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LA SANTA Y VENERABLE ESDCUELA DE CRISTO
 

LA SANTA Y VENERABLE ESCUELA DE CRISTO: UNA INSTITUCIÓN SINGULAR Y CARACTERÍSTICA DE LA CIUDAD DE TÍJOLA
Manuel Pozo Oller, Presbítero. Primeras Jornadas de Historia Local. Agosto 1993


El día 26 de Mayo de 1984 se conmemoró en Tíjola el Tercer Centenario de la fundación de «La Santa Escuela de Cristo».

Con motivo de aquella efeméride escribí seis artículos, extensos en el periódico IDEAL para resaltar la conmemoración y, al mismo tiempo, rendir agradecimiento público a esta institución benemérita de la que me honro de pertenecer y donde aprendí a llevar hasta las últimas consecuencias mis compromisos bautismales. La historia cristiana de Tíjola tiene un hilo conductor luminoso que es la Santa Escuela de Cristo. Si omitimos esta realidad Tíjola se queda sin alma y la Comunidad Cristiana sin memoria histórica.


RELIGIOSIDAD EN TÍJOLA

Como apuntábamos arriba aquél radiante día 26 de Mayo de 1984, festividad de San Felipe Neri, tuvo lugar en nuestra Ciudad, la celebración del Tercer Centenario de la fundación del Instituto para «la perfección cristiana» llamado «Santa Escuela de Cristo". El día 6 de abril del año 1684 se dio comienzo a las prácticas y ejercicios piadosos con las licencias del entonces obispo de Almería, doctor fray Andrés de la Moneda, y desde ese día hasta hoy, se han venido celebrando los ejercicios piadosos, sin apenas interrupción, en el Oratorio que la Escuela tiene dispuesto para tal fin en el anexo a la Iglesia Parroquial.

No se puede comprender la religiosidad de Tíjola sin hacer referencia explícita a esta institución que durante tres siglos ha ido educando en la fe y en el apostolado a la mayor parte de los hombres del pueblo a imitación de «Cristo, Nuestro Señor».

En esta última parte de mi ponencia intentaré dar noticia histórica de sus acontecimientos más sobresalientes para finalizar con unas breves orientaciones de cara al futuro de manera que, sin menoscabo de la tradición, se haga un esfuerzo de puesta al día en un deseo de ser fieles al hombre de hoy y a las orientaciones de la Iglesia marcadas por el Concilio Vaticano II.


DEFINICIÓN Y FINES DE LA ESCUELA DE CRISTO

La Escuela de Cristo es un institución religiosa, que, erigida para sacerdotes seculares y para hombres seglares, tiene como finalidad «el aprovechamiento espiritual y aspirar en todo al cumplimiento de la voluntad de Dios, de sus preceptos y consejos, caminando a la perfección cada uno, según su estado, y las obligaciones de él, con enmienda de la vida, penitencia y contrición de los pecados, mortificación de los sentidos, pureza de conciencia, oración, frecuencia de los sacramentos, obras de caridad y otros ejercicios santos que en ella se enseñan y practican, con aprecio grande de lo eterno y desestimación de lo temporal». La Escuela de Cristo, por tanto, tiene como orientación primera, como su propio nombre indica, «aprender y cumplir los preceptos y consejos de Cristo, Nuestro Señor» y de ahí que se exija que, los discípulos de ésta sean «varones apartados de los vicios, engaños y vanidades del siglo, que traten de oración y recogimiento espiritual: devotos, piadosos, caritativos, modestos, sufridos y ejemplares».

Objetivo primero

La Escuela de Cristo tiene como objetivo primero «escalar la perfección» y renovar la vida cristiana con la práctica de las obras de misericordia. No es, pues, una Institución fundada para seglares con la finalidad de fomentar el culto público o privado, o la caridad entre o fuera de los hermanos. Lo fundamental en la Escuela de Cristo es la norma de vida fuera de la Escuela de manera que los ejercicios o encuentros semanales son los que ayudan a mantener el espíritu así que «las acciones y modo de vida de los hermanos fuera de la Escuela, debe proporcionarse a lo que se enseña y se ejercita dentro de ella» porque «la profesión y las obligaciones de discípulo de Cristo no permite acción ninguna, que sea ajena a este nombre».

Medios empleados

Los medios que emplea la Escuela de Cristo para alcanzar la perfección consisten en la vivencia interior de la fe como forma de vida espiritual y retirada que, llegado el momento, se manifestará en la vida diaria con toda sencillez y cuyo eje principal gira en torno a los ejercicios de mortificación y penitencia. De esta manera en las Constituciones se recogen algunos consejos prácticos para la vida espiritual:

«Los hermanos tendrán entre sí muy verdadera caridad.... cada mañana ordenarán y harán dirección de sus acciones, pensamientos y obras a la mayor gloria de Nuestro Señor.... asistirán y acompañarán al Santísimo Sacramento, estando descubierto o llevándose en procesión, o a los enfermos, advirtiendo cuán propio oficio es de discípulos de Cristo acompañarle y seguirle.... cada semana comulgarán a lo menos una vez.... visitarán a los pobres de¡ hospital, a lo menos un día, asistiendo los seglares a la hora de la comida, para servirlos en toda humildad y consolarlos corporal y espiritualmente.... cada año irán tres veces los hermanos sacerdotes y seglares a visitar a los pobres de las cárceles.... el traje y la compostura exterior no ha de desdecir del, Instituto..., la cordura y humildad de los hermanos estará muy lejos de discordias, diferencias y porfías.... excusen referir a los que no son de la Escuela los ejercicios y cosas particulares de ella porque lo que se obrase menos fervorosamente, no es de edificación al publicarlo y referir lo que se ejercita con devoción y fervor parecerá que es buscar aplauso ... ».

