Vigente.
En este sentido, Montxo Armendáriz ha subrayado en primer lugar que “primero hay que saber qué cuenta el libro, pero no narrativamente, sino en esencia lo que quiere contar y expresar de manera esencial, porque luego para contarlo son lenguajes distintos, el escritor lo hace a través de las palabras y el director en imágenes, por lo que no considero necesario respetar el lenguaje literario. Por eso me ha hecho mucha gracia siempre aquello de que “es que ha traicionado al libro”, cuando a veces es necesario añadir personajes o tramas que no están en la novela para se entienda mejor y en ese lenguaje lo que se quiere contar”. Y como ejemplo ha citado su propia ‘Obaba’, novela de Bernardo Atxaga.
Manuel Gómez Pereira ha adaptado novelas como ‘Entre las piernas’ o ‘El juego del ahorcado’ es necesario que el director “se sienta muy atraído por la novela, que te atrape y te interese contar también a ti con imágenes algo que ya ha sido contado. Que de alguna manera la sientas como tuya, como a mí me paso con ‘El Juego del ahorcado’ de Imma Turbau, que hay elementos como la adolescencia, el secreto, la posesión, la violencia de género… cosas que me interesa contar también”.
Sobre la importancia que representa dar vida a un personaje que antes decenas, cientos o miles de lectores ya tienen en su imaginación, Elvira Mínguez que ha llevado a muchos de esos personajes, ha centrado su testimonio en el personaje de la trilogía del Baztán, de Dolores Redondo. “En mi caso me leí los tres libros después del guion y lo cierto es que como actriz agradezco muchísimo que un guion esté basado en una novela porque siempre se me quedan cortos. El tener esas novelas te ayuda mucho a tener mucha más información para construir el personaje y a hacer tu trabajo con más recursos que con un guion a secas”.
Por su parte, Ana Álvarez, que ha tenido esas experiencias en películas como ‘El rey del río’ o ‘Un dulce olor a muerte’ o en la serie ‘Quart’ ha apuntado que “como actriz debemos tener cuenta sobre todo a la dirección, ya que hay muchas ocasiones en las que quien ha escrito la novela no está conforme con la adaptación, como le pasó a Pérez Reverte con ‘Quart’. Desde ese punto de vista el autor debe tener una apertura de mente a que se puedan hacer adaptaciones de elementos concretos cuando decide vender los derechos”.
Es precisamente así como nacen adaptaciones cinematográficas excelentes de libros que también lo son. Tal y como ha ejemplificado la propia Álvarez con títulos como “’Matar a un ruiseñor’ o ‘En el nombre de la rosa’ son ejemplos de películas excelentes bastantes distintas al libro pero igual de excelentes, y además con dos actitudes distintas. Harper Lee estaba encantado con el papel de Gregory Peck y sin embargo Umberto Eco no quería que Sean Connery hiciera el papel del sacerdote y por eso no fue al estreno de la película, aunque después acabó satisfecho”.
A partir de ahí se han visto todas las casuísticas posibles, desde películas que se desconoce que estaban inspiradas en novelas, como ‘Lawrence de Arabia’ o ‘Al Este del Edén’, libros malos convertidos en obras maestras como ‘Los Pájaros’, ‘Apocalipsis Now’ con ‘El corazón de las tinieblas’… En este sentido y sobre el papel de Marlon Brando en esta última película, “que no conocía la novela ni el guion se lo había preparado, al final fue él solo quien se echó la película a los hombros y la levantó él solo. Los actores y actrices al final enriquecen un personaje al hacerle cobrar vida más allá de las palabras del autor y de las imágenes que aporta el guion. Todo se va complementando todo y hoy es muy difícil no leer algunos libros y no ver la cara de los actores que los han representado en el cine”, ha concluido.