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LA CERRÁ


VISITA EXCURSIÓN FUENTE DEL HUEVO-LA CERRÁ

Por Felipe Rodríguez Cortés. Profesor del IES Alto Almanzora. Tíjola (Almería)

    Introducción

    Si existe un recorrido en la zona próxima a Tíjola que tenga un carácter más interdisciplinar, esto es, que desde diferentes puntos de vista sea interesante, ese es el recorrido que proponemos: subir, desde la ermita de El Salvador, río Bacares arriba, hasta llegar a la conocida como Fuente del Huevo (por aquella costumbre que había antiguamente de subir allí para comerse el hornazo, con su huevo, en la festividad de San Marcos) y de allí subir hasta la parte alta de la Cerrá para volver desde allí hasta el pueblo.

    Desde el punto de vista histórico no podemos olvidar que allí estaba asentada la antigua Tíjola (Tíjola la Vieja).Sí, hasta el levantamiento de los moriscos del antiguo reino de Granada, (siglo XVI), bajo el reinado del todopoderoso Felipe II, allí estaba la zona amurallada que ofrecía protección a los antiguos habitantes de nuestro pueblo (Hisn Tágila) El hisn (castillo) estaba emplazado siempre en un lugar elevado en la cima de un cerro poco accesible, y constituido por un sólido recinto que lo circuía, salvo en el caso de que por un lado hubiese un tajo a pico. Solo contenía unas pocas instalaciones permanentes: cisterna para las aguas de lluvia, algún almacén de armas o de reserva de víveres y ciertos alojamientos elementales en los torreones.

    Estos moriscos cansados del incumplimiento de los fueros firmados por los Reyes Católicos en las capitulaciones del Alto Almanzora, (7 de Diciembre de 1489), 80 años más tarde iniciaron una sublevación en todo el Valle del Almanzora, adheriéndose ( con un año de retraso) a la rebelión que en 1568 había estallado en las llamadas Alpujarras, Sierras y Marinas. Como era de esperar, la represión fue brutal, para ello el Rey dispuso que los tercios mandados por su hermano Don Juan de Austria aplastaran la sublevación. Sus órdenes fueron obedecidas con creces; el castillo de Tíjola fué sitiado el 11 de marzo de 1570 y conquistado el día 24 de ese mes, después de tres días de fragoso combate, utilizándose incluso artillería (aún se pueden apreciar impactos en algunos restos de muros).

    De esta hazaña se conserva carta de D. Juan de Austria a su hermano Felipe II, en el que narra cirscunstancias de la aspereza y dificultades del lugar.

    Los defensores del castillo de Tíjola, aprovecharon el mal tiempo que reinaba para huir de noche por la Sierra a Bacares, a Purchena y atravesaron el Almanzora hacia el norte; siendo muchos alcanzados y muertos.

    La página final de Tíjola morisca se escribió durante la Semana Santa de 1570, en la que el ataque duró desde el Miércoles Santo hasta el Viernes Santo, (22 a 24 de marzo), mientras tanto, hubo carnicería tras carnicería, ahora bien, no se llegó a capturar a todos los ocupantes del castillo.

    Decretose el éxodo (la limpieza étnica como se denomina hoy en día) de todos estos moriscos y trayendo gente de la zona de Valencia y Marquesado de Villena para repoblar nuestro pueblo que pasaría a ocupar su actual emplazamiento, quedando abandonado el enclave de la Cerrá.

    Pero si somos un poco más amplios en el repaso histórico, podríamos mencionar que los Fenicios, comerciantes geniales, ya vinieron buscando metales en esta zona (Cueva de la Paloma) hace más de veinte siglos, en especial, minerales de cobre (azurita y malaquita) y de hierro (oligisto, siderita y limonita).

    Esta búsqueda de minerales fue una constante hasta comienzos de este siglo pues las numerosas cuevas y galerías de la Cueva de la Paloma son excavaciones hechas para la extracción del mineral, mas vuelve a ser el período islámico cuando los objetos fundidos en hierro, plomo, cobre o bronce proporcionan una interesante información sobre el tratamiento del mineral efectuado posiblemente en el mismo recinto amurallado

    Pero es desde el punto de vista geológico (y esto está relacionado con la minería) donde estos parajes adquieren una espectacularidad sobrecogedora. La evolución tectónica de esta zona interna de la Sierra de los Filabres durante la orogenia alpina (Eoceno y Oligoceno, es decir, hace entre 40 y 58 millones de años) tiene un carácter muy complejo diferenciándose dos fases:

    * la primera sería responsable de un apilamiento inicial de mantos, acompañado de un primer cabalgamiento y plegamiento.
    * la segunda fase de deformaciones, posterior al apilamiento de mantos, es la principal responsable de la estructura actual.