Escuela Madre

Con motivo de la celebración de] Tercer Centenario de la Escuela de Cristo de Madrid." a la que se considera Escuela Madre. y en presencia de todas las Escuelas hermanas reunidas con motivo de esta efeméride se acordó introducir unas mínimas modificaciones en las Constituciones, que regían el Instituto desde el año 1668, para adaptarlas «a las necesidades y circunstancias del momento presente». De esta manera. en plena efervescencia de la Acción Católica, se introduce una adición a los fines del Instituto que dice como sigue: "Las Escuelas de Cristo dichosas con su fin fundacional único, de promover la perfección cristiana entre sus miembros mediante una vida interior de oración, penitencia y actos de virtud, según el privativo estado de cada hermano; descosas no obstante, de colaborar en las actuales necesidades de la Iglesia y obedientes a las directrices emanadas del actual Vicario de Cristo y de sus inmediatos antecesores, que exigen una más ardiente entrega al sentido siempre activo y apostólico de la Iglesia, deciden solemne y unánimemente colaborar al mismo, sin dejar ni contrariar su fin institucional y razón de existencia canónica».

De esta manera se añade al fin fundacional, de búsqueda de la perfección, cierto matiz misionero y apostólico dejando la puerta abierta para nuevas modificaciones, si hubiere necesidad, pensando en las necesidades concretas de la Iglesia.



LA SANTA ESCUELA DE CRISTO: UN INTENTO DE DAR RESPUESTA A LAS ANSIAS ESPIRITUALES DEL HOMBRE DEL SIGLO XVII.

La primera Escuela de Cristo fundada en España, lo fue el 26 de febrero de 1653, en el Hospital de los ltalianos de Madrid, por el sacerdote Juan Bautista Feruza, administrador de dicho hospital y, pasado el tiempo obispo de Trivento en Nápoles. A él te considera la Escuela como fundador del Instituto.

El 16 de septiembre de aquel mismo año tuvo lugar la primera aprobación del Instituto y de sus Constituciones por el cardenal D. Baltasar de Moscoso y Sandoval, arzobispo de Toledo, e inmediatamente se constituyó la que ha venido en llamarse la Escuela « Madre », en ceremonia presidida por su fundador, P. Feruza. En esta misma sesión se eligió como primer Obediencia, que es el nombre que se da al que preside la Escuela, al obispo Juan de Palafox y Mendoza, titular de la sede de Osma. Las Escuelas han declarado a éste cofundador del Instituto.

La confirmación al más alto nivel vino de la pluma del Papa Alejandro VII con el documento de erección «Ad Pastoralis dignitatis fastigium», fechado en Roma el 10 de abril de 1665. Mas tarde Clemente IX volvió a confirmar dicha Institución con el documento pontificio «Sacrosanti Apostolatus Officium» de 12 de Julio de 1669. Este Papa conocía bien los objetivos y prácticas de la Escuela de Cristo de Madrid pues, anteriormente a su designación para ocupar la cátedra de Pedro, había estado de Nuncio de S.S. en España.

Aproximadamente después de treinta y un años de la fundación de la Escuela de Madrid, a través de la Escuela de Granada, llega a Tíjola la espiritualidad de las Escuelas de Cristo. Queda constancia escrita:

«Diose principio a esta Obra y Ejercicios de esta Santa Escuela de Cristo Nuestro Señor desde el día seis de abril de mil seiscientos ochenta y cuatro años; y se confirmó con las licencias de su señoría Ilma. el Sr. Obispo de Almería, a la sazón Fray Andrés de la Moneda, desde el día veinte de septiembre de dicho año con los hermanos fundadores que son los que abajo irán especificados habiendo hecho las diligencias que mandan nuestras sagradas Constituciones. Que dichos hermanos fundadores son los siguientes: El Hermano D. Manuel de Ortega, primer fundador, hijo de la Santa Escuela de Granada, ... »."

A continuación se siguen nombrando a los hermanos fundadores entre los que se cuentan cinco eclesiásticos y veintiún seglares, dando la fecha en que fue recibido cada uno en la Escuela y siguiendo diligencias separadas donde se estudia la idoneidad de cada uno por separado.

En el rnismo día en que se dan comienzo los Ejercicios de la Escuela, se levanta acta de la elección del primer Obediencia, servicio que ejerció el beneficiado don Damián de Rivelles, y del primer secretario, don Tomás Marín de Villodra. El acta levantada al efecto dice así:

« ... habiéndose fundado en esta Villa esta Santa Escuela de Cristo, nuestro bien, por don Manuel de Ortega, hermano de la Santa Escuela de la ciudad de Granada, fue electo por el susos dicho, como por los demás hermanos fundadores y por el Obediencia al licenciado don Damián de Rivelles beneficiado propio de dicha ViHa, habiendo precedido las ceremonias y autos que para dicha elección se acostumbra.... y asimismo fue nombrado por primer secretario de la Santa Escuela a D. Tomás Marín de Villodra, hermano que es en esta Villa por parecer y acuerdo de todos los hermanos ... ».

Primer Oratorio

El dieciocho de noviembre del mismo año, se concede licencia para que se proceda a la bendición del primer Oratorio con autorización expresa para poder celebrar la Eucaristía en sus recintos:

«Nos D. Fray Andrés de la Moneda, obispo de Almería, por la presente damos licencia a don Diego de Jibasa y Bocanegra, beneficiado y vicario de Serón... para que delegue en la persona que le pareciere para que bendiga el Santo Oratorio que la observante Escuela de Cristo, Nuestro Señor, tiene fabricada en la Villa de Tíjola para sus ejercicios y para que pueda dar licencia para que en ésta se celebre el Santísimo Sacrificio de la Misa»

La primera Junta de Ancianos y Diputados, que es el órgano consultivo y de dirección de la Escuela a la vez que encargado de hacer cumplir las Constituciones, tiene lugar el veinte de enero de 1696, casi dos años después de la fundación de la Escuela. Estuvo presidido por el Obediencia, don Damián de Rivelles, y se trató fundamentalmente de «la actitud de algunos hermanos que desdicen de discípulos de Nuestro Soberano Maestro de que siguen mal ejemplo ... » Se acuerda y se hace constar en actas que éstos sean reprendidos. Asimismo se determina que «ningún hermano de la Santa Escuela sea dado a votar, jurar y blasfemar el Santísimo Nombre de Dios en público ni secreto porque se le excluirá». También se habla en esta misma Acta de las faltas consentidas a los ejercicios de la Escuela y se acuerda que «las faltas a la Escuela por negligencia, más de tres continuadas, se procederá a votar su exclusión». Como dato curioso cabe reseñar que data de esta primera Junta de Ancianos la primera exclusión de la Escuela en la persona de Bartolomé Jurado al que «ha sido convencido con causas justas para excluirlo de la Santa Escuela; y habiéndole amonestado y corregido diferentes obediencias para que se enmendase y no lo hizo y conociendo la junta las causas que concurren y la poca esperanza de su enmienda todos dieron voto de exclusión y así se le notifica que no venga a la Escuela y que se borre su nombre del libro de los asientos de los hermanos».

