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ARTÍCULO SOBRE LA OBRA PICTÓRICA DE LÓPEZ ESCÁNEZ
ABSTRACCIÓN ONÍRICA.
En la pintura, desde Grecia, pasando por el esplendor del Renacimiento y el aburrido neoclasicismo, hasta bien entrado el siglo diecinueve, imperó el dibujo sobre el color; en la Hélade, el hombre se diviniza, y en el Renacimiento, Dios se humaniza. La preeminencia de la forma era absoluto, porque estábamos inmersos en un mundo antropomórfico.
El Impresionismo, después de siglos de incursionar en lo concreto, fué la revolución artística más importante en la Historia del Arte; lo concreto se difumina y deja paso al color, tradicionalmente subordinado al dibujo.
En el Impresionismo pictórico, el spectador visualiza una mancha que, dependiendo de la perspectiva, puede ser tal, un jarrón ó una flor. El Arte pasa a ser libre, dejando paso al racionalismo intuitivo a Bergson proclamaba, paralelamente, en el mundo de la Filosofía.
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Esta revolución fué el primer paso para la abstracción. La abstracción es el mundo de la preforma, de la sensación basada en un universo de color absoluto. Es la introspección del Yo, que nace en Centroeuropa, también a raíz de las teorías de Freud sobre la investigación del subconsciente.
Pero ¿Es posible la abstracción en el mundo del color?
Un cuadro abstracto tendría que tener una matemática uniformidad de colorido, sin que el surco de un pincel, o un contraste mínimo de color pudiera inducir al espectador a la transformación en cualquier imagen. | |
Leonardo, en los días de lluvia, paseaba para contemplar las manchas de humedad que aparecían en las murallas de castillos y fortalezas, en las que veía formas del mundo cotidiano.
Si un talento tan inquieto como el suyo no había buceado en el mundo abstracto, él que se adelantó a su época en el campo de la investigación (científico y artístico) , es por que no vislumbraba la posibilidad de la abstracción. En su "Tratado de la Pintura" cuenta con la importancia del espectador que contempla la obra, que es el que, en definitiva, transforma lo que percibe.
La abstracción, o, más bien, pintura informal, como debería definirse, ha sido un inciso en la Historia del Arte.
Luis Matías, como artista inquieto, también ha incursionado en la pintura abstracta. Su curiosidad por la búsqueda en el mundo del color, no podía quedar indiferente, aunque, en su caso, ha sido una fuga del mundo tormentoso de la imagen al descanso de la abstracción.
Un reposo para evadirse de los demonios que atormentan al verdadero artista.
Pero Luis Matías, no puede escapar hacia la pura abstracción, que, por otra parte, no existe: viene de un mundo irrenunciable de Luz y Sonido.
En sus cuadros surgen veladas formas identificables, aún en sus obras más abstractas. En su contemplación nos adentramos en un mundo sensual, de vibraciones de luz y sonido, aunque su personalidad, fácilmente perceptible, se eleva siempre sobre la técnica.
De esta modalidad de su lienzos, surgen formas potenciales; son imágenes en formación, embrionarias, que pueden explosionar en lo concreto. Se percibe un latido de vida, de la que puede emerger un espléndido cuerpo de mujer o la plasticidad de un atardecer nórdico.
Su abstracción está definitivamente influida por el mundo del sonido. Sus trazos se ondulan como si su pincel fuera una batuta que dirigiese una sinfonía trocada en color.
Pictóricamente, si se pudiese definir, sintetizar más bien, la pintura abstracta a Luis Matías, seria como las ondulaciones que dejaría un pájaro al levantar el vuelo en un lago de color.
Juan Lorencio - Crítico de Arte.
Diciembre 1.987
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