Nace en Almería en la calle Padre Gabriel Olivares, hoy Jesús de Perceval, el 29 de noviembre de 1945. Hija del pintor Jesús Pérez de Perceval y del Moral y de la poetisa Trina de la Cámara Montilla. Casada con José Luis Ruz Márquez, tuvieron tres hijos: Jesús, Carmen y Miguel.

Fue una niña precoz que comenzó a dibujar con tres años y a escribir poesías con doce. La obra Retrato de Familia, de Jesús de Perceval nos presenta a Carmen, su hija primogénita, retratada de pintora, lápiz en mano, como diciéndonos que es la única de sus hijas artista. Expone por primera vez en la Biblioteca Villaespesa de Almería con solo 17 años, junto a pintores de reconocido prestigio y coincidiendo en la muestra expositiva con obras presentadas por sus padres.

Es indaliana de primera hornada, por sangre, sensibilidad y vivir en una casa que, además de hogar, era estudio de pintura, tertulia cultural, taller de escultor… el clima perfecto para hacer aflorar la sensibilidad artística e inteligente ingenio.

Con 18 años realiza su primera exposición individual en la galería de arte Harvy, en Almería. En sus obras muestra la sencillez contemplativa de lo que intenta describir y la riqueza con que las imágenes son perpetuadas, proporcionando la sensación grata de lo puro.

En 1965 marcha a Valencia para estudiar en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos, donde permaneció tres años. Compagina la carrera una exposición en la Biblioteca Villaespesa de Almería, en la que presenta 40 obras entre óleos, ceras y dibujos. Destaca la obra La Mojaquera. Termina su carrera en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Marcha a Italia, para estudiar las obras de los grandes maestros renacentistas de Florencia, Venecia y Roma.

Profesora en los institutos de Berja, Torrijos, Madridejos, El Ejido, Carboneras y Almería. Compagina su labor pedagógica con la pintura, el dibujo y las ceras.

Su temática casi permanente es el amor, de pareja y maternal, siendo lo familiar una constante, el objeto principal de las obras, representadas siempre en un paisaje inventado, raramente real e identificable, pero sin embargo pura esencia de la tierra almeriense, un escenario entrañable y bucólico para los personajes de sus composiciones. En sus figuras mediterráneas, luminosas, predominan los volúmenes y el sentido del movimiento, tanto en las sujetas a la disciplina del parecido (realizó infinidad de retratos en todas las técnicas) como en las libres.

En los óleos nos ofrece una paleta rica, muy brillante para los colores porque Almería es toda luz. Cuida las gamas y matices, destacando la importancia compositiva en la airosa fuerza de su personalidad creadora. Sus composiciones son siempre plasmadas en grandes formatos como certifican los cuadros Las bañistas y La familia, de su primera época, los años sesenta, hasta los que dos décadas después hizo con carácter mural para la Universidad Laboral de Almería.

Su dibujo a tinta es lírico, con una fluida gracia poética, definida y acariciadora, resuelta con seguro y limpio trazo, como en la obra La Primavera. A partir de la muerte de su padre, en 1985, que le supuso un golpe durísimo, el delicado trazo de sus líneas se torna más grueso a la par que aparecen grandes zonas de sombreado plano que aportan mayor contundencia y dramatismo a su obra dibujada sin perder, por ello, delicadeza ni ternura.

En Almería realizó numerosas exposiciones individuales en distintas galerías. Participó en muestras colectivas (Salamanca, Orense, Logroño, Madrid, Lorca, Mazarrón, Quesada…), entre las que destacan la Exposición Internacional de la UNESCO en 1970 y la realizada en 1986 en homenaje en memoria de su padre. También expuso en alguna con su marido.

El dominio excelente del dibujo la llevó desde muy temprano a la ilustración de carteles, libros y otras publicaciones: Poemas de Diego Fernández Collado (1971); Cancioncilla para la guitarra de María José de Ángel Caffarena (1974); revista poética Litoral, que fundaran en 1926 Manuel Altolaguirre, Prados y Rafael Alberti, especialmente en el número dedicado en homenaje a Picasso; Malola de Domingo Nicolás (1976); Folklore popular toledano: lírica de José Manuel Sánchez Miguel (1981); Poemas de Martín Torregrosa (1988); Presencia de Trina de la Cámara (1996); Hora nona (2001); y Adiós Granada (2003) de Victoria Cuenca Gnecco,

Fue ilustradora de sus propios libros, Sueños (1987) y Ensueños (2000), así como El Niño y el Caracol en el libro Cuentos desde el Sur, editado por Unicef en 1990. Su poesía tiene tres vertientes: el amor, la muerte y la soledad. Su primer libro de poesía Sueños, resalta un aire nostálgico con poemas dedicados a su padre, a la soledad. En la novela Lucrecia, uno de sus nombres que consta en su partida de bautismo, refleja el retrato de toda su vida.

Falleció el 7 de junio en la calle Eduardo Pérez nº 14.de Almería.

Bibliografía:

DURÁN DÍAZ, M.ª D., Historia y Estética del Movimiento Indaliano, Ed. Cimal, 2ª edición, Almería 1994.
DURÁN DÍAZ, M.ª D. y RUZ MÁRQUEZ, J. L., La Pintura de Jesús de Perceval. Almería, Instituto de Estudios Almerienses y La General de Granada, Almería 2002.
DURÁN DÍAZ M.ª D., Conociendo a Jesús de Perceval, hombre del Renacimiento. Almería, Instituto de Estudios Almerienses, 2ª edición, Almería 2015.
DURÁN DÍAZ M.ª D., Cantón Checa. Pintor, Docente y Galerista, Instituto de Estudios Almerienses, Almería 2021.