Francisco GIMÉNEZ BELMONTE


GIMÉNEZ BELMONTE, Francisco (Almería, 1860 - , 1925). Cantaor, trovero y guitarrista.


Cantaor, trovero popular y guitarrista, tuvo la plaza del Lugarico como base fija de operaciones. Acompañado de su fiel esposa, la calle sería su palenque público. Francisco Giménez Belmonte (a) Ciego de la Playa falleció a causa de la “diabetes sacarina” que arrastraba desde joven y que, presumiblemente, le produjo la ceguera que motivó el apodo. Ante los errores vertidos en las pocas ocasiones que “flamencólogos” y afines se han acercado al paisano, en Historia del Flamenco (Editorial Tartessos, 1995) publicaba una entrada con los datos básicos. Pese a la desaparición del archivo parroquial del Sagrario, podemos establecer 1860 como el año de su nacimiento en la calle Pescadores, barrio de Las Almadrabillas. Hijo de Francisco y Antonia, en septiembre de 1894 se casó con María Aguilarte Fernández, natural de Pinos Puente (Granada), compañera e insustituible lazarillo. Tuvieron tres hijos, el menor, Miguel, cobró fama como ratero de poca monta, siempre huyendo de la Policía

El matrimonio se mudó a plaza Lugarico (hoy Masnóu), próximo al bar La Macarena y varias casas non gratas, punto caliente en las noches golfas de la ciudad. Aquí falleció el 7 de agosto de 1925. Lo describían como un hombre alto, de complexión recia y porte digno, homérico. Francisco Giménez es el prototipo de la legión de modestos artistas invidentes, limosneros en la vía pública de los que en escasas ocasiones la prensa se hacía eco. Frecuentador de mesones y bodegas en las que entonaba fandangos a cambio de unas monedas; o en Semana Santa cantando saetas (Frasquito solía formar dúo, dicen, con la también popular Enriqueta la Salve, del cercano barrio de Las Perchas). Acompañado de su mujer, formaba corros en plazas y alrededores del mercado Central para escuchar atentos las coplas, romances y recitados de su propia cosecha. Sin rechazar las fiestas privadas donde lo solicitaban. En una de estas (junio de 1912) sufrió un grave accidente al volcar el coche de caballos en el que, en unión de Juan Briosca, guitarrista de Tabernas, y dos pupilas de una casa de citas del Lugarico se dirigían a una juerga en la venta de Gachas Coloradas pagada por particulares. Briosca falleció en el hospital y él quedó maltrecho. En ningún momento los periódicos aventuraron el contenido –estilos de cantes y toques guitarrísticos- de tan frecuentes reuniones nocturnas e íntimas.

Amigo y vecino suyo en calle Trajano era el afamado cantaor malacitano Juan Breva. Habitual contertulio en la barbería de las Cuatro Calles, rebotica donde se discutía de política, se criticaba al alcalde y gobierno, donde casi llegaban a las manos los partidarios de Belmonte y Joselito y en la que el flamenco gozaba de atención particular. Como tertulia de veteranos, era uno de los locales que debía frecuentar Antonio Chacón, en el caso harto improbable de que el genial cantaor jerezano viniese a la ciudad, de incógnito, para embeberse de los matices de la taranta autóctona. Pepe Marchena afirmaba que él aprendió de Enrique el Puro los estilos de Almería tal y como los interpretaba el Ciego de la Playa.




Sevillano Miralles Antonio





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