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MORISCOS Y NUEVA POBLACION. ¿RUPTURA O CONTINUIDAD?


PILAR ACOSTA MARTÍNEZ
Catedrático de Prehistoria
Universidad de Sevilla

1as Jornadas de Historia Local TÍJOLA
Agosto 1993

Excmo. Ayuntamiento de TÍJOLA

    Por circunstancias imprevisibles y ajenas a nuestra voluntad, no se ha podido publicar la conferencia de la Doctora en Prehistoria: Pilar Acosta Martínez. Sin embargo, este vacío se intentará suplir con los siguientes apartados:

    1.- Breve reseña sobre la conferencia.

    2.- Una bibliografía en relación al tema con la que esperamos abrir una puerta a los interesados en la cuestión.

    BREVE RESEÑA SOBRE LA CONFERENCIA

    Dignísimas autoridades, señoras y señores:

    Debo agradecer a D. Julio Guiard Ruiz las calurosas e inmerecidas palabras con que me ha presentado y, por otra parte, a D. Juan Jiménez Salas, organizador y alma de este ciclo cultural de conferencias sobre la historia de nuestro pueblo de Tíjola.

    El tema de esta conferencia, que pretendo desarrollar es "MORISCOS Y NUEVA POBLACION: ¿ RUPTURA O CONTINUIDAD?". Considero que el tema es sumamente arriesgado, puesto que está ligado a las interpretaciones que queramos darle, siendo así que las interpretaciones suelen ser siempre subjetivas. Y, por otra parte, la documentación contrastada de que disponemos es insuficiente, de tal manera, que surgen esenciales interrogantes.

    Mis investigaciones sobre este tema fueron escuetas, habiéndole dedicado un estudio en mi memoria de Licenciatura en la Universidad de Granada. Lamentablemente, ante otra línea de investigación, totalmente diferente relacionada con la prehistoria de la Península Ibérica, sobre la que trató mi Tesis Doctoral, me vi obligada a abandonar estos estudios históricos, que, no obstante, siguen interesándome profundamente.

    Para cualquier investigación de un hecho histórico, es necesario disponer de una base documental rigurosa, y para el aspecto histórico que nos ocupa, que es la nueva gente que repuebla los distintos lugares, villas y ciudades de lo que se llamaron "Alpujarras, Sierras y Marinas", dentro de las que se integra el Valle del Río Almanzora, disponemos fundamentalmente de algunos Libros de Apeos, Repartimientos y Asentamientos, y por otra parte, de la documentación que nos legaron los Delegados de la Corona en sus visitas para vigilar el recto proceder de la nueva población, aparte de las Crónicas.

    Lamentablemente, gran parte de la documentación necesaria para una correcta y completa investigación histórica de nuestra Comarca del Almanzora, se ha perdido en algunos pueblos, lo cual significa que no podemos disponer de la suficiente información, por estar notablemente fraccionada. Por ejemplo, en el Archivo Provincial de Granada no está documentada suficientemente Tíjola, pero afortunadamente, disponemos del Libro de Apeos conservado actualmente en nuestro Ayuntamiento.

    Posteriormente, en el Siglo XVIII, se rehace el Censo con el llamado "Catastro de Ensenada", igualmente conservado en Tíjola, de gran utilidad para contrastar aspectos registrados también en los Libros de Apeos. Entre las fechas de redacción de estos dos documentos, el Libro de Apeos de 1.572, y el Catastro de Ensenada de 1.752, quedan lagunas informativas que es necesario rellenar con documentación histórica de carácter mas general. En resumen, disponemos de una documentación de Tíjola, desde fines del Siglo XV (1.492), al Siglo XVIII (1.752), ciertamente descompensada y no suficientemente explotada históricamente.

    La historia, tal y como ahora la concebimos, se nos presenta como una disciplina extraordinariamente compleja de tal manera que cualquier investigación de este tipo necesita de un equipo multidisciplinar, en perfecta coordinación entre sí, a fin de que los resultados sean mas positivos.

