Epifanio LUPIÓN LUPIÁÑEZ


LUPIÓN LUPIÁÑEZ, Epifanio (Albuñol, 1900 - La Mojonera, 1994). Trovero.


Al amparo de los nuevos pueblos del Instituto Nacional de Colonización erigidos en el Poniente se produjo un incesante flujo migratorio de hombres y mujeres venidos de la alta Alpujarra granadina y almeriense hasta la llanura costera. En una de estas segundas oleadas arribó nuestro hombre después de un azacaneado transitar por lugares y oficios, no tardando en hacerse notar por su gracejo y simpatía. No es de extrañar por tanto que el 20 de marzo de 1994 La Mojonera llorase la muerte del “poeta rústico”, del repentista de ingeniosas quintillas, del talentoso juglar rural ajeno a la métrica académica de la Poética. Cubierto de sombrero, chaleco negro, ropas coloristas, cachimba y el auxilio del sempiterno cayado de patriarca cortijero. Además de componer versos, Epifanio era tan habilidoso que “construía máquinas y juguetes, complejos entretenimientos para sus nietos o inventaba historias de sus animales, etc.”

¡Pues ya sa muerto Epifanio,
ya terminó su carrera!
Dejo mi libro abierto
pero habrá hombres de talento
que no sabrán comprender
lo que el libro encierra dentro.

Epifanio Lupión Lupiáñez había nacido en Albuñol (Granada) el 10 de junio de 1900, viviendo su primera infancia en Linares, a cuyas minas emigró su padre, hasta sufrir un grave accidente que les obligó a regresar a Albuñol, donde pastoreó cabras hasta los 18 años. Seguidamente marchó a Madrid en pos de un horizonte laboral más gratificante. Sin embargo, después de una fallida semana retornó a sus orígenes, a emplearse de molinero durante una década, siempre a renta o a medias: “Venían los cortijeros a moler, de aquí de la Alpujarra, y resulta que ellos tenían costumbres, en los bailes (mudanzas, robaos, doblones) durante las pascuas y… en fin, en todas las fiestas que ellos hacen a lo largo del año… Pues se trovan unos a otros… y yo me estaba dando cuenta de lo que decían”. Antes de cumplir los treinta se casó en primeras nupcias -en 1940 volvió a matrimoniar, quedando viudo por segunda vez-, alzando el vuelo a Granada, Santa Fe, Atarfe y Sierra, empleándose como guarda, barrenero o aserrador de mármol.

En 1966 se asentó definitivamente en La Mojonera, en casa de uno de sus hijos -propietario del bar El Grajo-, empadronándose y viviendo una plácida vejez. A partir de entonces su presencia se hizo imprescindible en cualquier reunión festiva de trovos y bailes tradicionales de la zona, dejando constancia de su capacidad poética. Repetidamente sería invitado a los Festivales de Música Tradicional de la Alpujarra, prestigiosa cita interprovincial que tuvo el acierto de dedicarle la 5ª edición, celebrada en su propia localidad natal, Albuñol. Municipio que, al igual que La Mojonera, le dedicó una calle y el Instituto. El mismo año 1986 nuestro hombre acudió a la Bienal de Música del Sur y Cante Flamenco, en Sevilla. Aunque de lo que más orgulloso se mostraba era de su cuádruple participación en los homenajes (1978 a 1986) a Federico García Lorca en la mismísima Fuente Vaqueros lorquiana. Falleció el 4 de noviembre de 1994.

 

Bibliografía:

Criado, José, Epifanio Lupión. Poeta rústico, Almería 2007.

 




Sevillano Miralles Antonio





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