    El río discurre por un camino que se ha excavado él mismo entre estratos verticales de sedimentos calcáreos y caliza y que se plegaron en un gran anticlinal abombado que ha derramado su cobertera hacia el norte, que después se fracturaría, aprovechando la corriente de agua una falla producida entre varias diaclasas enormes. Por eso las paredes son muy verticales y planas, y en ciertas zonas se ven perfectamente los estratos verticales, algunos de ellos más potentes que otros, e incluso algunos fracturados y con miles de micropliegues. Es de suponer que la corriente erosionaría algunas de las capas más débiles formadas por conglomerados que se disgregan con facilidad.

    Por discurrir entre paredes tan verticales, encajonado, las rocas calcáreas son como esponjas que almacenan parte del agua y el río crea un microclima en toda la zona que incluso en los meses más secos mantiene una flora en la que predominan cada vez más las adelfas y las zarzas.

    Desarrollo de la excursión

    Partimos desde la ermita de El Salvador, descendiendo un poco por el camino que conduce al río; aquí podemos tomar dos caminos, seguir al lado de la acequia (esta queda a la izquierda) o descender hasta el curso del río y ascender por él salteando el curso del agua. Si es verano, recomiendo el curso del río porque podemos andar sin dificultad, es muy fresquito, y encontraremos los zarzales repletos de moras. Si queremos llegar rápido al antiguo molino, junto al puente-pozo que hace unos años abastecía de agua potable a Tíjola, es aconsejable tomar el camino de la acequia; eso sí, cuidadito dónde ponemos el píe, bueno, si somos sinceros, este consejo va a ser una constante en toda nuestra excursión.

    Cuando vamos llegando al antiguo molino ya nos adentramos en el impresionante cañón, que en algunos de sus puntos más altos alcanza los 80 mts., es un buen momento para descansar un poquito, tomar un traguito de agua (que llevaremos en nuestra cantimplora), o un poco de fruta. En el silencio podremos oir el arrullo del agua que produce un pequeño eco en las rocas que nos vigilan desde arriba.

    Es triste que el molino esté así de derruido, porque la acequia que conduce el agua hasta allí se mantiene erguida y podría abastecer hoy a aquél de agua para funcionar y mostrarnos cómo eran estos ingenios industriales que molían el grano, e incluso producían la electricidad en los años de la posguerra. Cuentan que, en eso duros años, los kilowatios que producía este pequeño molino-generador no eran suficientes para el pueblo y se producían cortes frecuentes de suministro, sobre todo en las fiestas locales cuando conectaban cuatro bombillas de más.

    En la pared frente al molino se pueden apreciar las marcas del agua dejadas por el río conforme se ha ido hundiendo en su propio lecho al erosionar el fondo.

    En todo el recorrido nos encontraremos con pequeñas pozas donde poder bañarnos, si no somos escrupulosos, porque debemos saber que la corriente de agua porta las aguas residuales tanto de Bacares como de Bayarque.

    Si al remontar el curso del río, éste llevara mucho caudal por ser una estación húmeda (por desgracia este año no se da el caso) podemos subir a la acequia y caminar por ella, agachándonos continuamente para esquivar las traviesas de hierro. Ahora bien, es preferible seguir el cauce saltando de roca en roca en medio de adelfares cada vez más densos, observando los estratos verticales con sus miles de micropliegues. Estas capas se continuan en el cerro al otro lado del cauce.

    Cuando llegamos a una pequeña cascada-rápido que vierte su agua en una pequeña poza, debemos desviarnos un poco a la izquierda y encaramarnos a dos rocas no muy altas para continuar por ese lugar el camino y luego cruzar la corriente de agua.

    En este lugar nos encontraremos con una pequeña alameda con olmos e incluso algunos nogales. Es una buena zona para llevarse una tienda de campaña y pasar allí alguna noche.

    Si tomamos un pequeño camino que sube el curso del río por el lado izquierdo, nos encontraremos con los restos de una antiguo molino, se puede apreciar una acequia que termina en un pozo excavado en la roca por donde el agua se precipitaba hasta el molino.

    Seguimos hasta encontrarnos con los dos tubos metálicos, los pasamos y avanzamos por un camino no muy ancho que en un momento determinado se convierte en un pequeño puente con sitio suficiente para poner un pie detrás de otro apoyándonos con las manos en la pared rocosa vertical que queda a la izquierda, a la derecha el río avanza entre las rocas, adelfas y enormes zarzales peligrosos para quien se caiga en ellos.

    Un poquito más adelante aparecerá un pequeño ensanche y una galería de no más de 50 mts. excavada a pico en la roca caliza y repleta de basuras de excursionista-marrano. ¿Qué mineral buscaban aquí? ¿Era mucho más profunda, se derrumbó y sólo queda la entrada?