    Detrás de la documentación sobre repartimientos y de las estructuras socioeconómicas que encierran sobre moriscos y nuevos pobladores, es necesario desentrañar, penetrar e interpretar los múltiples aspectos que subyacen, como pueden ser de tipo religioso, lingüístico, usos, costumbres, etc., complicándose el problema, si los tratamos singularmente en pequeñas zonas, para llegar a unas conclusiones de tipo general sobre toda la Comarca a estudiar. Un ejemplo laudable en esta dirección lo representa el grupo de Albox, con su recordado y benemérito trabajo, publicado en su interesante revista "Roel". Si este ejemplo cundiera en el Alto, Medio y Bajo Almanzora, el conocimiento de la historia de nuestra Comarca, daría un paso gigante. Pero sería conveniente, primeramente, dar alguna explicación sobre la principal base documental de nuestra historia local del Siglo XVI.

    Los libros de Apeos y Repartimientos se redactan para el registro de los nuevos pobladores, indicando su procedencia y para el reconocimiento del linde, señalización e indicación de las antiguas posesiones de los moriscos, cuyos nombres conocemos, otorgadas a los nuevos pobladores. Desgraciada o afortunadamente, según como se mire, estos moriscos fueron deportados en masa a otras comarcas tras su fallida rebelión iniciada en 1.568. Con estos datos, se pueden reconstruir, en parte, muchos aspectos de los últimos años de la Tíjola morisca.

    Esta operación de traslado de población, estaba en función de las circunstancias políticas entonces reinantes, y por supuesto, la historia de nuestro siglo XV y XVI, hay que juzgarla comprendiéndola en ese justo momento, con sus peculiares normas consuetudinarias, de lo contrario, nos expondríamos si no nos introducimos en esa mentalidad, a distorsionar la historia.

    Ante todo, sería conveniente conocer históricamente la situación de Tíjola, tras la capitulación del Alto Almanzora ante los Reyes Católicos. Tíjola capitula en Baza el 7 de Diciembre de 1.489 en nombre y por la persona de Aben-Fahar, a la sazón Alcaide de Purchena, cabeza del Alto Almanzora, estipulándose unas capitulaciones verdaderamente laudables en lo referente a tolerancia, convivencia y aceptación de la situación por ambas partes, con profundo respeto a la religión, lengua, propiedades, usos y costumbres de los musulmanes, que optando por no dirigirse al norte de Africa, y por permanecer en sus lugares, pasaban a integrarse en la Corona de Castilla.

    Como reconocimiento a su ayuda en la toma de Baza, los Reyes Católicos, otorgan el 20 de Junio de 1.492, Tíjola y Serón, en Señorío a D. Diego López Pacheco, Marqués de Villena, y Duque de Escalona. Sin embargo, era un hecho común y frecuente que las capitulaciones fueran perdiendo paulatinamente el sentido y vigor primigenio y dejaran de respetarse, prohibiéndose poco a poco la lengua, vestimenta, religión y otros usos, como sucedió en el Reino de Granada de 1.492. El problema de la desnaturalización de las Capitulaciones empieza sensiblemente en el momento de su implantación, agudizándose progresivamente con el tiempo hasta 1.568, fecha de la sublevación de los moriscos, aunque probablemente, los que permanecieron en comarcas próximas o lejanas perdieron definitivamente el sentido de su identidad, diluidos en la sociedad española del Siglo XVIII.

    Los moriscos, indudablemente, representaban una grave problemática para la Corona de España, en manos entonces de Felipe 11, problemática de diversa índole. Por una parte en una sociedad eminentemente cristiana, descollaba el problema de la unidad religiosa, sin olvidar que eran los tiempos álgidos de La Inquisición. Un segundo problema aún mas acuciante era la Unidad política y la gobernabilidad de una Nación, cuyos Reinos habían sido unificados, y este problema radicaba en los constantes y fuertes contactos que los Moriscos sostenían con elementos alóctonos, no solo musulmanes del Mediterráneo como los turcos, estrechamente relacionados con sociedades no solo berberiscas norteafricanas, sino también cristianas, habiendo hecho acto de presencia en ciertos puntos de la costa y del interior, como en el Castillo de Tíjola, donde se refugiaron en alto número junto con moriscos de la Comarca. La cristiana Francia de Francisco I mantenía buen entendimiento con los turcos y no siempre bueno con la Corona de España. Los problemas de tipo religioso no dejaban de afectar a otro aspecto como el de la política exterior, la seguridad, lo legislativo, social, económico, etc.