De esta manera la Escuela de Cristo en Tíjola comienza su andadura en el intento sincero de dar respuesta a las ansias espirituales del hombre del siglo XVII y a las directrices emanadas del Concilio de Trento que se propuso la renovación espiritual de toda la Iglesia, clérigos y seglares.



CONSTITUCIONES DE 1668

Como ya se ha indicado anteriormente, las Escuelas de Cristo se rigen por las constituciones aprobadas en 1668 con algunas pequeñas adiciones llevadas a cabo el año de 1954. No obstante, hay que hacer notar que, por las mismas Constituciones, cada Escuela mantiene una estructura autónoma en orden a su propio gobierno aunque desde la fundación del Instituto se ha tendido a hermanarse con aquellas Escuelas que tienen unas mismas constituciones y ejercicios piadosos. Así el 22 de julio de 1695 se recibe en la Escuela de Tíjola la primera carta de hermandad remitida por la Escuela de Baza. Por citar algunas Escuelas hermanas de la de Tíjola y ciñéndonos sólo a la provincia de Almería, se pueden mencionar por orden de antigüedad las de Huércal-Overa, donde uno de sus hermanos Obediencia, el santo cura Valera, murió con fama de santidad; Vélez Rubio. Albox, Almería, Serón, Tahal. Purchena, Lúcar... Queda constancia de estos hermanamientos en los libros de actas conservados en el archivo de la Escuela de Tíjola

Necesidad de reunirse

Hasta el año de 1954 las Escuelas no vieron la necesidad de reunirse para plantearse los problemas que se iban presentando. Esto da idea del grado tan alto de autonomía de cada Escuela con sus pros, y contras, En esta primera Congregación General de las Santas Escuelas de Cristo, celebrada en Madrid, y en vista al fuerte descenso en el número de Escuelas, se plantean fundamentalmente la conservación del Instituto, pues en la primera relación de Escuelas de Cristo en España se alcanza la cifra de 390 y, en este momento se reúnen solamente once (Alcoy, Cascante, Castellón de la Plana, Dos Barrios, Madrid, Pamplona, Puebla de Don Fadrique, Sevilla, Tíjola, Uncastillo y Valencia) y se adhirieron hermanos de las Escuelas de Cristo que en ese tiempo estaban carentes de vida corporativa de las ciudades de Albaida, Arcos de la Frontera, Gandía, Gerona, Nava de] Rey, Onteniente y Sonseca".

No es de extrañar, por tanto, que en esta primera Congregación General se recoja en el punto quinto la necesidad de "iniciar una santa propaganda de los tesoros y ventajas espirituales que encierran las Escuelas de Cristo, cuya difusión y aumento se promoverá". Igualmente se siente la falta de sacerdotes que se dediquen al fomento de esta obra: "escasas y a veces faltas de hermanos sacerdotes las Escuelas de Cristo y siéndoles esenciales y necesarios para su funcionamiento y fines, se aprueban diversos medios para conseguirlos, con la ayuda del Sacerdote Eterno y Maestro Divino Jesús".

Una vez que hemos dejado claro la gran autonomía de cada Escuela de Cristo y cómo el gran descenso en el número de Escuelas les llevó a unirse para no desaparecer, vamos a pasar ahora a estudiar, brevemente, las competencias que conceden las Constituciones a los distintos servicios que ejercen los hermanos.

Hermano Obediencia

El hermano Obediencia es el que preside la Santa Escuela y su nombre se debe "porque aún en el nombre de su superior se tenga presente, cuán principalmente han de atender todos a perfeccionarse en esta virtud.... es propio de su oficio ejercitar esta virtud y enseñarla, dando especial ejemplo a todos." Es, por tanto, el hermano que preside todos los ejercicios y juntas y está a su cargo el gobierno, dirección, enseñanza y aprovechamiento de la Escuela. En esta tarea el hermano Obediencia se siente auxiliado por los Diputados, que deben ser cuatro, dos sacerdotes y dos seglares. Estos tienen obligación de asistir y votar en todas las juntas, ser consultores M Obediencia y examinar a los "que pretendieren ser recibidos en la Santa Escuela".

Junta de Ancianos

El libro de Actas, Juntas y Asientos está bajo la custodia del hermano Secretario. Este "ha de ser persona de mucha capacidad, modestia y ejemplo" y debe tener noticia "de la puntualidad o descuido de los hermanos y sepa por qué faltan". Para cuidar del buen orden interno del Oratorio nombran cuatro hermanos que reciben el nombre de Nuncios, dos eclesiásticos y dos seglares. Los primeros se encargan del Altar y el Oratorio, reparten las disciplinas y las cédulas de meditación. Unos y otros son celadores de los hermanos y deben dar cuenta al Obediencia si supieran alguna falta 1113Ve pública de algún hermano.

Todos los que ejercen algún servicio a los hermanos, más los miembros de la Escuela de mayor edad y aquellos hayan ejercido cargos en ésta hasta llegar al número de quince, forman la Junta de Ancianos que es el máximo órgano de gobierno colegiado y que debe reunirse, al menos, una vez al mes.

Podemos resumir, para concluir este apartado, que las Escuelas de Cristo tienen una estructura entre sí autónoma dependiendo para su buen funcionamiento y gobierno de un órgano colegial y democrático llamado Junta de Ancianos, compuesta por un número de hermanos no superior a los quince y donde están representados todos los que en la actualidad ejercen algún servicio en la Escuela (obediencia, nuncios, secretario ... ), los que en tiempos anteriores tuvieren estas responsabilidades y, si faltan hermanos para completar los quince, se nombran a aquellos de más edad y antigüedad.

Número de hermanos que integran las Escuelas de Cristo

En lo referente al número de hermanos, las Escuelas se inspiran en el relato evangélico del envío de los setenta y dos por Cristo para que fueran a predicar al mundo entero. Este número se compone, siempre que se pueda, por veinticuatro sacerdotes y cuarenta y ocho seglares.

