Discípulo de Giuliani en la Escuela de Artes y Oficios, fue becado por el Ayuntamiento para ampliar estudios superiores de pintura en Madrid (1888-1890). De regreso a Almería (1891) fue nombrado profesor de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios, donde se jubilaría en 1939. Además de su faceta como profesor, fue un pintor reconocido de su época, destacando igualmente como caricaturista e ilustrador de la revista El organillo, de la que llegó a ser director artístico.

      Su obra pictórica se lleva a cabo fundamentalmente en las dos primeras décadas del siglo y se basaba en temas costumbristas: retratos, paisajes, marinas, temas religiosos..., destacan igualmente los motivos orientales. La mayoría de sus obras son óleos sobre tabla o lienzo, aunque también utiliza el lápiz y, en menor medida, las acuarelas. En los retratos y figuras se observa el academicismo imperante a principios de siglo (Retrato de árabe, 1892). Sus paisajes y marinas son muy costumbristas, enfatizando un mar abierto y sereno (Vista de muelle, 1905). Sus ilustraciones y caricaturas son muy realistas, de trazos firmes y definitivos: Nicolás Salmerón y Alonso (1889). Llegó a realizar algunos retratos de obispos que desaparecieron en 1936; La Porciúncula y La muerte de San Francisco de Asís, que se conservan en las Puras; un Cristo yaciente para la Catedral, un retrato del obispo Orberá, que se encuentra en el convento de la Compañía de María, y La Florista (1890) para el Ayuntamiento.