Fue un importante empresario almeriense. Comenzó trabajando de aprendiz en algunas tiendas de tejidos en Gérgal y Almería. Posteriormente estuvo recorriendo los pueblos de la Alpujarra, en burro o tartana, vendiendo telas por los caminos y senderos, entonces casi intransitables, de esa zona almeriense. Cuando llegaba a cortijadas, aquello era un acontecimiento. Muchos de sus habitantes no habían salido jamás de su entorno y él, como un nuevo juglar, les contaba los acontecimientos de la capital, los sucesos, los teatros, los espectáculos en general. Y, además, vendía sus telas en las reuniones que se hacían alrededor de la lumbre con lo mejor que tenían para comer en cada casa.

José Marín Rosa vivió una época en la que los comercios almerienses estaban ubicados en la calle de Las Tiendas, ya que el Paseo se dedicaba a establecimientos de ocio.

Le gustaba el teatro y no se perdía los estrenos que llegaban a Almería como El Alcázar de las Perlas de Villaespesa cuya entrada en “gallinero” le costó una peseta. Un asiento en el patio de butacas, donde iban los más pudientes, costaba cinco pesetas.

En sus conversaciones, recordaba el café Lyon D’Or, con unos grandes espejos biselados y que estaba situado en el lugar donde, mucho más tarde, inauguró los Almacenes Marín Rosa en el Paseo, un referente en el comercio de Almería, comparable con otros grandes establecimientos de esa clase en España.

Tras el servicio militar, en 1914, se casó con Manuela Peláez y tuvieron dos hijos, Andrés y José, con quienes fundó su primer establecimiento en la calle de Las Tiendas, esquina con Hernán Cortés. Allí colgó un cartel con sus apellidos. Era 1936. Tenía cuatro empleados y sólo vendían telas porque aún no había confección. Y en 1945 abrió otra tienda, la famosa MARÍN ROSA, en el Paseo, que fue creciendo cuando llegó la confección para señora, caballero y niño. Y luego novias y perfumes y cosmética, bolsos y bisutería de alta calidad.

En 1967 se inauguraron siete plantas y en 1986, en el cincuenta aniversario de su fundación, ya tiene la empresa 185 trabajadores y sus productos vienen de los centros de moda más importantes del mundo: París, Roma, Londres… Y entonces, se instalan las primeras escaleras mecánicas en Almería.

José Marín Rosa, trabajó muy duro. Consiguió levantar una gran empresa y, a petición de los trabajadores, el Gobierno le concedió, en el año 1980, la Medalla al Mérito en el Trabajo.

El día en que murió, los empleados llevaron su féretro en hombros hasta los almacenes Marín Rosa, donde le rindieron un homenaje por haber sido un magnífico empresario.