Dado el número reducido de hermanos que según los estatutos podían participar en cada Escuela, en algunas ciudades, se daba el caso de encontrar más de una. La razón de este número reducido de hermanos se encuentra en el capítulo 11 de las Constituciones ya que "esta unión y caridad, y el modo de realizar los ejercicios y el cuidado del aprovechamiento de cada uno no permite que sea grande su número".

Gracias e Indulgencias

En el folio número 3 del Libro Primero de Actas y Asientos de la Escuela de Tijola se encuentra la "mernoria de las gracias e indulgencias que ganan los hermanos de la Santa Escuela de Cristo Nuestro Señor concedidas por nuestro muy santo padre Clemente IX". Vamos a entresacar las que consideramos de mayor interés

"Primeramente, concede S.S. indulgencia plenaria y remisión de todos sus pecados el día de la entrada de cualquier hermano, habiendo confesado y comulgado. Otra indulgencia plenaria ganan todos los hermanos que en el artículo de la muerte, habiendo confesado y coniulgado, invocasen el Dulcísimo Nombre de Jesús, y no pudiendo con la boca con el corazón y si no pudieran confesar estando verdaderamente contritos.

Igualmente concede S. S. a los hermanos que se juntaren en la capilla a las santas misas y otros oficios y ejercicios de devoción, por todas las veces y cuando recibieren pobres en su casa para hacerles bien y cuando pusieren paz entre enemigos o procuraren se pongan, cuando acompañaren entierros, ora sean hermanos u otros cualquiera difuntos o acompañaren procesiones públicas hechas con licencia del Ordinario y al Santísimo Sacramento cuando se lleve a los hermanos, y todas las veces que rezaren cinco Padrenuestros y cinco Avemarías por las ánimas de los hermanos difuntos, y a los que encaminaren a algún perdido pecador y lo redujeren al camino de la virtud y a los que enseñaren la doctrina cristiana o hicieren alguna obra de caridad, por cada vez que hicieren cualquier cosa de éstas, ganan sesenta días de perdón de las penas impuestas por los confesores".

En la relación de indulgencias concedidas por Clemente IX se termina afirmando que "todo esto es perpetuo" y añade un requisito para que hagan su efecto: "para ganar estas Indulgencias han de tener Bula de la Santa Cruzada".

La primera visita pastoral a la Escuela de Tíjola tuvo lugar el 21 de agosto de 1687, estando la sede episcopal de Almería vacante y por esta circunstancia fue el encargado de llevarla a cabo el deán de la S. I. Catedral, Rodrigo Marín, quien se interesó y pregunto "por el modo de los ejercicios y si los hermanos están dirigidos según la doctrina de la Santa Iglesia Católica, de los Santos Padres distinguiendo especialmente las tres vías, purgativa, lluminativa y unitiva y si existen en la Escuela o en poder de algunos hermanos libros, o escritos espirituales de los prohibidos por la Santa Inquisición, y fue respondido que no... Dio muchas gracias a los hermanos por el empleo de los santos ejercicios exhortándolos a la mutua caridad conformidad y perseverancia".

Media libra de cera

En acta levantada el 21 de enero de 1689 se recoge el compromiso de aportar cada hermano media libra de cera porque la decencia del Oratorio y ejercicios convenía que cada hermano de esta Santa Escuela tuviese obligación de dar cada año media libra de cera y habiéndose dado noticia de este decreto en Escuela plena consintieron todos los hermanos y se dieron por obligados con mucho gusto y fervor a esta carga de media libra de cera y nuestro hermano secretario tenga cuidado de recibir esta cera y entregar al hermano depositario para que se vaya gastando con su cuenta y razón según se acordo en la Junta de Ancianos".

Es notorio el empeño por lograr que los hermanos guarden en la calle un comportamiento digno de discípulos de Cristo. De ahí que varias veces se tomen medidas para evitar que los hermanos se dediquen a los juegos de naipes y bolas. Del acta fechada el 17 de abril de 1689 entresacamos los siguientes acuerdos:

"...nuestro hermano Obediencia propuso y dio cuenta a la Junta como nuestro hermano D. Miguel de Bermúdez, y el hermano Alfonso Martínez Jiménez y el hermano Salvador Pérez habían contravenido y obrado contra estos decretos sentándose a jugar juegos prohibidos como son de naipes y el hermano Salvador Pérez al juego de las bolas en la plaza pública y habiéndoseles corregido antes diferentes veces se llevó a la Junta... y se acordó se les diera por primera vez una penitencia y que en reincidiendo en adelante fueran excluidos de dicha Escuela y en comprobación de lo referido se le dio como penitencia al hermano don Miguel de Bermúdez el que barriese la Ermita de Ntra. Sra. del Socorro y que besase los pies a algunos hermanos y otros de fuera de la Escuela en la plaza pública ...."

Rivalidad entre pueblos

Por la cercanía geográfica y por los recelos que siempre han existido entre los pueblos vecinos, es curioso leer como se le niega el hermanamiento a la Escuela de la Villa de Serón argumentando que en ésta no se cumplen las Constituciones. " Se propuso por nuestro hermano Obediencia si convendría dar carta de hermandad a la Escuela de la Villa de Serón por haberlo pedido y habiendo oído el informe de nuestro hermano, don Juan Templado del modo que tenían de guardar las Constituciones y modos de ejercicios... y que el informe no corresponde al cumplimiento de las Constituciones y que no las guardan ni observan como conviene, se decretó que por ahora no se les conceda la hermandad y que sólo se les responda con humildad y atención dándoles esperanzas de que se les dará otra hermandad cuando Dios Nuestro Señor fuera servido de ello..." Este documento está fechado en Tíjola el día 13 de mayo de 1691.

