Diego JIMÉNEZ DE CISNEROS


JIMÉNEZ DE CISNEROS, Diego (Huércal Overa, 1869 - Los Nietos, Cartagena, 1933). Profesor, arqueólogo y escritor.


      Estudió la carrera de Ciencias en la especialidad de Físico-Químicas y mostró gran valía e interés por los estudios históricos, por lo que su principal actividad, aparte de la docencia, se centró en la Arqueología. La Real Academia de la Historia le nombró miembro correspondiente (1905) y, como tal, colaboró en el boletín Revista Ibérica. Llegó a reunir y clasificar una valiosa colección de monedas romanas, y a su iniciativa se debe la creación de los museos arqueológicos de Cartagena y del Instituto de Segunda Enseñanza de Almería. Como profesor desempeñó cátedras en Cartagena (Escuelas Elemental y Superior de Industrias) y escribió los siguientes artículos: “Reedificación de la ciudad antigua” (1900), “Un fragmento de lápida romana”( 1901), “Dos descubrimientos arqueológicos” (1902), “Consagración de la Catedral antigua” (1903), “Noticia de algunas antigüedades encontradas en Cartagena”, “Nuevas antigüedades de Cartagena” (1903), “Anclas de plomo halladas en el Cabo de Palos” (1906), “Foro romano de Cartagena” (1908), y “Noticias de algunas antigüedades encontradas en Cartagena” (1928).

      Por oposición ganó la cátedra de Agricultura y Técnica Agrícola e Industrial que, primero, desempeñó en Mahón (Menorca), de donde publicó más tarde el estudio: “El recinto megalítico de Talati de Dalt” (1926). Posteriormente, se trasladó a Baeza (Jaén) y publicó artículos sobre los Iberos: “Descubrimientos arqueológicos de Castellar de Santisteban (Jaén)” (1916), en colaboración con Mariano Sanjuán Moreno, “La necrópolis ibero romana de Peal de Becerro” (1919), “Algunas ruinas memorables pero olvidadas en la monumental ciudad de Baeza” (1920), “Algunas notas a la obra de R. Lantier”, “El santuario ibérico de Castellar de Santisteban” (1921), “Noticias de algunas monedas de Cástulo poco conocidas” (1922), “Los adornos sobre la piel o tatuajes en la antigua iberia” (1926)”.

      Más tarde, se trasladó al Instituto de La Laguna (Tenerife) alcanzando el cargo de vicedirector. También dirigió la Estación Metereológica de Canarias, fue consejero del Cabildo Insular y teniente alcalde de Tenerife. En esta estancia publicó algunos artículos: “Contribución al estudio de las antigüedades guanches” (1923), “Lo hipotético de las Ciencias Experimentales” (Canarias, 1924). Sobre agricultura escribió Nociones de Zootecnia, “La educación agrícola popular”, “La agricultura y el ganado de lidia”, y “La agricultura y las corridas de toros”. Perteneció a las Sociedades Económicas de Amigos del País (Tenerife, Sta. Cruz de la Palma y Almería, de la que fue secretario) y a las Comisiones de Monumentos, siendo en Almería miembro conservador.

      En 1928 regresó al Instituto de Segunda Enseñanza de Almería, situado en el antiguo convento de los dominicos, y escribió artículos en periódicos locales. Para el Boletín de la Real Academia de la Historia redactó una reseña sobre el “Hallazgo de restos arquitectónicos árabes (un capitel y fustes de columnas)” (1929). En La Independencia (1931) da noticias de las actividades del Museo Arqueológico Provincial instalado provisionalmente en 1931 en unas habitaciones cedidas por el Instituto y de la búsqueda de restos arqueológicos en la provincia por un grupo de excursionistas. Finalmente, para reponer su delicada salud, se trasladó en 1932 al Instituto de Murcia, pero, muy enfermo ya, morirá en su casa de Los Nietos (Cartagena) el 29-VI-1933.





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