| Sorpresa y asombro es la primera reacción del espectador ante la pintura de Alfonso Jódar Cruz (Baeza, 1948). Así también lo señalaba el periodista Miguel Angel Blanco, en el Ideal del 31 de julio de 1980, cuando alabando su maestría artesana, demandaba para este pintor autodidacta el reconocimiento de una posición clara en el panorama pictórico almeriense a la par que abogaba, ya entonces, por la exposición de sus obras.
Su tesón y afán de trabajo durante estos años avalan la maestría de Alfonso Jódar en la composición de sus cuadros, con un dibujo potente y preciso, creando volúmenes con el fuerte modelado que los reflejos de la luz dorada realizan en las figuras y los paisajes. La intensidad de la composición genera el movimiento, siempre presente en todas sus obras. Este dinamismo es acentuado por la perspectiva y los escorzos y se acompana de texturas conseguidas con un sobrio empleo del material y una pincelada medida, precisa.
Como si de un fotógrafo furtivo se tratara, Alfonso Jódar capta las figuras ensimismadas en su propia actividad y, con magistral dominio del dibujo y del color, plasma la realidad de un modo que no deja indiferente al espectador sino que le llama la atención, que le invita a sentirse parte del cuadro, que le hace actor en la escena presentada ante su asombrada mirada.
Bienvenida sea esta deseada exposición de la obra pictórica de Alfonso Jódar, quien confiesa su admiración por Dalí y Van Gogh al mismo tiempo que, con humildad, no se considera a si mismo como un maestro y un artista sino como un hombre que sólo busca y desea mostrar su obra.Francisco Fernández Lao | |