    La presencia morisca en España significaba un notable peligro político, confundido a veces con el religioso por algunos investigadores, en este sentido, resulta expresivo un pequeño texto del cronista Mármol de Carvajal, quien comenta que "... los Católicos Reyes les fueron regalando con nuevas mercedes y favores... Más luego se entendió lo poco que aprovechaban estas buenas obras para hacerles que dejasen de ser moros, porque, si decían que eran cristianos, veíase que tenían más atención a los ritos y ceremonias de la secta de Mahoma, que a los preceptos de la Iglesia Católica... Y de secreto se doctrinaban y enseñaban unos a otros en ritos y ceremonias de la secta de Mahoma. Esta mancha fue general en la gente común. Los demás aunque no eran moros declarados en el aspecto religioso, eran herejes secretos, acogiendo a los turcos y moros berberiscos en sus alquerías y casas, y ahí está el peligro de las Marinas, de donde pasaban a las Alpujarras y Sierras. Dábanle avisos para que matasen, robasen y cautivasen cristianos, y aún ellos mismos cautivaban y vendían."

    Esta actitud levantisca de los moriscos propició la contundente respuesta de la Corona, poniendo definitivamente en manos de D. Juan de Austria, la solución del problema militarmente.

    La rebelión de los moriscos había estallado en 1.568 en las llamadas "Alpujarras, Sierras y Marinas", adhiriéndose los del Valle del Almanzora, y por supuesto, los de Tíjola, un año después, en 1.569, so pretexto de reivindicar sus antiguos derechos prácticamente desaparecidos. El castillo de Tíjola fue sitiado el 11 de Marzo de 1.570 y conquistado el día 24 de ese mes, después de tres días de fragoso combate, utilizándose, incluso, artillería, y destruido. De esta hazaña se conserva carta de D. Juan de Austria a su hermano Felipe 11, en la que narra circunstancias de la aspereza y dificultades del lugar. Los defensores del castillo de Tíjola, aprovecharon el mal tiempo que reinaba para huir de noche por la Sierra a Bacares, a Purchena y atravesando el Almanzora, hacia el norte; siendo muchos alcanzados y muertos. La página final de la Tíjola morisca, se escribió durante la Semana Santa de 1.570, en la que el ataque duró desde el Miércoles Santo, hasta el Viernes Santo, (22 a 24 de Marzo), mientras tanto, hubo carnicería tras carnicería, ahora bien, no llegó a capturar a todos los ocupantes del castillo, Finalmente, con la pacificación, los moriscos son deportados a distintas áreas peninsulares, a lugares de la Mancha, al Reino de Toledo, a Castilla la Vieja, e incluso a León. Estos son los moriscos del Almanzora, de Baza y de Guadix.

    En la documentación se observa una afirmación de verdadero interés, al referirse a los moriscos de la parte oriental de Almería: "Vayan a Sevilla y desde allí serán repartidos, redistribuidos, ahora bien, no se acerquen a Murcia, ni al Marquesado de Villena, ni a Valencia, por que allí hay muchos moriscos". Precisamente de esta zona levantina procede buena parte de los nuevos repobladores.

    Los episodios bélicos de Tíjola, con ocasión de la Reconquista del Almanzora, por las armas de D. Juan de Austria, no dejaron de influir en la literatura española del siglo de oro, concretamente en la obra del dramaturgo Calderón de la Barca titulada "Amar después de morir", o "El Tuzani de la Alpujarra", en la que el protagonista es un personaje muy curioso, oriundo de Fines que tomó parte en la defensa del Castillo de Tíjola, y cuya intervención fue casi decisiva para la huida de los sitiados. La leyenda de Tuzani narrada exclusivamente por Pérez de Hita, como toda leyenda, tendría una base real y verídica, a pesar de la fantástica creatividad de su autor.

