Santos ZÁRATE MARTÍNEZ


ZÁRATE MARTÍNEZ, Santos (Villafranca de Montes de Oca, Burgos, 1830 - Almería, 1906). Obispo.


      Hijo de Pedro Zárate, médico, natural de Burgos, y de Francisca Martínez, también de Burgos. Hizo sus estudios en el Seminario de San Jerónimo, de Burgos, licenciándose en Teología en el Seminario Central de Toledo (Universidad Pontificia) y ordenándose de presbítero con sólo 21 años (1851). Entre otros muchos cargos, fue capellán del monasterio de las Huelgas de Burgos y profesor de Teología del Seminario. Con 35 años opositó a la canonjía de lectoral de Santander, desde donde vino a Almería.

      Curiosamente, cuando fue propuesto para obispo de Tenerife, contestó al Nuncio: “Asegurando a V.E.I. que no tengo ni la ciencia, ni la perfección, ni la salud, ni la expedición de medios naturales, con algún defecto exterior que no me favorece” (19-V-1886). Carecía de visión en uno de los ojos. Insistiendo la Reina Regente y su Gobierno en proponerle para Almería; el 17-III-1887, León XIII lo promueve para esta diócesis, recibiendo la consagración episcopal el 6-XI en la Catedral de Santander y tomando posesión por poderes el 15-XI.

      Desde Rioja vino a hacer la entrada solemne en Almería el 22-XII-1887. Trajo su equipo de gobierno personal, del que destacará Francisco Ruiz de Velasco, chantre de la Catedral, provisor, ejecutor y hombre clave que terminará en la Rota romana de Madrid. Recién llegado, sufrió Almería y su diócesis unas terribles inundaciones. Santos se convirtió, en España, en el gran pordiosero, pidiendo ayuda para su Iglesia. Ésta fue tan grande que, en gratitud, se levantó el monumento a la Caridad. Llevó a cabo la fundación del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Almería, ejecutando la donación de Francisca Jiménez, viuda de Acilú, que patrocinó la obra ya desde tiempos de Orberá. En el campo de la caridad, Santos construyó una barriada de casas para los pobres con el título “de la Merced”. El 23-III-1889, Santos va a Madrid encabezando la comisión que fue a tratar con el Gobierno el tema del ferrocarril Linares- Almería; posteriormente, le veremos en Guadix presidiendo la comisión de inauguración.

      En 1890 realizó su primera visita ad límina apostolorum en Roma. Además de la síntesis histórica, ofreció a la Santa Sede un informe completísimo de la situación de su diócesis, tanto sobre las instituciones como sobre las personas. Antes había realizado la visita pastoral a su jurisdicción, con lo que su informe partía de un conocimiento directo de la realidad. Sus relaciones con el Cabildo fueron extraordinarias, haciéndose valedor ante la Santa Sede de las reclamaciones que hacían los canónigos al Gobierno por lo mal que les retribuía a cargo de los bienes desamortizados. En favor del Cabildo consiguió, para los señores capitulares, que pudieran vestir la sotana con fileta roja, como signo de su mayor dignidad. Le dio unidad a las casas episcopales reedificando las cuatro fachadas del así llamado Palacio Episcopal. En la persecución religiosa del 1936, al ser transformado en sede del Gobierno Civil, desapareció su escudo, sustituido por el de la República, así como los medallones de San Indalecio, fray Diego Fernández de Villalán y fray Juan de Portocarrero. En la Catedral se hicieron obras de interés: se colocaron las verjas de la fachada principal, así como se remodeló toda la entrada de la puerta de los Perdones; cuidó de la restauración de ambos órganos y se instaló un nuevo reloj en la torre.

      Era normal que los señores obispos, cada tres años, hicieran propuestas de nombres para el episcopado. Así, Santos envía al Nuncio Apostólico el listado de aquellos sacerdotes que él cree dignos del episcopado (28-IX-1892), destacando con interés especial al arcipreste de nuestra Catedral, Eusebio Sánchez Sáez. Repetidas veces se va a ocupar de promocionarlo, haciendo de él elogios extraordinarios. Compromiso de los políticos fue la causa de que no fuese promovido al episcopado, siendo uno de los señores capitulares de más categoría en nuestra diócesis, tanto en el aspecto espiritual como por su rica preparación intelectual. De la etapa del pontificado de Santos tenemos en el Archivo Vaticano una gran cantidad de informes favorables sobre muchos sacerdotes almerienses que aspiraban a prebendas diferentes. Hoy son una fuente interesante para la historia del clero almeriense. Entre otros, disponemos de testimoniales sobre Bartolomé Carpente Rabanillo, solicitando la chantría o canonjía papal.

      En el aspecto pastoral fue uno de los obispos más sobresalientes que tuvo Almería. Ahí están sus cartas pastorales. El 1889 organizó la misión general que removió los corazones de tantos. Cuidó muchísimo de aumentar las comunidades religiosas en la diócesis. Trajo nuevamente a los PP. Dominicos a la ciudad para que se encargaran del culto a Nuestra Señora la Santísima Virgen del Mar. Cuidó los monasterios de la Compañía de María, las Puras y las Claras, multiplicando la presencia de casas religiosas en Cuevas, Vera, Albox y Vélez Rubio. Mejoró mucho las condiciones de las Hijas de la Caridad, las Siervas de María, las Hermanitas de los Desamparados y Damas Catequistas. El culto a la Santísima del Mar se renovó con gran vitalidad, encargándose el Cabildo Catedral de reorganizar los cultos con nuevos itinerarios para la procesión. Con ocasión de la visita de Alfonso XIII procedente de Melilla, el prelado le atendió en la Catedral, le dirigió unas palabras en la recepción oficial del Ayuntamiento y le acompañó a la visita al Santuario de la Santísima Virgen de María, patrona de la ciudad.

      Un tema largo y delicadamente tratado fue el de los acervos píos, así como el de las capellanías. Había encontrado algún empeño del capital que respaldaba el cumplimiento de obligaciones sobre dichos temas y trató de solucionarlo con elegancia.

      Asuntos interesantes en su pontificado fueron también el bautismo de una negrita guineana en el monasterio de las Puras (13-III-1888); la conversión en Garrucha del anglicano Calos Buckley (18-I-1890); el robo de la corona y alhajas de la Santísima Virgen del Mar (23-VIII-1891), después de la procesión de nuestra Señora; la reconciliación pública del masón José Vilén y el asesinato del párroco de Lúcar, Antonio Berruezo (20-VIII-1902).




López Martín, Juan





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