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No debes perderte

Entre un denso olivar, descubrimos el pueblo de Abla.
Sobre una colina unida a Sierra Nevada, descansa su blanco caserío. Aunque se ha descubierto una necrópolis de la Edad del Bronce, su origen parece consolidarse remontándonos a la ciudad romana de Abula, citada en varias referencias de cronistas de la época.
Aún persiste algún recuerdo de esta cultura, pudiendo contemplar, a su entrada, un antiguo Mausoleo romano, que se conoce en la localidad por la Ermita de los Moros. Su datación ronda el siglo II antes de Cristo y, su lamentable estado, exige una pronta labor de restauración.
Del pasado árabe, permanecen los restos de una alcazaba, que puede observarse en lo más elevado del pueblo. Tan sólo algunos cimientos, un aljibe y parte de sus muros, recuerdan el esplendor de esta edificación que defendía la entrada al valle.

"Balcón Típico"

Si ha decidido subir hasta aquí, podrá contemplar el barrio del Castillo, con una arquitectura tradicional de gran valor, caracterizada por la planitud de sus tejados de launa y los aleros.
Acérquese hasta la iglesia de La Asunción, del siglo XVI, y factura múdejar; admirará su artesonado. Si quiere seguir contemplando otros ejemplos de la arquitectura religiosa, podrá hacerlo visitando las cuatro ermitas de la localidad, bajo la advocación de: Los Santos Mártires, San Antón, San Roque y La Maravilla.
Antes de abandonar el lugar, podemos adquirir alguna jarapa en sus talleres artesanos que servirá de alfombra o recuerdo de nuestra visita.