El Movimiento Indaliano supuso una oportunidad de oro para un grupo de jóvenes pintores en unos años terribles de la postguerra. Se unió una necesidad del régimen franquista, de la mano de Eugenio D´Ors, de mostrar la existencia de una “vanguardia” pictórica –desde dentro de la oficialidad- con una mente inquieta y tremendamente efectista como era Jesús de Perceval quien organizó a partir de una simple tertulia provinciana todo un “movimiento pictórico” basado en la estética mediterránea clásica, que en su momento iluminó resplandecientemente el panorama artístico de la España de mediados del siglo pasado. Perceval transfiguró a unos jóvenes estudiantes de la Escuela de Artes y Oficios en unos discípulos -en el más genuino término de la palabra-, creando una escuela que durante una década se mantuvo viva y que fue mantenida artificialmente por el propio Perceval hasta su fallecimiento en 1985.
El culmen del Movimiento Indaliano se considera la exposición en el Museo de Arte Moderno de Madrid de 1947, y aunque hubo otros pintores tanto al inicio como durante su larga agonía, se consideran genuinamente indalianos a Perceval, Alcaraz, Cantón Checa, Cañadas, Capuleto, López Díaz y Rueda.
Mª Dolores Durán Díaz. Profesora de Hª del Arte e Investigadora.
