Político republicano que se hacía llamar impresor de Cámara de S.M., fue comendador de la Orden de Carlos III, caballero de la Orden Civil de Beneficencia y tesorero de la Cruz Roja. En palabras de Tapia, era un “liberal a ultranza, ingenuo, generoso, poeta”. Fue suegro de Ramón González Valero, diputado provincial y liberal consecuente, muerto en 1880. Militó en el partido republicano y formó parte de la Junta Revolucionaria en 1868 de la mano de Ramón Orozco. Teniente de alcalde en 1863 y nuevamente en 1869, fue alcalde ese mismo año y, luego, concejal. Tras el paréntesis político, ocupó diversos cargos consultivos en la administración anterior a la Restauración, por ejemplo, vocal de las Juntas Provinciales de Instrucción Pública y de la de Agricultura, Industria y Comercio; y un activo miembro de la Diputación Arqueológica y Geográfica que dirigía su amigo Miguel Ruiz de Villanueva.
Su labor como publicista se extendió por casi toda su larga vida. Fundó, dirigió o colaboró activamente en varios periódicos: El Pensil (1835), El Cascajar, El Deseo, El Progreso y La Campana de la Vela (1868), muchos de los cuales se editaron en su imprenta, y colaboró en El Caridemo (1847-48), órgano de expresión del Liceo, centro de reunión de progresistas y demócratas, del que formó parte de su junta directiva. Fue nombrado correspondiente en Almería de la Real Academia de la Historia (desde 1866). Escribió dos dramas en verso: María y Vengar con sangre una afrenta (Almería, 1848 y 1850, respectivamente), y la opereta El Sol de Sevilla, junto al músico Pedro Orihuela del Castillo (1851). Mayor éxito tuvo La flor marchita: canto, escrita en variedad de metros, que tuvo una 2ª ed. en 1866. El negocio de impresor lo heredó su hijo Arturo Álvarez, que dirigió el periódico satírico "Almería bufa" y se casó con Carmen de Burgos, Colombine.