Nacido en el municipio almeriense de Pulpí en 1938, cursó sus estudios primarios en los hermanos Maristas de Córdoba, estudiando después Filosofía y Letras y Derecho en las facultades de Sevilla y Granada, donde se licenció, accediendo a la abogacía con el n.º 602 del Colegio de Almería en 1964, siendo Decano Rogelio Pérez Burgos (Almería, 1902 – 1984), profesión que ejerció hasta su fallecimiento.

Destacó como laboralista. Publicó obras de carácter profesional como Tipificación de los delitos laborales (Almería 1972), figurando como asiduo conferenciante y literato galardonado con diferentes premios, entre los que destacan: “Luis de Góngora” (1960), “San Álvaro de Narraciones” (1961), el nacional “San Raimundo de Peñafort” (1962) y los de “Cuento y Poesía” de la Universidad María Cristina de El Escorial los años 1959 y 1960. Figura en diversas antologías de escritores  almerienses como, Narrativa actual almeriense, coordinada por Francisco Domene, en el que aparece con autores  como, entre otros, José Asenjo Sedano y José Tuvilla Rayo, a los que podemos agrupar en la generación de la postguerra.

Entre sus obras literarios hay que citar: “Estos Almerienses” (1974) y “Conversaciones en Almería” (1988), libros de entrevistas que recopila las publicadas en el diario Ideal de Almería, con fotos de Carlos Pérez Siquier (Almería; 1930-2021), que editó Cajal en dos volúmenes de la imprescindible Biblioteca de Temas Almerienses (BTA).

Otras obras publicadas son, entre otras, Vísperas de mañana (Sevilla 1962) y De Huelgo a Palomares (1971), que relata un viaje intimista por su tierra de Pulpí, con ilustración de Jesús de Perceval y foto de su inseparable Pérez Siquier. 

Hablando de Jesús Ruiz Esteban nos ilustra sobre su personalidad el periodista Eduardo de Vicente afirmando que era, por encima de todo, un creador: “Trató de vivir a su manera, trazando nuevos caminos para intentar salir de la monotonía emocional y cultural y consiguió ser diferente”.

Falleció en Almería en 2006, poco después de celebrar la aparición del n.º 50 de la revista Sala de Togas, de la que fue cofundador y primer director, donde escribió múltiples artículos y trabajos de todo tipo, con impagables entrevistas a personajes de la Justicia almeriense de la época.