Hijo de Santiago Capella Romero y Adela de Bustos Águila, inicia sus estudios en Granada para trasladarse, después, a Madrid y cursar la carrera de Medicina. Con el título recién obtenido, recibe la oferta para formar parte del equipo investigador del Instituto de Investigaciones Médicas de Madrid, más tarde, Fundación “Jiménez Díaz”. Políticamente comprometido desde muy joven, forma parte del Partido Republicano Radical Socialista, desde cuyas filas acude a las elecciones municipales de abril de 1931 en Alhama. Su participación fue más sentimental que efectiva.
Precisamente, el día de la constitución del nuevo Ayuntamiento (16-IV-1931), Antonio permanecía preso en la cárcel de Jaca acusado de participar, junto a los capitanes Galán y García Hernández, en la sublevación de Jaca ocurrida en diciembre de 1930. Esta acción respondía a la llamada de Ortega y Gasset, Pérez de Ayala y Marañón para constituir la Agrupación al Servicio de la República.
Al declararse la Guerra, en julio de 1936, marcha al campo de batalla desempeñando el puesto de capitán médico. El fin de la contienda y la implantación de la Dictadura del general Franco truncan su carrera científica en España y obtiene acogimiento como exiliado en Méjico. Desde los primeros momentos vincula su actividad médica con la acción comunitaria. Este rasgo filantrópico sería una constante en su dilatada trayectoria profesional y personal. Llegó a desempeñar el puesto de Director médico del Sanatorio Español de Méjico. Fundó, junto al doctor Ignacio Chávez, el Instituto Nacional de Cardiología. Paralelamente, dedicó más de treinta años de su vida a la atención sanitaria en el Instituto Mejicano del Seguro Social.
De su labor docente e investigadora hay que reseñar que obtuvo por oposición la cátedra de Bacteriología y Parasitología de la Facultad de Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de Méjico. Tradujo algo más de veinte obras, entre ellas, los estudios de microbiología de Zinsser, obras básicas para la formación de los cientos de estudiantes que pasaron por sus aulas. Publicó cientos de artículos y, hasta los últimos momentos de su vida, viajó por las distintas universidades del país impartiendo conferencias con la finalidad de divulgar los avances científicos obtenidos en su campo de trabajo. Fallecido el 13-III- 1990, sus cenizas reposan en suelo alhameño.
De esta estirpe alhameña, de tradición liberal, republicana, masona y comprometida con la sociedad decimonónica que les correspondió vivir, destacamos, además, a otros miembros de la familia: Santiago Capella Oriola, licenciado en Leyes, juez de los Tribunales de Escuelas de Instrucción de la Provincia, catedrático y director del Instituto de Segunda Enseñanza de Almería, miembro fundador y director del Ateneo Científico Literario de Almería, miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País, librepensador y político republicano fallecido en Alhama (28-IX-1881) y enterrado, por su expreso deseo, en el cementerio particular de este pueblo. Su hijo, Santiago Capella Romero, fue farmacéutico, propietario, político republicano y amigo personal de Nicolás Salmerón.