Abu l-Abbás IBN AL-ÁRÍF 


IBN AL-ÁRÍF, Abu l-Abbás (Almería, 1088 - Marrakech, 1141). Místico.


      Metafísico y místico batín, fundador de una nueva “tarica” o regla sufí inspirada en los principios de la escuela de al-Roainí y cuya influencia fue decisiva en el desarrollo espiritual del murciano Ibn al-‘Arabí. Su familia era de origen beréber, de la tribu de los Banú Sinháyá. Su padre, siendo él niño, lo llevó a un tejedor con la intención de que se dedicara a este oficio, uno de los más extendidos en la Almería medieval. No obstante, no consiguió apartarlo del estudio del Corán. Recibe formación en Almería, frecuentando a algunos de los más destacados maestros de la época, entre ellos, Abú l- Hasan al-Barýi, con quien leyó el Corán, Ibn al- Hannát, Ibn al-Nahhás e Ibn al-Hassar. El cordobés Ibn Baskuwál (1101-1183) dio licencia docente a Ibn al-Áríf para transmitir, entre otras obras, su Kitáb al-Sila (Libro de la continuación). A su vez le pidió al maestro almeriense permiso para transmitir de él. Según Ibn al-Abbár, Ibn al-Áríf fue almotacén en Valencia y almocrí en Zaragoza. En Almería se ganó la vida trabajando como maestro.

      Su relación con el sufismo entronca con las enseñanzas de al-Roainí, que fueron el germen de la escuela sufí de Almería. Al grupo de sus discípulos personales pertenecían: Abú Bakr, al-Mayúrqí, jurista y tradicionista que había residido en Alejandría y Meca, e Ibn Barrayán, oriundo del norte de África, tradicionista y teólogo místico. Residiendo el primero en Granada y el segundo en Sevilla, fueron llevados junto a Ibn al-Áríf a Marraquech, según una orden dada por el emir almorávide Ali b.Tásufin a instancias de Ibn Aswad, cadí de Almería, que temía una sublevación de los numerosos seguidores del maestro almeriense, contra los almorávides. La denuncia fue por “delitos contra la doctrina ortodoxa”. De los tres sufíes andalusíes llamados a Marraquech, dos de ellos, Ibn Barrayán e Ibn al-Áríf, murieron en extrañas circunstancias. La tumba del maestro almeriense se encuentra en Súq al-haddádín (el zoco de los herreros).

      En Mahásin al-mayálís (Las maravillas de las sesiones), dividida en 13 capítulos, Ibn al-Áríf describe las etapas del camino sufí. En el extenso trabajo que sobre la misma publica Asín Palacios, se pone de manifiesto que el Mahásin está escrito para aquellos que llegaron a la meta, la gnosis, aunque teniendo en cuenta la realización completa del camino. Ibn al-Áríf utiliza numerosas citas coránicas, hadices y testimonios de otros maestros. Cabe destacar que esta obra fue básica para autorizar algunas de las tesis expuestas por Ibn al-Arabí.




Sánchez García, Francisca Carmen





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