Juan RUBIO DE LA SERNA DE FALCES PELEGERO


RUBIO DE LA SERNA DE FALCES PELEGERO, Juan (Vélez Rubio, 1834 - Barcelona, 1917). Arqueólogo.


      Abogado, escritor y arqueólogo. Cursó estudios de segunda enseñanza en Almería y de Derecho en las universidades de Valencia, Madrid, Granada y Barcelona. En 1855 abandona su patria chica, por haber levantado de ella su casa, con motivo del nombramiento de su padre para diferentes juzgados de 1ª instancia. Tras una estancia en Totana, en 1862 se traslada a Barcelona, donde desarrolló su carrera profesional, especialmente como juez, volviendo esporádicamente a su pueblo natal. A raíz del descubrimiento casual en su finca de Cabrera de Mataró (1877), se dedicó con afán a estudiar este tipo de antigüedades del que fue un consumado especialista, formó un curioso museo local y recibió numerosos reconocimientos por su trabajo de conservación y divulgación de materiales arqueológicos.

      Su obra más importante: Noticia de una necrópolis anterromana descubierta en Cabrera de Mataró; pero también colaboró en La España Regional, el Boletín de la Asociación Catalana de Excursionismo, el de la Real Academia de la Historia,... Publicó numerosos trabajos relacionados con el Derecho y, especialmente, con la Arqueología: “Los primeros habitantes de España según la historia y según la arqueología”, memoria de ingreso a la R.A. de Buenas Letras de Barcelona, y Ensayo crítico-histórico-arqueológico sobre los fenicios, su poder marítimo, colonias e influencias colonizadora, especialmente en relación con España, editado en Barcelona en 1912. Su obra más conocida entre nosotros fue la célebre Monografía de Vélez Rubio y su comarca (Barcelona, 1900), considerada como la primera historia sistemática de la localidad: “El trabajo (...) está entroncado en la historia patriótica en su vertiente local, en la cual, la primera guía a la segunda, que ilustra, como puede, a aquélla a veces con ejemplos anecdóticos, a veces con hitos relevantes, conformando un legado común a todos sus habitantes en los que va surgiendo, poco a poco, el casticismo, el amor a lo propio y a la minucia”.

      Miembro de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona y correspondiente de la Real Academia de Historia, mantuvo correspondencia con Fita, a quien felicitó por su nombramiento como director de la RAH, enviándole nuevos datos sobre los hallazgos de Cabrera de Mar en 1912. Guardaba su colección en San Andrés de Llavaneras, piezas cuyo paradero se pierde con su muerte.

      Fue una de las voces más críticas e implacables contra el abandono y venta del patio del castillo de Vélez Blanco, de modo que, aún residiendo en Barcelona, cogió presto la pluma para delatar el pillaje cometido contra el patrimonio español, lamentándose de la indiferencia e ignorancia de los pueblos por su pasado y reclamando la urgente necesidad de que el Estado español contara con una ley que impidiera la exportación de obras de arte: “El castillo del marqués de los Vélez, en Vélez Blanco, y los Fajardo” (Barcelona, 1903-05).





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