Prohibida la entrada a mujeres

Por último, en este capítulo de curiosidades, referiremos los problemas suscitados por la entrada de mujeres en el Oratorio de la Santa Escuela. Los primeros problemas surgieron por la entrada en el Oratorio de mujeres el día de] Corpus "...y asimismo se determinó que por modo ninguno el día del Señor del año que viene de mil setecientos veinte y seis que no dejen entrar adentro a mujeres ningunas por graves inconvenientes que se han experimentado..." El 15 de junio de 1727 se insiste en la Junta de Ancianos sobre el tema y "...asimismo se acordó que de aquí en adelante por modo ninguno se consienta que en días de comunión ni menos en el día del Corpus que los porteros lo consientan, porque serán mortificados, que ninguna mujer entre y que si en adelante llegan a entender esta Santa Escuela algún hermano aunque sea el Obediencia, y dé permiso para que entre alguna sin más Junta que lo determinado por este auto se castigue al culpado y quede privado por tres meses de entrar a este Santo Oratorio".



ORIGEN Y RAÍCES HISTÓRICAS DE LA ESPIRITUALIDAD DE LAS ESCUELAS DE CRISTO

El espíritu imbuido por Juan Bautista Feruza al Instituto de las Escuelas de Cristo fue el de los Oratorianos. El Oratorio tiene su origen hacia el año de 1494 y extiende al mundo entero desde Vicenza. De este espíritu y en una época marcada por la reforma protestante y la contrarreforma católica participa el gran impulso de los Oratorios y a quien se le venera como fundador, el presbítero Felipe Neri.

El Oratorio nace como una institución de clérigos que, sin ser propiamente congregación religiosa, constituye un camino para vivir los estados de perfección y trabajar asimismo con gran intensidad y eficacia en la renovación católica. Tenían la forma de vida común y de apostolado, practicado por sacerdotes seculares unidos en tomo a su fundador y entre sí por la caridad sin votos ni promesas. Se procuraba alcanzar la perfección y renovar la vida cristiana del pueblo con la práctica de las obras de misericordia, la predicación, la música sagrada, etc. No se pensó nunca en una religión centralizada y, si este modo de vida era imitado en otros lugares, las fundaciones tendrán que ser autónomas sin ninguna dependencia jurídica de Roma u otros lugares.

Curiosaniente el Oratorio, aunque anterior en el tiempo, llegó a España después de estar fundada la primera Escuela de Cristo. La primera casa Oratoriana fundada en España fue la de Valencia en 1645 y, quizás, la más conocida por los hechos que ocurrirían en sus recintos, será la de Cádiz, fundada por el P. Liñán en 1671. En el templo que había pertenecido a esta última congregación, hoy extinguida, se reunieron las célebres Cortes de Cádiz.

Felipe Neri, Padre de las Escuelas de Cristo

Felipe Neri nació el 21 de junio de 1515, el mismo año que la gran santa reformadora española, Teresa de Jesús. Desde temprana edad descubrió su vocación a la vida religiosa en contra del parecer de su familia. Así, sin previo aviso a la familia, se marchó a Ronia pues se encontraba bajo la custodia de un tio suyo en las cercanías de Montecasino, y comenzó los estudios de filosofía en la Sapienza y de teología en los agustinos. Al mismo tiempo que estudia, se dedica a realizar obras de apostolado. Unas veces lo encontramos en la célebre cofradía del Oratorio del Divino Amor, esforzándose en restablecer las visitas a los hospitales.

Años después se une a una pequeña asociación con el nombre de "LaSanta Trinidad de los Peregrinos" para atender a aquellos que se encontraban en necesidad. En 1551 es ordenado sacerdote, viviendo a partir de esa fecha en la iglesia de San Jerónimo de la Caridad. Sus ideas son pronto tachadas de escandalosamente avanzadas puesto que recomienda a los sacerdotes, que celebren misa todos los días y a los fieles que cornulguen frecuentemente. A consecuencia de estas opiniones recibe muchos sinsabores, incluso llegando, algún día, a impedirle que celebrara la misa. Esta situación dura llasta que es nombrado rector de la Iglesia, Bonsignore Sassiaguerra, el cual siendo partidario de sus ideas avanzadas trasforma aquella naciente comunidad de sacerdotes en un prinier esquema de lo que habría de ser pasados los años el Oratorio. A los dos amigos se les une Turugi, senador de Rorna y más tarde arzobispo de Avignon y, poco más tarde, Baronio, que llegaría a ser cardenal y ocupará cargos de influencia en la Curia romana.

No faltaron dificultades a su actividad. En los tiempos duros del Papa Paulo IV, la Inquisición le llamó para que declarara acerca del sentido que pretendía dar a su acción caritativa y pastoral. Durante el Pontificado de Pio V se le prohibió organizar procesiones y se le sometió a tina estrecha vigilancia en cuanto atañía a su predicación. El 15 de julio de 1575 casi de forma inesperada, una Bula pontificia instituye una congregación de sacerdotes con el nombre de Oratorio y se les encomienda a su custodia la iglesia de Vallicella. Pocos fundadores habrá habido en la historia que se hayan negado tan obstinadamente a serio.

Además de esta comunidad sacerdotal desarrollada por Felipe Neri para santificar a los sacerdotes, reunió en su tomo a mucha gente en una Hermandad destinada a cuidar de los peregrinos pobres que llegaban a Roma y que él atendía para administrarles los sacrarnentos y edificarles con charlas piadosas. En el año jubilar de 1550 la Hermandad tuvo mucho trabajo en la acogida de peregrinos y, al mismo tiempo, le dio fama por el mundo entero. Los comienzos fueron bien modestos reuniéndose en sus mismos aposentos y, una vez que quedaron pequeños para acoger a tanta gente, pasaron al Oratorio que era el lugar dedicado a la oración y que daría más tarde, nombre al lugar donde se reunían sus seguidores y por el que serían conocidos por todo el mundo. Las reuniones tenían un carácter marcadamente festivo mezclando entre las lecturas y la oración canciones compuestas a varias voces. Este género de música sacra vino con el tiempo a denominarse Oratorios, siendo algunos de gran categoría musical y destacando autores como el célebre Palestrina. "'

Nunca aceptó Felipe Neri dignidades eclesiásticas. Devolvió rápidanlente el capelo cardenalicio que le enviara el Papa Gregorio XIII. Al final aceptó ser párroco construyendo lo que hoy es la Chiesa Nuova en Roma.

