Primer cantaor profesional almeriense que incluyó las genuinas tarantas en su repertorio estilístico. Disponiendo solo del nombre y primer apellido, es tarea imposible pergeñar la biografía humana de José Sánchez “El Marmolista”. Su importancia artística en cambio no admite dudas. El también profesional Fernando el de Triana lo corrobora en “Artes y Artistas Flamencos”, el libro ilustrado más denso y cercano a los hombres y mujeres del siglo XIX: “El mejor cantador del sistema de Almería fue Pepe el Marmolista”. Posiblemente se trataba de quien en el transcurso de una Feria de aquellos años noventa le hizo exclamar, un tanto exagerado: “A la voz de un solo cantador he visto yo bailar más de cien parejas en el hermoso Paseo… ¡Que fiesta más hermosa! ¡Así es el fandango, bailable!”. Cepa tradicional de donde brotan los vigorosos pámpanos autóctonos que conforman el cante por Tarantas o, lo que es lo mismo, el fandango de Almería transcendido a cante más denso y con acento jondo y peculiar.  

Adelantábamos lo infructuoso de la búsqueda administrativa de José Sánchez “El Marmolista” por censos vecinales, gremios o Registro Civil. Lo que sí dejó claro la prensa decimonónica es que se llamaba José Sánchez y no, como erróneamente se ha escrito, José Luque Martín “Joselito”. En el café cantante “Casino Almeriense” de la plaza de Santo Domingo, inaugurado en 1854, nuestro hombre figuró años después en el cuadro fijo del concurrido establecimiento de diversión y ocio, en el que asimismo destacaron los también paisanos José Fernández (baile) y Eduardo Salmerón (guitarra). Pero sería en el ocaso de la centuria cuando público y crítica lo proclamaran ídolo local. Manuel Reina “Canario chico” se presentó en noviembre de 1896 en el teatro Principal con un concierto en el que alternaba estilos flamencos con fragmentos de ópera y zarzuela. Repitió la noche del día 22 en una velada que despertó enorme expectación. El coliseo del Paseo había cubierto el aforo con un público dispuestos a admirar, por separado, al Canario y al Marmolista, este acompañado a la guitarrista por un jovencísimo Gaspar Vivas (autor del Fandanguillo). A la vista del resultado, la legión de incondicionales del paisano propuso al sevillano un “mano a mano” a la semana siguiente. Apoteosis de nuevo sobre el mismo escenario, ahora cada uno acompañándose a sí mismo con la guitarra. El variado repertorio incluía malagueñas, cartageneras, murcianas, guajiras, granadinas y almerienses (con mayúsculas). Por vez primera nuestro emblemático cante se visualiza en los papeles, aunque a la taranta no la llamen taranta, pero sí diferenciada del fandango. Finalizando dicho 1896, Juan Breva se anunció también en el Principal (antes Teatro de Campos o de María Cristina), “a quien acompañarán varios aplaudidos aficionados de esta capital”. José Sánchez, Gaspar Vivas y Pepe el Cordobés se las vieron con el afamado malacitano y no desentonaron