    La excursión llega ahora a uno de los sitios más espectaculares, después de haber pasado la pequeña fuente pozo, dentro de una caseta, que aún tiene un pequeño caño por el que sale un agua que no es nada recomendable beber, nos encontramos con que el agua labra en la roca unas enormes marmitas de gigante con los remolinos que los rápidos provocan en el curso del río. Cruzamos al otro lado del río, nos encontramos con que el suelo rocoso y plano tiene una suave pendiente hasta el curso del agua, generalmente está lleno de cristales rotos de botellones de los mismos excursionistas-basura que ensuciaron la galería que antes mencionamos; y al fondo,... entre dos enormes rocas..., una cascada de unos 4 metros de altura vierte el caudal de agua en una pequeña laguna. No tengas miedo, un bañito no le hace mal a nadie, procura no tragar mucha agua y no tendrás ningún problema.

    Descansa, toma algo de fruta, relájate pues te hará falta para afrontar la subida por la escarpada pared, en la que hay trazada un pequeño sendero hasta llegar a La Cueva de la Paloma. La zona de caliza es muy segura pues el calzado se agarra perfectamente, ahora bien, la subida por los materiales disgregados que eran la ganga no aprovechable de la mina (de un color rojizo intenso) es bastante penosa y peligrosa. Aprovecha las pocas rocas peladas y la vegetación para agarrarte a ella.

    Llegamos a la explanada de entrada a La Cueva de la Paloma.Otra vez puedes descansar, observa la bonita vista que te ofrece este elevado puesto de observación, asómate a la entrada de la cueva y ¡¡¡PELIGRO!!! está medio derruida y continuan cayendo trozos de la bóveda superior. Confórmate con lo que puedas ver en la entrada y sal otra vez fuera para continuar subiendo hasta un pequeño collado a un lado de la pared vertical que limitaba el castillo de Tíjola la Vieja situada al frente.

    Desde allí podrás ver el pueblo, gran parte del valle del Almanzora, la nueva carretera que sube a Bayarque y,... un muro exterior de lo que sería la fortaleza en el que se puede apreciar un cañonazo (las armas también dejan huellas)

    Subimos y observamos que Tíjola la Vieja se extiende sobre cuatro alturas que dominan el Valle del Almanzora, la segunda de estas alturas (mirando hacia Serón, que se ve perfectamente) está ocupada por una pequeña fortaleza casi desaparecida (Lam.Ia), queda la cisterna y dos torres macizas de tabiya. Se apoya en ellas un largo recinto del que subsisten la base de piedra rodeando una tercera prominancia sobre la que se extendía la aglomeración de Tíjola (Lam.Ib). El acceso se haría por la extremidad sur del conjunto. En el interior los abancalamientos muestran algunos muros antiguos y otra gran cisterna se conserva en la cima, muy próxima a la temible pared vertical desde la que podremos observar todo el paraje con el río Bacares al fondo.

    Al pie de la cuarta altura, se encuentran horadados siete silos de alrededor de 170 metros de diámetro, en los que crecen sendas higueras y que podrían haber servido como silos o mazmorras para la mano de obra forzosa que trabajaba en la mina. Próximos a los silos se extendían la maqbara (cementerio) que ocupa la cima de varias colinas colindantes.

    Descendemos por el acceso sur, intermedio entre la segunda y tercera altura. Podremos observar que un gran cúmulo de rocas se han derrumbado sobre la pequeña meseta protegida, avanzamos por ella, miramos al frente y vemos el bonito pinar de Bayarque, e incluso la cascada queda a lo lejos como si fuese un pequeño hilito de agua.

    Llegaremos a la parte superior del Salto del Caballo donde, según la leyenda, un morisco acorralada prefirió arrojarse con su montura al vacío antes que caer preso, ¡cuantas referencias cinematográficas! Es una bonita escena holliwoodense.

    Deberemos fijarnos dónde ponemos los pies si no queremos protagonizar otra escena parecida pero sin heroicidad ninguna.

    Es aquí donde seremos conscientes de la inmensa altura de estas paredes verticales, el molino, la acequia quedan abajo con un tamaño ridículo, los pájaros vuelan por debajo de nosotros.

    El sendero nos llevará de vuelta a la carretera de Bayarque pasando por el antiguo vertedero y cerca de una perrera ilegal que asemeja un campo de concentración canino.

    Al llegar al pueblo nos daremos cuenta de lo cerca que queda del pueblo un sitio tan especial para todos nosotros. Debemos hacer esta excursión con frecuencia, llevar allí amigos nuestros y entre todos intentar que este recorrido se recupere, arregle, mejore, porque de seguir como está ahora mismo, de aquí a un tiempo será intransitable.