Hijo del matrimonio formado por Matías Huelin Mandly y Enriqueta Newman y Grivegnèe (una de las sobrinas de la que sería emperatriz de Francia, Eugenia de Montijo), formaba parte de la tercera generación de una familia británica de comerciantes asentada en Málaga desde los años 1770. Emprendió negocios en varias plazas iberoamericanas, siendo en Valparaíso (Chile) donde contraería matrimonio en 1847 con Carolina Larrain, de una acaudalada familia de Santiago de Chile. Guillermo H. Huelin recala finalmente en Almería hacia 1850 y, con la financiación de la casa malagueña de los Heredia, levanta la fundición de plomos San Javier, en la barriada de Palomares (Cuevas del Almanzora). Además, pone en explotación el criadero de hierro manganesífero y argentífero de la zona de Herrerías (Cuevas del Almanzora), en una mina a cielo abierto, donde tuvo que hacer fuertes inversiones en maquinaria para detener las filtraciones de agua del río Almanzora. En este lugar levantaría, asimismo, la fundición de plomos Araucana, para el tratamiento de los ricos minerales de plata del lugar. También abordaría importantes inversiones en minas de plomo de Ciudad Real y Córdoba. Las fábricas almerienses de Huelin fueron de las más importantes de la costa en las décadas de 1850 a 1870, tanto por su nivel tecnológico (maquinaria a vapor) como por su volumen de facturación y sus cifras de empleo (unos 500 trabajadores hacia 1870). Cuando le sorprendió la muerte, aquejado de una pulmonía, en la fábrica de Palomares, nuestro personaje era senador del Reino. Sepultado en la misma ermita de la fundición, sus negocios se mantendrían girando bajo la razón social de "Guillermo H. Huelin en liquidación”, al mando de su único hijo varón, Carlos Huelin Larrain, quien se interesaría también por la política y conseguiría el acta de diputado en Cortes por Almería (1879), terminando por traspasar la mayor parte de los activos de la empresa a la sociedad francesa “Compagnie d’Aguilas”, organizada en 1881.