Desde muy joven y a través de su actividad profesional, la panadería, desarrolló una intensa vida sindical, afiliándose antes de la Dictadura de Primo de Rivera al Sindicato de Panaderos y participando en la huelga mantenida por los mineros de Serón en torno a 1923. Afiliado al PCE de Almería, desempeñó cargos de relevancia como el de secretario en 1932 y 1936. También perteneció a los “Amigos de la Unión Soviética” (1934), fue secretario del Socorro Rojo Internacional y de la Unión Local de Sindicatos (1933). Ese mismo año ocuparía la secretaría general del Sindicato de Panaderos y, en octubre de 1935, próxima ya a la unificación de la UGT y la CGTU, fue vicesecretario de esta organización. Durante la Guerra actuó como delegado de la Federación Provincial del ramo de la Alimentación en varios actos sindicales por la provincia. En cuanto a su actividad pública, fue nombrado concejal del Ayuntamiento de la capital almeriense en marzo de 1936, como representante del PCE, cargo que ostentó hasta el verano de 1937, participando en las comisiones de Ornato, Policía Urbana y Alumbrados y Festejos. Además, ocupó la quinta tenencia de alcaldía y presidió la Comisión Mixta de Refugios en junio de 1937. El final de la Guerra estuvo marcado por dos hechos: de un lado su oposición al golpe de Casado y a la Junta de Defensa Nacional y, de otro, el exilio. Fue de las personas que pudo tomar uno de los barcos que partió del puerto de Almería hasta Orán (Argelia). Posteriormente, marchó a Rusia, lugar en el que se alistó en el ejército desde febrero de 1943 hasta el final de la II Guerra Mundial. Allí terminaría trabajando también en las artes blancas. En pleno proceso de transición hacia la democracia, en 1978, regresó por primera vez a Almería, viaje que repitió en 1981 y 1988.