Este personaje llegó a la provincia de Almería como cónsul británico en el Levante, tierras en las que se casaría con Josefa Giménez Segovia, natural de Cantoria. Con motivo del traslado en 1856 de Alejandro Tomás Kirkpatrick como vicecónsul de Garrucha, pasó a Berja para ocupar el mismo cargo diplomático para la Baja Alpujarra. En esta localidad dirigiría la compañía británica que explotaba varios pozos mineros en Sierra de Gádor, progresos que publicó en varios artículos en el Mining Journal. Su competencia comercial haría que en 1859 fuese nombrado cónsul de Suecia y Noruega en Adra, en donde realizó una recepción oficial al gobernador de Almería (1863). A su muerte dejó varias hijas nacidas en Berja que marcharon a Londres.