Felipe Neri se inspira en el modelo de la Iglesia primitiva

En síntesis podríamos decir que para Felipe Neri fue el modelo de la Iglesia primitiva la que estaba en su mente cuando daba forma a su comunidad. Esta nunca pretendió ser una orden en sentido jurídico ni los sacerdotes se ligaban a ella por votos sino que el amor debía ser el único vínculo, cuyos miembros, como los cristianos de la Iglesia primitiva, debían contribuir con sus bienes a la vida común. En la Bula "Christi fidelium" de veinte y cuatro de febrero de 1612, el Papa anima a los seguidores del Oratorio a seguir en el carnino emprendido y marca cuales son las líneas maestras de esta comunidad: seguir en el camino de perfección emprendido y renovar la vida del pueblo cristiano con la práctica de las obras de misericordia, la predicación y la música sagrada.

Las principales líneas de espiritualidad del Oratorio giraban en torno a la piedad mariana, ejercicios semanales con especial mención de la muerte, interiorización y devoción a la Eucaristía.

Bajo el aspecto disciplinar el concilio de Trento dio un impulso vigoroso a la vida religiosa de la Iglesia. Omito conscientemente todos los datos históricos acerca de la situación política y social del momento por ser ampliamente conocidos y porque ocuparían demasiado espacio para lo que se pretende con este ponencia.

En efecto, la Iglesia llega a la convicción en esta época de que su misión esencial es la salvación de las almas y no el incremento de las artes o de los valores humanos y mucho menos el bienestar económico de algunos privilegiados.

La situación del clero, con anterioridad al Concilio, alcanzaba cotas que hoy con nuestros esquemas se nos hace difícil imaginar. Una de las causas que más contribuían a ello, era el hecho de que muchos hijos de la nobleza, sobre todo segundones, eran destinados para ocupar cargos de las dignidades religiosas sin vocación. Estos eran los que ocupaban los cabildos, obispados y otras prebendas. Es, en cierta manera, lógico el hecho de que los obispos vivieran como la nobleza a cuya clase pertenecían y que detentaran poderes civiles y compartieran, igualmente con ellos, el gusto por las fiestas, cacerías, inmoralidad y el celibato sólo en los papeles.

El Tridentino intenta dar el vuelco a esta situación tratando de restituir al oficio sagrado su importancia y dignidad. De esta manera el derecho de percibir cierta renta pasa a ser una consecuencia del todo secundaria de la cura pastoral, se obliga a los pastores a residir en sus diócesis y parroquias, se prohibe acumular beneficios eclesiásticos, se prescribe la fundación de un seminario en cada diócesis y se ponen los medios para que puedan acecder al sacerdocio también los pobres.

Mientras esto ocurría en el clero alto, la ignorancia y la incultura a todos los niveles, se cebaba en el clero bajo como fruto del, descuido de sus legítimos responsables. Sin la instrucción necesaria se veían incapaces de instruir a su vez a los demás por lo que se originó en el pueblo una ignorancia extrema de las cosas religiosas y el descuido más completo de las prácticas y obligaciones religiosas. Como moneda corriente circulaba en los ambientes clericales la simonía y el concubinato y de igual manera proliferaron por todas partes, los clérigos altaristas que viven pegados al altar que les da su sustento sin más preocupaciones.

Se puede decir que, también en la vida religiosa en comunidad, existe bastante relajación contribuyendo en gran medida las muchas riquezas de los monasterios y la plaga de abades nobles, que recibían la dignidad eclesiástica por herencia y, por consiguiente, ni residían en sus monasterios ni daban buen ejemplo con su conducta.

Ante estas situaciones, el pueblo vive en las mayores de las inseguridades frente a los numerosos cambios sociales, guerras endémicas, saqueos de monasterios, etcétera. Todo es miedo, suspicacia y servilismo fornentado por la predicación catastrofista que insiste en la presentación de Cristo como juez y dando una importancia, casi morbosa, al tema del pecado, la mortificación, la muerte...

Con estos breves retazos históricos queda más que suficientemente justificada la urgente necesidad de reforma dentro de la Iglesia. Felipe Neri, captando el ambiente en que se vivía, trató de dar una respuesta que hiciera salir a la Iglesia del estado de postración en el que se encontraba.



PRINCIPALES LINEAS DE ESPIRITUALIDAD Y APOSTOLADO EN LAS ESCUELAS DE CRISTO

Es importante reconocer que los datos externos son, con rnucha frecuencia, manifestación de una forma de ser íntima y de una filosofía interna. De este modo creo que ayuda a comprender los puntos fundamentales de la espiritualidad de las Escuelas de Cristo. descubrir, ayudados de las Constituciones, la disposición del Oratorio. En ésta se recoge de manera gráfica la espiritualidad que subyace en esta Institución. Así, en el capítulo VII, se lee: "En el altar del Oratorio estará un santo Cristo y una imagen de Nuestra Señora, con adorno decente, limpio y modesto sin curiosidades ni riquezas y sobre el asiento del obediencia la de San Felipe Neri, nuestro padre. Se pondrá al pie del altar dos calaveras y huesos de muertos, y dos manojos de disciplinas. Al pie de la sala de frente del altar, un banquillo bajo en que se sienta el Obediencia, y delante una mesa pequeña y baja con una calavera, las Constituciones, las cédulas de la meditación, una pila de agua bendita con hisopo, un reloj y una campanilla. En medio de la pieza, un banquillo bajo al lado del Evangelio para el ejercitante, y dos enfrente para los ejercitados. Arrimados a las paredes, bancos rasos y bajos para los hermanos. Las ventanas y puertas cerradas, con sólo la luz de las velas, por lo que ayuda al recogindento..."

Del estudio detenido del párrafo anterior, se puede colegir que, aparte el camino de perfección emprendido a inutación de Cristo y que ha sido tratado anteriormente, las principales líneas de espiritualidad de la Escuela giran en tomo a la piedad mariana, los ejercicios semanales con una especial mención de la muerte, la interiorización, la devoción a la Eucaristía. En este contexto, y teniendo siempre presente sus orígenes, tienen como proyección apostólica de su espiritualidad, la caridad y la atención de los hermanos enfermos y el ofrecer oraciones y sufragios por los hermanos difuntos.

