboró en el Boletín del Colegio de Médicos de Almería (1902-1908) y fue presidente de dicho Colegio (1922-1926). Además de médico de la beneficencia provincial, perteneció al cuerpo de médicos titulares, consiguiendo en 1925 ser subdelegado de medicina por el Distrito de la Audiencia y director de la Casa de Socorro Municipal. En 1925 ocupó el cargo de vicepresidente de la Junta Provincial de Sanidad. También fue médico de RENFE y de la Plaza de Toros, además de presidente de Cruz Roja Española en Almería, dirigiendo su Casa de Socorro en calle Murcia. Con todo ello, atendía su consulta particular de “Enfermedades venéreas y sifilíticas y análisis clínicos”. Fue fundador de la Cofradía del Santo Sepulcro y condecorado con la Cruz Blanca del mérito militar. Durante la Guerra Civil fue encarcelado y maltratado.