    Según la documentación de que disponemos, la población de Tíjola, antes de 1.572, fecha aproximada de la expulsión, se componía de moriscos y de cristianos viejos. Era costumbre elaborar los censos según el nombre de cada cabeza de familia, ya fuera varón o mujer. Según estos censos en Tíjola, habitaban aproximadamente 470 familias moriscas, que multiplicadas por un promedio de cinco personas por familia, supone la elevada cifra de unos 2.350 habitantes moriscos, conversos algunos de ellos, por propios intereses, con nombres cristianos, pero con apellidos árabes o cristianizados. A estos abría que añadir un número indeterminado de cristianos viejos descendientes de repobladores de 1.492. Entre los cabezas de familias expulsados se citan también algunas viudas poseedoras de hacienda. Es curiosa en la conservación de la toponimia de Tíjola de Cortijos o pagos como Andalí, o Morox, tomados de los antiguos nombres de los propietarios moriscos.

    El otro grupo lo componían los llamados cristianos viejos, que convivían pacífica y amistosamente con el grupo morisco, no deja de ser admirable, ejemplo de tolerancia, compenetración ciudadana y buena vecindad, que en la actualidad muchas naciones deberían de imitar.

    El estudio de la onomástica o antroponomía, es decir, de los nombres de los nuevos repobladores, es realmente apasionante. Por ejemplo tenemos el nombre de Ginés Romí, que probablemente parece un apelativo gitano, puesto que es síncope de "Romaní', de gitano, en tal caso, Ginés Romí, seda el cabeza de la primera familia gitana documentada en Tíjola, ya en 1.572.

    Sabemos que con la repoblación, en 1.572, se asientan en Tíjola 75 familias, lo que supone 350 nuevos habitantes, que posiblemente se unirían al censo de cristianos viejos, que permanecían en el pueblo. Estos nuevos repobladores, proceden en su mayoría del levante, de las actuales provincias de Murcia (Jumilla, Lorca, Moratalla, Mula, Segura, Murcia), de Alicante (Agrés, Jijona y Orihuela), de Valencia (Bocairente y Valencia), de Albacete (Alpera, Jorquera y Tolosa) y en menor número de Jaén (Almedina), de Córdoba (Montilla ... : El Bachiller Melgar), de Sevilla (Alcalá del Río) y de Cádiz (Jerez de la Frontera y Medinasidonia).

    En 1.572, existe en Tíjola familias con apellidos conservados hasta la actualidad como Sánchez (6 familias), Pérez (5), García (5), Jiménez (4), Cortés (4), Hernández (2), López (2), Martínez (2), Soler (2), Gallego (1), Molina (1), Muñoz (1), Ortigosa (1), y otros mas que pasarán al Censo de Ensenada.

    Finalmente, respecto a la población podríamos preguntamos si hubo ruptura o continuidad. Si la sociedad cambió físicamente en casi su totalidad, se conservó, en cambio, un género de vida, sino idéntico, si muy similar. Ciertas profesiones o modos de vida, efectivamente han cambiado, pero la economía y la producción prosiguen en rninifundios, distribuida la propiedad rural en distintas zonas, con un sistema de economía cerrada, sistema propio de los moriscos, que eran los nuevos pobladores cristianos y que casi ha llegado a nuestros días.

    En cuanto a usos y costumbres actuales, cocina, etc., es la antropología cultural la que tiene abierto un gran campo de investigación. Pero existe el hecho de que los nuevos pobladores procedían en su mayoría, lo hemos visto, del Levante y Murcia, zonas con usos y costumbres, análogos a los del Almanzora y densamente pobladas de moriscos.

    Y ahora, ante todo lo expuesto, cabría profundizar sobre nuestras raíces, y estas raíces, bajo mi punto de vista, tienen un componente morisco, indudablemente matizadas por los repobladores cristianos. Es un tópico considerar a la Baja Andalucía u Occidental como la zona regional mas auténtica y pura, contemplándose a la Alta Andalucía u Oriental como un epígono. Contra este sofisma yo no puedo menos que reaccionar convencida de que en Andalucía Oriental, en el antiguo Reino de Granada, en el que se incluía el Almanzora, vivieron los últimos "Andalusíes en ejercicio", raíces estas de las que me siento muy satisfecha.

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