Manuel CÁLIZ CÁLIZ


CÁLIZ CÁLIZ, Manuel (Algarinejo, Granada, 1947 - Almería, 2014). Profesor.


        Perteneciente a una familia de comerciantes y propietarios agrícolas fue el segundo de los hijos de Manuel y Rafaela. Realizó los estudios primarios en su pueblo natal trasladándose después a Granada donde hizo el bachillerato y los estudios universitarios, licenciándose en Geografía e Historia en 1970.

        En 1971 contrajo matrimonio en Granada con María del Carmen Martínez Sola, que también se dedicó a la docencia. Tuvieron cuatro hijos: Pablo, Juan Manuel, Carmen y Manuel Silverio.

        Su primer destino fue en Almería, como profesor contratado en el Instituto Nacional de Enseñanza Media «Alhadra», en el cual permaneció hasta 1974. En este año obtuvo en las oposiciones correspondientes la cátedra de Geografía e Historia de Enseñanzas Medias, siendo destinado a Estepona hasta 1977, año en que se trasladó al Instituto de Adra, en el cual permaneció dos cursos. En 1979, recién destinado en el Instituto de Bachillerato «Al-Ándalus» en Almería, fue nombrado para comandar la creación del nuevo Instituto de Bachillerato Mixto nº 5 de Almería capital, que una década después recibiría el nombre de «Alborán».

        Desde ese primer momento de junio de 1979 estuvo al frente del instituto hasta el mismo día de su fallecimiento en septiembre del 2014. No extraña que en la ciudad, y hasta en la misma Delegación de Educación, al «Alborán» se le conozca también como «el instituto de Manolo Cáliz» o, simplificando, «el instituto del Cáliz».

        Manuel Cáliz dejó, en definitiva, un saldo de 44 cursos académicos de entrega a la enseñanza, 38 de ellos formando parte de equipos directivos.

        Hasta el mismo día de su fallecimiento, ocurrido en día laborable, acudió a su trabajo y, al salir de su primera clase, sufrió un mareo, que terminó brevemente con su vida. Circunstancia cargada de valor simbólico como expresión de su dedicación plena al centro, que fue su gran obra.

        Trenzada con esta ingente labor gestora y docente en el instituto, Manuel Cáliz fue cumpliendo con plena solvencia, como persona de confianza, otros servicios administrativos encargados por la Delegación de Educación y, en ocasiones, por la Universidad, cuya simple enumeración resultaría no sólo prolija e innecesaria sino, incluso, tediosa y fuera de lugar.

        Participó asiduamente en Congresos y Jornadas relacionadas con su especialidad, con importantes aportaciones científicas y didácticas y fue coautor del libro de texto Historia General de las Civilizaciones y del Arte (Proyecto Sur, 1989).

        Tan brillante trayectoria se vio reconocida oficialmente con la concesión el 5 de diciembre de 2005 de la Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.

        Aspecto primordial para apreciar su ingente labor en el instituto lo constituyen los rasgos de su personalidad carismática. Fue un hombre apacible y jovial, dialogante y conciliador, amante de la paz social tanto en el claustro de profesores como en el conjunto de la comunidad educativa, partidario de amplios consensos. Disponía de un altísimo poder de liderazgo, y una capacidad innata para propiciar un clima idóneo de convivencia, basado en el respeto y el diálogo, que se reflejaba en el entorno de la comunidad educativa del Centro tanto en el plano de las relaciones laborales como en el de las personales.

        Supo elegir el momento oportuno y las condiciones adecuadas para coordinar proyectos de innovación. Promovió la impartición de una enseñanza de calidad, instituyendo la excelencia educativa como objetivo irrenunciable elevando al «Alborán» como instituto de referencia obligada en la ciudad.

        No cabe la menor duda de que en la vida y proceder de Manuel Cáliz incidió de manera decisiva una cualidad distintiva de su personalidad: su profunda y sincera religiosidad, traducida en un compromiso permanente con la fe y el mundo cristiano, hasta el punto de que obviarlo en una reseña que de él se lleve a cabo, es obviar parte capital de su contenido. Esta vivencia cristiana de la vida intensificó en él valores como el sentido del sacrificio, la valoración del esfuerzo y la práctica de la bondad, la benevolencia y la paciencia como virtudes que poner en acción a diario, lo que le llevó a formar parte de la familia dominicana, como laico dominico de la Fraternidad de Almería.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




Gómez Ruiz Trino





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