Piedad mariana

Las Constituciones hablan que el hermano " ha de profesar ternísima devoción a María Santísima, Madre y Señora nuestra, amorosísima esclavitud y filiación humildísima suya... A su religiosísimo culto, a su veneración sagrada, a su continua invocación, a su protección y amparo han de vivir siempre atentos, siempre prontos, siempre vigilantes, como hilos rendidos como amorosos esclavos; con segura confianza de alcanzar únicamente por su mano las gracias, favores y misericordias del Señor.

Y en el punto doce de la ya mencionada I Congregación General de las Escuelas se comprometen una vez más con juramento, a proclamar y defender la Inmaculada Concepción de María, como ya lo hicieron los primeros fundadores en 1653 y, además jurar, también, y hacer voto solemne de defensa del dogma de la Asunción Corporal de la Virgen a los Cielos y de fe en el Misterio de su Mediación Universal en la dispensación de todas las gracias".

Los Ejercicios semanales y memoria de la muerte

Todas las semanas, al comienzo fueron los jueves, pero más tarde se han ido adaptando y eligiendo el día según convenía, se reúnen los hermanos para los ejercicios en los que se sigue un ritual ya previsto de antemano.

Destaca entre los actos que se realizan, aquellos que hacen memoria de la muerte. El discípulo de la Escuela de Cristo debe estar siempre preparado para cuando venga su Señor, "trayendo siempre delante de los ojos la muerte y la estrecha cuenta que nos ha de pedir, cuya memoria es bastante para enmendar la vida". A tal efecto se ordena que cada cuatro meses y empezando por los de mayor antigüedad, se haga confesión general y testamento "como lo habrían de hacer si se hallasen cercanos a la muerte". "Todos los días tendrán oración y meditación sobre la muerte. Al fin de los cuatro meses, se juntarán todos los hermanos en el Oratorio y se celebrará misa de Réquiem por nuestros hermanos difuntos y comulgarán los hermanos por la misma intención. En la acción de gracias se hará una breve y fervorosa plática, representando la brevedad de la vida, la incertidumbre de la hora de la muerte, sus agonías, congojas y peligros; los asombros del juicio y de la cuenta, como más pueda mover a que vivamos temerosos de aquel terribilísimo y peligroso trance de que depende la eterna salvación o la eterna condenación".

Devoción a la Eucaristía

En muchos lugares y de diversas maneras se insiste en la necesidad de recibir a Jesús en la Eucaristía de modo frecuente. Para estimular esta devoción se ordena en la Escuela que se hagan días de Comunión General seguramente pensando que realizar las cosas en común servía de estímulo para todos. Este día los hermanos, colocados en dos hileras se ejercitaban en la humildad pidiéndole perdón a sus hermanos con la fórmula: "Si en algo he ofendido a mis hermanos, ruego me perdonen que yo hago lo mismo".

Era costumbre, como ya se ha mencionado en el apartado de las Indulgencias, acompañar al Señor cuando era llevado como Viático a los impedidos y enfermos. El día del Corpus es costumbre tener la Escuela con la exposición de Jesús sacramentado.

De la Caridad que se ha de tener con los hermanos enfermos.

"Luego que enfermare algún hermano, lo hará saber al Obediencia y siendo grave la enfermedad, le asistirán frecuentemente los señalados para visitar a los enfermos... cuiden que con tiempo reciban los sacramentos y llegado a peligro próximo a morir, nombrará más hermanos que le acompañen en sus últimos momentos y, también, se descubrirá el Santísimo y asistirán los hermanos que puedan para pedir al Señor la salvación de aquel hermano, con ansias y gemidos interiores... pues en breve se ha de ver ante el Tribunal de Dios, a darle cuenta del más ligero pensamiento de la vida, y oir la sentencia de su eterna condenación".

De la Caridad que se ha de tener con los hermanos difuntos

"Luego que fuere servido Nuestro Señor de llevar algún hermano nuestro lo hará saber el Obediencia a todos los de la Escuela, para que, sin pérdida de tiempo, le ayuden con misas, indulgencias, limosnas, mortificaciones... Todos los hermanos acompañarán el cuerpo, y asistirán al oficio de su entierro, habrá fuego comunión general en el Oratorio y dirá Misa de Réquiem el Obediencia por él para procurar la salvación de su alma".



IMPORTANCIA Y URGENCIA DE UNA PUESTA AL DIA DE LA SANTA ESCUELA DE CRISTO CONFORME AL ESPIRITU DEL CONCILIO VATICANO II

En prinier lugar, licinos de tener presente que las Instituciones nacen en un determi nado momento histórico tratando de dar respuesta a los interrogantes y manera de vivir de dicho momento. El Instituto de las Escuelas de Cristo ve la luz en un momento histórico de euforia en la Iglesia pues se vive en una situación de reforma y renovación marcada por el Concilio de Trento. La espiritualidad de aquel tiempo, a grandes rasgos, podemos decir que estaba marcada por el deseo de llegar a la perfección, y por eso se imitan las estructuras, de los religiosos y aumentan sus vocaciones como único camino de santidad, y, en segundo lugar, por una piedad individualista que busca con verdaderas ansias la salvación a través de la mortificación y el sacrificio.

No se puede ocultar que las situaciones históricas han sufrido grandes cambios. Del mismo modo hemos de saber que las instituciones no tienen que ser eternas ya que las causas que les dieron razón de ser, pueden extinguirse y ciertamente que inuchas veces es niejor carnino que ver como languidecen lentamente en el anacronismo y la apatía generalizadas. No obstante queda una única vía de solución: entrar en diálogo con el mundo que les rodea y abrir un proceso de puesta al día guiadas por las nuevas orientaciones de la Iglesia formuladas de manera especial en el Concilio Vaticano II.

Con la lectura de estas líneas quiero que tomen conciencia de la necesaria renovación y puesta al día de las Escuelas de Cristo. Esta renovación consistiría en seguir el proceso abierto en la Primera Congregación General de las Escuelas de Cristo en Madrid, donde empujados por el gran número de Escuelas que se ven obligadas a dejar de realizar los Ejercicios porque no encuentra personas dispuestas a ello y, también, influenciados por la labor de la Acción Católica, se ven estimuladas a añadir una adición importante a los fines del Instituto donde se recuerda la necesidad de todo cristiano de realizar algún tipo de apostolado a la vez que brindan su vocación específica a los militantes para moldear sus espíritus. Se ofrecen a la Acción Católica, tan elogiada por los Papas y tan necesaria a la Iglesia en los momentos actuales, según la mente de los mismos, para moldear y acrisolar los espíritus de los futuros hombres de acción, si ingresan como discípulos de las Santas Escuelas de Cristo, y a su vez a todos cuantos a ellas pertenezcan les recuerdan la obligación de practicar alguna clase de apostolado al menos el de la oración y el ejemplo.

