Estudió Derecho, Filosofía y Letras. Se especializó en el estudio de la lengua árabe, la cual llegó a dominar con tanta precisión que alcanzó en su tiempo gran prestigio como arabista. Además, le atrajo el periodismo y le dedicó parte de su vida. Fue fundador, redactor y, finalmente, director de La Alpujarra, dirigida, en principio, por F. Villaespesa; y, después, director y redactor de El Regional, publicaciones periódicas almerienses de fin de siglo en cuyas páginas se encuentran con asiduidad contribuciones suyas. Desde su juventud también la atrajo la literatura. Cultivó como hábito la poesía lírica, que trabajó con facilidad, sencillez y amenidad en libros, como Sensitivas, y poemas («El Mulhacén» y «El Cristo del Escucha») en periódicos y revistas. Al género narrativo pertenece su libro de cuentos Consejas y su folleto Almería. Graves reveses de fortuna y una cruel y dolorosa parálisis fueron cercenando paulatinamente su carrera artística, hasta morir de neumonía a la edad de 59 años.