De notable popularidad y consideración social, nació en la primavera de 1895 en la calle González Garbín, céntrica calle próxima al mercado de abastos, en cuya circunvalación abrió despacho laboral y que después de su muerte, en julio de 1981, el ayuntamiento la rotuló a su nombre. Ulpiano Díaz Pérez optó por la soltería y no tuvo descendencia.
Aprendió las primeras letras en el colegio de Jesús (posterior edificio de Correos) y fue compañero de pupitre de García Lorca cuando de niño el poeta granadino residió en Almería. Ulpiano solía acudir al Parador de Martínez para ver practicar de salón a la “cuadrilla de niños almerienses” en la que ya destacaba Julio Gómez “Relampaguito” y a quien apoderó, al igual que a Enrique Vera, Antonio Oller, Damián Ramón, Juan Carmona, Juan Luis de la Rosa, Rafael Piqueras o Justo García “Chico de la Patrona”.
Tras hacer el peritaje en la Escuela de Comercio, permaneció en la ciudad rechazando ofertas de trabajo fuera de ella. Su disposición literaria le llevó a ingresar con 17 años en El Día, publicando con el seudónimo de “Caireles”. Su opinión prosiguió en las cabeceras de El Mediterráneo, Heraldo de Almería, La Independencia, las revistas madrileñas Dígame y Clarín y en colaboraciones semanales en Radio Almería y Radio Juventud, donde dio la “alternativa” a Francisco Bernabéu “Pacorro”. Posteriormente alternó las representaciones comerciales con el asesoramiento taurino y montaje de festejos. En 1955 se produjo un giro radical en su quehacer laboral. En ese año aterrizó en Almería la Casa Chopera para hacerse cargo de la organización del abono de feria tras las pertinentes negociaciones con la familia Cuesta-González, propietarios de la plaza. Por indicación de José Tara, gerente del desaparecido café Español, Pablo Martínez Elizondo “Chopera” lo nombró su hombre de confianza. Al fallecer, su sobrino Baltasar González tomó el relevo.
Poliédrico en cuanto afinidades artísticas: literatura (fundó, con el pintor Pedro de la Fuente, el semanario Sangre y Arena), teatro (organizó el cuadro artístico de las cofradías del Santo Sepulcro) y música (Gaspar Vivas y Rafael Barco le dedicaron el pasodoble La Alcazaba). La peña El Taranto lo distinguió en 1975 con su escudo de oro al cumplir 80 años de edad.