Bautizado con el nombre de Francisco, era el tercer hijo varón de Juan Benavente y María Molina Antolínez, labradores de Berja. Muy joven profesó como sacerdote capuchino en el convento de Motril, asistiendo a diferentes casas de la orden hasta recalar en Cádiz. Desde esta ciudad, conforme a la cédula real que disfrutaba desde mayo, partió con cinco frailes a las Indias (VI-1657). A finales de agosto, el grupo desembarcó en Cumaná (Venezuela), siguiendo rápidamente el plan de otras misiones de la regla ya instaladas en la tierra. Entre sus primeras acciones estuvo la fundación de la ciudad de Santa María de los Ángeles de Guácharo, primer asentamiento capuchino andaluz.

      Tras un tiempo en el oriente venezolano, en 1661, se traslada a Caracas, donde organizó una expedición a los Llanos para trabajar en el río El Pao, donde estaría hasta 1669, cuando pasó al río Tirgua, donde fundó San Francisco del Tirgua. En ese año fue nombrado Superior de todas las misiones capuchinas de los Llanos, fecha que abre una actividad inusitada, pues, por un decreto del 27 de agosto de 1676, estos religiosos estaban autorizados para fundar pueblos en las provincias de Caracas y Cumaná. Usando esta prerrogativa, en 1677, fue autorizado por el gobernador para fundar San Carlos de Austria (1678), actual capital del estado de Cojedes. Por la excepcional forma para tomar posesión de tierras, nombrar autoridades, crear parroquia e instaurar el trabajo de los indios, esta fundación se tomó como modelo a imitar. A estas alturas de su vida la figura del fraile era un mito en tierras venezolanas, algo reconocido aquel año con su nombramiento como Superior General de las Misiones de Padres Capuchinos de Venezuela.

      Tras una intensa tarea de gobierno, en 1690 dejó el curato de San Carlos para continuar misionando, objetivo frenado por la oposición de otras órdenes - franciscanos, dominicos y jesuitas- ávidas por conseguir encomiendas de indios.