A título de curiosidad socio-estadística, cabe señalar que Somontín (en la almeriense sierra de las Estancias) es el pueblo de España que porcentualmente más vecinos ha aportado a la Guardia Civil y Cuerpos de Seguridad del Estado: aproximadamente 200 efectivos durante el pasado siglo XX.

El que fuera canónigo-archivero de la seo almeriense, López Martín, se detiene con detalle en la figura de Emilio Jiménez Pérez, sacerdote que alcanzó la púrpura episcopal en el primer tercio del siglo XX. Nacido el 11 de octubre de 1863, era hijo de Esteban Jiménez (maestro de Instrucción Primaria) y de Juana Mercedes Pérez, naturales de Olula del Río y Lúcar, respectivamente. A tierna edad marchó al Instituto de 2ª Enseñanza en la capital y seguidamente el seminario conciliar de San Indalecio. Su capacidad e inclinación por los estudios le hizo destacar entre el clero almeriense, llamando incluso la atención del prelado de la diócesis.

Se licenció y doctoró en Teología y Derecho Canónico en el seminario de Granada y en la Semana Santa de 1886 fue consagrado presbítero por el obispo José M.ª Orberá. Tras superar las preceptivas oposiciones, obtuvo la plaza de canónigo doctoral, ejerciendo, además, como profesor y capellán del convento-colegio de la Compañía de María. Su progresión eclesiástica se vio favorecida tras el apoyo mostrado por el obispo Casanova Marzal, el ministro Silvela y el diputado conservador del distrito electoral de Purchena. En febrero de 1918 fue nombrado administrador apostólico de Barbastro (Huesca) y obispo titular de Antendón. En abril del mismo año sería consagrado solemnemente en la catedral urcitana, con la presencia del nuncio en España y los obispos de Almería y Barcelona. Después de una prolongada enfermedad, el somontinero Emilio Jiménez falleció en la villa oscense el 20 de octubre de 1926.

Bibliografía:
López Martín, Juan, Galería de ilustres sacerdotes almerienses, Almería 2015.