fray Pedro de SAN AGUSTÍN 


SAN AGUSTÍN, fray Pedro de (, Sin datos - , Sin datos). Arquitecto.


      Activo durante el segundo cuarto del siglo XVIII. Arquitecto. Se carece de información relativa a su origen familiar y de la fecha y lugar de nacimiento. Las primeras noticias hablan de su condición eclesiástica como lego, perteneciente al monasterio de la orden de San Jerónimo en La Ñora (Murcia), siendo probable que su vinculación con esta casa jerónima tuviera que ver en su formación como arquitecto, que pudo producirse junto al también artífice fray Jerónimo de San José.

      De su actividad profesional nada se sabe con anterioridad al mes de mayo de 1752, fecha en la que acude a Vélez Rubio (Almería) con objeto de informar acerca del estado en que se encontraba la iglesia parroquial de esta localidad, que había sido afectada por un fuerte seísmo el 4-III-1751; aunque ya debía haber desarrollado cierta trayectoria en el ámbito de la práctica arquitectónica para serle confiada esta delicada labor de peritaje. La iglesia de la Encarnación de Vélez Rubio es su obra almeriense mejor conocida, gracias a las cartas e informes conservados en el Archivo Ducal de Medina Sidonia, que asiduamente remitía el lego al comitente, Antonio María Álvarez de Toledo y Guzmán (1717-1773), marqués de Villafranca y de los Vélez, dada su condición de patrono de este templo y de los demás de su señorío. Las obras comenzaron el 8-IX-1753 con la apertura de los cimientos, ausentándose de las mismas el arquitecto (20-XII) al ser reclamado por el prior de su convento, dejando la empresa en manos de Alonso García, oficial de albañilería, circunstancia ésta que se repitió con frecuencia, debido a las obligaciones que comportaba la simultánea dirección de varias construcciones. Las obras de la parroquial velezana estuvieron terminadas en diciembre de 1768, siendo bendecida solemnemente el 25-X-1769.

      El arquitecto gozó, al parecer, de la amistad del X marqués de los Vélez, como se desprende del tono de la correspondencia cruzada entre ambos, lo que explicaría no sólo el encargo que se le hace de levantar de nueva planta el citado templo, la más importante construcción barroca del ámbito almeriense, sino también de otros pertenecientes a los dominios del marquesado. Gil Albarracín le atribuye el proyecto de la iglesia parroquial de la Encarnación de Cuevas del Almanzora (Almería), al haber podido documentar una visita del arquitecto a la villa en noviembre de 1761. De ser suyo el diseño de este templo, se trataría de la primera intervención del arquitecto en el ámbito almeriense, tras el desplome del inmueble precedente en febrero de 1749. Igualmente, como escribe este autor, está acreditado su peritaje en las obras que habían de llevarse a cabo en la mina de Toribio, en dicha localidad almeriense, para las cuales estableció las actuaciones que debían llevarse a efecto para la salvaguarda de la obra y su posible continuidad.

      En 1761 fue llamado a Lorca (Murcia) por el cabildo de aquella ciudad para que reconociese los cimientos y la torre de la Colegiata de San Patricio, a fin de que informara sobre la resistencia de la misma ante su proyectada ampliación. En aquel momento el lego se encontraba residiendo en el monasterio que la orden jerónima poseía en Baza (Granada), respondiendo desde allí afirmativamente al encargo efectuado por el cabildo lorquino. El 29-IX-1761 se le pagaba a fray Pedro la cantidad de 1.500 reales de vellón, estipulada por los gastos de desplazamiento y los dibujos del proyecto de la nueva torre de la Colegiata, cuyas obras comenzaron el 7-X-1765, bajo la dirección de Pedro García Campoy.

      El relato del viaje del X marqués (1769), con motivo de su venida desde Madrid a la inauguración de la parroquial de Vélez Rubio, permite establecer como propios varios proyectos de mesones, almazaras, tercias y, especialmente, el del templo parroquial de Nuestra Señora de la Merced de Oria y la dirección de su construcción que por entonces se efectuaba. Las obras de este hermoso templo se iniciaron en 1767, por orden de Antonio María Álvarez de Toledo y Guzmán, marqués de Villafranca y X de los Vélez, teniendo lugar la consagración del mismo en 1779, en vida de su hijo, el duque de Alba y marqués de Villafranca y XI de los Vélez, José María Álvarez de Toledo y Gonzaga, según consta en la lápida conmemorativa situada en los pies del edificio.

      A fray Pedro de San Agustín se debe también el diseño del santuario del Saliente, situado en la Sierra de las Estancias, en el término municipal de Albox (Almería), conjunto mandado construir por el obispo Claudio Sanz y Torres (1761-1779), en el año 1769, y de cuyos trabajos se hizo cargo el maestro Vicente Sánchez. Entre las últimas noticias de que se dispone acerca del personaje está su participación en la torre de la Colegiata de Baza, en cuyas obras intervino entre 1770 y 1776.





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