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¿Qué es el Indalo?

Ha sido utilizado en Mojácar, desde tiempos remotos, cuando la gente lo conocía como “Muñeco Mojaquero”, ya que los primeros viajeros románticos, lo encontraban pintado en las fachadas de las casas, dónde los habitantes de Mojácar lo pintaban con los restos de cal, que utilizaban para pintar las fachadas de sus casas, con objeto de ahuyentar el “mal de ojo” y preservarla de las tormentas.

Relacionado con el abrigo neolítico de la “Cueva de los Letreros”, descubierta hacia los años 60 , en Vélez Blanco, se fecha su tipología de pintura rupestre de origen levantino y se data en 2.500 años a.C.

El Indalo, palabra llana, bautizado, en recuerdo a San Indalecio, precursor de la religión católica, en el sudeste peninsular, significa en el lenguaje íbero, Indal eccius ( mensajero de dioses).

Adoptado cómo símbolo de todo un movimiento cultural Almerienses encabezado por Jesús de Perceval, Eugenio D´Órs Etc. hacia mediados de los sesenta, coincidiendo con la atracción que este Municipio Almerienses suscita entre los artistas e intelectuales.



Actualmente es ya el símbolo de todos los Almerienses, habiendo superado durante años en popularidad al Sol de Portocarrero, símbolo de la catedral, que ahora recupera su presencia. El Indalo, simpático portador de buena suerte, la transmite sin duda a todos nuestros visitantes que lo hacen viajar por todo el mundo, y que han encontrado numerosas identificaciones de nuestro símbolo en antiguas civilizaciones.


El indalo de “Monxacar”

Los llamados “muñecos mojaqueros” se pintaban con almagre (arcilla roja para hacer marcas), para salvaguardar las casas y cortijos del pueblo y la sierra de Mojácar.

De su origen y su nombre han tratado diversos autores, vinculando el uso del símbolo, con el neolítico en la provincia, el Ank egipcio o la explosión del más importante movimiento cultural almeriense de los años 50.

Sin embargo, todos coinciden, en que este símbolo mojaquero, que fue bautizado con el nombre de Indalo, refleja un algo superior que protege y ampara de los posibles riesgos que pudieran acechar a personas y lugares, así como de la ignorancia y posibles males.
El carismático emblema de Mojácar fue adoptado por un grupo de literatos, poetas, arqueólogos y especialmente pintores que buscaban una seña de identidad y un tótem protector.
Fue entonces cuando el arqueólogo J. Cuadrado conoció las pinturas esquemáticas de la cueva de los letreros en Vélez Blanco, donde aparece un cazador al acecho de dos cabras, y otra figura que dibujó H.Breil, y que pudiera tomarse como origen de nuestro Indalo, si bien no son las figuras más importantes de la pintura, donde destacan tanto el famoso hechicero como los panes y los soles.

Para los Indalianos, la interpretación de este símbolo representaba varias posibilidades: un cazador con su arco extendido, un ídolo en el sentido religioso, o el dibujo de un hombre, con un arco iris, en señal de protección de los malos espíritus o males terrestres. Perceval, tomó este último significado, apoyándose en los indalos aparecidos en Mojácar, donde la figura ya existía.

El Indalo, derivado del nombre Indalecio, (Obispo de Urci, que se introdujo en la península por Almería), encierra en el lenguaje ibero “Indal” el significado de dios grande, fuerte, poderoso y protector. Mojácar, en el mismo lenguaje “Monxacar”, significa Monte Sagrado.

El Indalo, vive entre nosotros, arraigado a esta provincia en general, y a Mojácar en particular, desde hace miles de años.
Hoy continúa representado en nuestra artesanía, en los muros de nuestras casas, protegiendo nuestros coches o suscitando la curiosidad y la simpatía de nuestros visitantes.