Miguel GARCÍA MALDONADO


GARCÍA MALDONADO, Miguel (Albuñol, Granada, 1936 - Granada, 2007). Trovero.


      Del cortijo "Candiota", en el cual trabajaban sus padres siendo él niño, le pusieron los aficionados el nombre artístico. Nacer en La Contraviesa, corazón del trovo, hizo que desde niño se sintiese atraído por él, y a los siete años empezó a trovar en quintillas, con música de fandango cortijero (con violín, bandurria y guitarra). Siempre reconoció el papel de Eduardo Garbín como maestro en su etapa de aprendizaje. Pronto conquistó el favor del público por su atrevimiento para enfrentarse a los adultos y por su intrepidez en la controversia; por ello las gentes lo bautizaron con el pseudónimo de Niño Candiota, con el que todavía en su vejez era conocido por muchos. La extracción humilde de su familia originó su nula formación académica. En el servicio militar obligatorio (1958) aprendió a leer y escribir. Su afán de formación a través de la lectura hizo el resto. En 1963 se trasladó a las proximidades de El Ejido para dedicarse a la novedosa agricultura de los invernaderos, en la que ocupó el resto de su vida laboral. Candiota, junto con otros que se bajaron de la sierra al llano, trajo al Campo de Dalías el trovo de La Contraviesa y, en contacto con los leves rescoldos que quedaban del autóctono, le hizo madurar, adaptándolo a su tiempo.

      Autor de un trovo de reacción rápida y, a la vez, brillante, perfeccionista, plagado de metáforas y figuras; se erigió en su principal revitalizador en el Poniente almeriense. Entre las innovaciones que José Criado destaca en la trayectoria poética de Candiota, se encuentra el haber entablado una relación continuada (visitas, veladas, concursos, homenajes...) con los troveros murcianos, superando los límites comarcales. La segunda innovación consistió en extender el uso de la décima espinela en el trovo alpujarreño, atreviéndose a experimentar con la décima irregular (de 12 versos). La tercera radicó en popularizar el trovo hasta el extremo de que los troveros participan como atracción especial en las fiestas patronales. También, Candiota tuvo el acierto de plantearse la conveniencia y necesidad de difundir el trovo en distintos espacios sociales: escuelas, emisoras de radio, periódicos, televisión, festivales...

      En la última fase de su trayectoria, a partir de 1990, Candiota elevó a nivel internacional el trovo con su participación en festivales y congresos celebrados en diversos países de Europa e Iberoamérica; aportándole nuevo vigor con el conocimiento de las más variadas expresiones de la improvisación mundial. Viajó por toda España, Cuba, México, Argentina, Uruguay, Francia..., codeándose con los mejores improvisadores coetáneos.

      Fue una persona afectuosa, aliñado con una pizca de vanidad por saberse en la cima del trovo y, a la vez, un luchador decidido por la justicia social, el buen gobierno y una voluntad política de progreso. De ideas avanzadas, participó en política como concejal en el Ayuntamiento de Dalías por el Partido Comunista de España (1979-1983). Activo hasta días antes de morir, compuso miles de poemas orales, de los cuales se conserva grabada una parte significativa; otros han visto la luz gracias a Criado (De trovo con Candiota y El trovo en el Festival de Música Tradicional de La Alpujarra (1982-1991).

      Un oscuro malestar vital, unido a algunos problemas de visión, afligieron sus últimos años, aunque murió a causa de problemas cardíacos. Aún de cuerpo presente, la Asociación de Troveros de La Alpujarra decidió adoptar su nombre en señal de admiración. A su muerte, dejó al trovo convertido en uno de los valores culturales que definen la idiosincrasia almeriense. Si José Castillo encarnó de forma magistral al trovero de la primera mitad del siglo XX, Candiota fue el refundador del trovo y el trovero con más personalidad de la segunda mitad.





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