En este camino de renovación hemos de escuchar la voz autorizada del Vaticano II que nos recuerda que «las Asociaciones no son fin en si mismas sino que deben de servir a la misión que la Iglesia tiene que realizar en el mundo; su eficacia apostólica depende de la conformidad con los fines de la Iglesia y del testimonio cristiano y espíritu evangélico de cada uno de los miembros y de toda la Asociación»



PISTAS PARA UNA PUESTA AL DÍA DE LAS ESCUELAS

1 . La primera pista consistiría en asumir que, la fidelidad a la tradición, no sólo consiste en repetir los mismos gestos y palabras que usaron nuestros antepasados sino que, fundamentalmente, consiste esta fidelidad en tener las inisnias motivacioner y sentimientos que ellos. Felipe Neri fue un renovador, no hay que perder de vista que hasta le persiguió la Inquisición, que intentó dar vida y contribuir a la santificación de la Iglesia de una determinada manera. Si hoy queremos ser fieles al espíritu de las Escuelas nos tendremos que preguntar: ¿Cómo vamos a contribuir nosotros a la santificación de todo el Pueblo de Dios? ¿Cómo y con qué medios vamos a llegar al hombre de hoy y sus interrogantes? ¿Córno actuaría Felipe Neri, y tantos hombres ilustres pertenecientes a esta Institución, si vivieran en nuestros días?

2. Como actitud evangélica no debenios estar nunca cerrados a la renovación pues estaríamos cerrados a la vida. Igualmente hemos de asumir que para crecer hemos de abrirnos a las nuevas realidades del mundo y de la Iglesia de lo contrario, se crearía un grupo cerrado condenado, ante o después, a extinguirse.

3. El camino de renovación pasa por una vuelta al Evangelio y la escucha del Magisterio de la Iglesia. En la mente de Felipe Neri y en las Constituciones de las Escuelas está presente el esquema de la comunidad primitiva, comunidad de v ida, oración, compartir y acción apostólica. Comunidad donde existe la igualdad y donde todos somos responsables. Nos hemos de cuestionar: ¿Córno hemos de leer estos datos del Evangelio recogidos en las Constituciones de las Escuelas, desde el hombre de hoy y desde las nuevas perspectivas de la Iglesia?

4. Potenciar la estructura comunitaria de las Escuelas procurando que las relaciones entre sus miembros sean de igual a igual, aunque se desempeñen funciones y servicios diferentes, favoreciendo la libertad personal, la corresponsabilidad, la participación en las decisiones, el respecto a las decisiones acordadas en la Asamblea de la Escuela.

Potenciar todo lo que suponga participación de los hermanos procurando, como se recoge en las Constituciones, que las funciones de liderazgo circulen de unos hermanos a otros de manera que, siendo necesarias diversas funciones, las realicen rotando con la participación de muchos hermanos.

Potenciar el nuevo estilo de considerar en la actualidad la obediencia y la humildad de manera que, sea corresponsahilidad y, al mismo tiempo, compromiso serio con los acuerdos y estilo de vida que presenta la Escuela como manera, entre las muchas posibles, de seguir a Jesús.

En resumen, potenciar todo lo que suponga crear una estructura comunitaria donde se favorezca el diálogo, la amistad, comunión de bienes, la comunión interpersonal, la comunión en la acción, la formación y otros aspectos en consonancia con las enseñanzas de la Iglesia.

5. Las Escuelas de Cristo pueden aportar el valor de la oración comunitaria a nuestro mundo y a toda la Iglesia. Las Escuelas deben convertirse en "Escuelas de Oración". Oración centrada en la Palabra de Dios que no suponga un escapismo del mundo, sino, al contrario un descubrimiento de las realidades de los hombres con la visión y juicio que emitiría el mismo Jesús.

6. Las Escuelas de Cristo tienen que seguir profundizando y actualizando las devociones a la Santísima Eucaristía y a la Virgen María, tal como la Iglesia y la reflexión teológica nos orientan.

7. Igualmente hay que redescubrir el valor y significado actual de los actos penitenciales. En nuestro días no se puede separar la fe y la vida diaria y quizás la mayor penitencia consista en ser fieles a los compromisos que descubrimos a través de nuestro mundo y a los que estamos llamados a dar una respuesta.

8. También se podía estudiar la proyección apostólica de las Escuelas en el marco de los ministerios de la Iglesia. Las visitas a los enfermos se podría enriquecer y potenciar al igual que la preocupación por los más necesitados, la formación de animadores litúrgicos, participación Consejos de Pastoral y Economía parroquial, etc.



TOMA DE CONCIENCIA

En definitiva, hemos de tomar conciencia de que esta riqueza, recibida por tradición, no se puede perder pero es necesario hacer un gran esfuerzo de puesta al día y actualización. Nuestra tarea, en líneas generales, no será ni más ni menos que hacer lo que haría en nuestros días Felipe Neri. No hemos de temer porque Dios cuida de los suyos y porque Él guía siempre a su pueblo con cariño.

Ponemos nuestras vidas en manos de Dios para que en todo y siempre se haga su Voluntad. Que El oriente nuestros pasos para que seamos fieles a lo que el mundo de hoy necesita y espera.



EPÍLOGO

Al final de esta larga ponencia invoco la bendición de la Trinidad Santa para que nuestra Ciudad y sus hijos seannos sicnipre fieles reflejos del Amor y la Caridad de la vida divina.

Acudo con fervor a Santa María, a la que llamamos e invocamos como "Virgen del Socorro", y te pido nos acoja a todos los hijos de Tíjola bajo su maternal amparo y "nos enseñe a Jesús, fruto bendito de su vientre".

Pido a San Sebastián, nuestro santo patrón, y a San Felipe Neri, patrón de la Santa Escuela de Cristo, que nunca se cansen de interceder por nosotros ante Dios.

A todos. gracias. ¡Que os aproveche!