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    El siglo XVII, Los Castillos.

    A partir del año 1600, el hábitat de la comarca fue configurado de forma definitiva por los asaltos de los beréberes y piratas desde la costa, por fuentes y frecuentes terremotos, plagas de langosta, peste y los inmensos rebaños (hasta 600.000 cabezas de ganado) de las oligarquías ganaderas de Granada y Baza (la Mesta, Heredera de las rutas de trashumancia nazaríes) que venían a pastar a la comarca colaborando en la desertización del paisaje.

    A mediados del s. XVIII Carlos III promulga el Reglamento de defensa de la costa. Existían, desde la expulsión de los moriscos, fuertes (San Pedro y Santiago en Rodalquilar) que contaron con guarnición y varias torres que, desatendidas por inseguras, no sirvieron para estabilizar la región.

    Antes de finalizar el siglo, se restauran y construyen otros nuevos, como el castillo de San Felipe en los Escullos (1771); el de San José, del que hoy sólo quedan los cimientos; San Ramón, en el Playazo de Rodalquilar, y San Francisco de Paula, en Cabo de Gata (desmantelado). Hasta este momento los asaltos de piratas y desembarcos de naves africanas tuvieron en vilo a la Compañía de milicia urbana de Níjar, que atendía desde la torre de Mesa Roldán hasta la de la Vela Blanca y el Castillo de San Francisco de Paula, en Cabo de Gata.

    La mejora proporcionada por este sistema favoreció la consolación de núcleos de población como Fernán Pérez, Pozo de los Frailes, Escullos, Cala Higuera y los pescadores de la Almadraba de Cabo de Gata, inaugurándose un nuevo sistema de hábitat aj al modelo heredado de la etapa islámica.

    En la última década del siglo se crea el Marquesado de Campohermoso. Desde ahora y hasta mediados del XIX la ganadería y el secano cerealista, la pequeña propiedad y la dispersión parcelar se adueñaron de la comarca, generándose una aumento espectacular de la población (6.000 habitantes en 1840). El pantano de Isabel II (1850), megalítica obra hidráulica inaugurada por la reina, que quedó repentinamente obsoleta, marcó la transición de la vida agrícola a la minera en la comarca.