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Abstracción en clave mediterránea |
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Artista afín a los movimientos artísticos de su tiempo, lo que le llevaría a derivar tempranamente hacia la poética informalista, Pepe Bernal (Huércal-Overa, 1975) se ha convertido, a lo largo de los años, en uno de los referentes indiscutibles de la abstracción almeriense. Uno de aquellos creadores de nuestra tierra que, especialmente desde finales de la década de los 80 del pasado siglo XX, apostaron, decididamente, por transmitir sus sentimientos más íntimos con la sola ayuda del color y el gesto.
Un camino el elegido, cuya estación de término en el caso concreto de Bernal será la esencia de la Pintura, a lo largo del cual el artista ha transitado, hoy igual que ayer, debatiéndose en un proceso constante de búsquedas y encuentros en pos de la valoración del acto creativo en sí mismo y su interés, primigenio y decidido, por el color y la fuerza de éste en la transmisión de valores expresivos.
Un viaje de largo recorrido del que el artista nos hace partícipes ahora, de la mano del Museo Casa Ibáñez y al Excma. Diputación de Almería, en esta nueva exposición individual en la que se recogen obras realizadas entre 1990 y 2013. Un conjunto, de impresionante lirismo, armónica conjunción e indudable espíritu mediterráneo, a través del cual el visitante podrá observar los distintos estadios de la pintura de Bernal. Una evolución que, a grandes rasgos, se definirá en tres grandes etapas:
1990-2001. Etapa en la que abstracción y figuración se sumarán en la creación de unas obras, caracterizadas ya por el uso de un universo cromático de gran lirismo y sensualidad, en las que aparecen elementos reales intrascendentes como un velador, un frutero o una navaja; objetos inanimados, tan sólo insinuados por unas pocas líneas, cuya presencia sugieren al espectador espacios cotidianos.
2001-2006. Período de búsquedas en el que el artista abandona ya toda referencia al mundo real que le rodea para dar paso a un trabajo cuyo principio rector será el diálogo entre colores, contrastados en unas ocasiones, armónicos en otras.
2006-2013. Fase de madurez en la que, dueño ya el artista de una singular poética íntima, Bernal ha llevado al extremo la exploración de la esencia pictórica a través de unos cuadros resueltos con los elementos mínimos pero sin abandonar nunca el lirismo, el tempo pausado y las reglas armónicas que, poco a poco, han ido configurando su particular propuesta estética. Una apuesta íntima y personal, siempre alejada de discursos literarios, filosóficos o conceptuales grandilocuentes, cuyo principio rector será, para Bernal como para Wassili Kandinsky, la emoción vivida, tanto durante el propio acto creativo, como en la contemplación de la obra. Como el propio artista nos confesase, “la emoción es la clave de toda creación. Si la obra está realizada con emoción, entonces sé que funcionará”.
Juan Manuel Martín Robles
Comisario de la exposición
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