Almería tiene su particular Ramón Areces que fundó Simago, el primer súper que desembarcó en Almería en 1966, y plantó cara a las tiendas de ultramarinos y coloniales de la postguerra, las que servían los cuarterones de aceite, el arroz y los garbanzos del racionamiento.

Simago, desde el Paseo, en el antiguo emplazamiento del hotel Simón, presidió la vida comercial de la ciudad, cuando aún no había llegado Ecoprix, o Pryca o Alcampo. José Manuel Mayorga, nacido en 1912, que emigró a Cuba y que al volver fundó Simago, uno de los primeros almacenes populares del país que se extendió como el cuerpo de una serpiente por casi todas las provincias, con 40 centros, incluido el de su tierra natal.

Estuvo antes algunos años en la banca, gestión de inversiones y mercados de bonos y de dinero en Londres, se instaló en Nueva York y se unió a una firma de intermediación bursátil. Más tarde, creó su propia firma en Nueva York, especializada en comercio marítimo.

Después hizo negocios en la Cuba de Batista con la cadena de tiendas La Quincallera y regresó a la península tras el triunfo de la revolución castrista y junto a su cuñado Valeriano López constituyeron en 1960 Simago. Se unieron en comandita para ello a otros dos empresarios hispano-cubanos, Simó y Gómez (Simago era el acróstico de Simó, Mayorga y Gómez).

Fue Simago desde entonces una enseña cotidiana y familiar para toda una generación de almerienses que se abrían al consumismo. Mayorga, su presidente, un visionario, copió la fórmula francesa de los supermercados y fue dando entrada a nuevos accionistas como el Banco Popular y Bankunion, hasta que, en 1986, el grupo March (los patrones de su padre) asumieron el cien por cien de Simago, que después fue adquirido por Continente (Champion), y ha acabado en brazos de otros franceses: Carrefour, que aún conserva el centro comercial en el Paseo de Almería.

Mayorga, un desconocido almeriense de la diáspora y un as en los negocios, fue también presidente del grupo Albión, de la cadena de restaurantes Topics y constituyó con Sociedad Ibérica de Hipermercados el primer híper en Cataluña. Tuvo también tiempo para, desde su lado más filantrópico, crear la fundación de Adena, una de las principales organizaciones de conservación de la naturaleza. Mayorga fue administrador fiduciario del Fondo Mundial para la Naturaleza en 1974 y miembro de su consejo ejecutivo desde 1975. Comendador de la Orden de Isabel La Católica, murió en la calle Eduardo Dato de Madrid en 2003, con 91 años.