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Nuestros Orígenes 

La existencia de Carboneras como núcleo habitado permanentemente se sitúa en torno al siglo XVII a raíz de la construcción del Castillo de San Andrés y la consiguiente distribución de tierras de labor a los soldados, así como a la creación de una almadraba. Todo ello por iniciativa del Marqués de Carpio don Diego Lope de Haro y Sotomayor, como consecuencia de las constantes acciones de los piratas berberiscos y de los turcos sobre el territorio de su soberanía, y que ocasionaban grandes daños, como fue el famoso saqueo de Cuevas por el pirata El Doghali tras recorrer toda la zona.

Castillo de San Andrés

Con anterioridad, se sabe de la ocupación de la costa por el establecimiento de vigilantes en las torres y atalayas del litoral, que desde la época nazarí ejercían sus funciones, continuando a partir de la conquista por los Reyes Católicos con mejor o peor fortuna. Pero el aislamiento de la zona y los riesgos del servicio hicieron inviable una mínima ocupación humana, de hecho el abandono de estos establecimientos fue una constante. Ello planteó la necesidad de concentrar un núcleo de fuerzas militares con cierta consistencia al amparo de un sistema eficaz de defensa; surge así la idea de la erección del Castillo de San Andrés, proyecto que fue aprobado por el rey Felipe II en real cédula del 11 de octubre de 1583, confirmada años más tarde, pero ejecutada de forma muy provisional en 1602, acometiéndose las obras definitivas en 1621.A partir de 1688, el Castillo pasa a la Casa de Alba, que se encarga de dotarlo, nombrar a un alcaide y pagarlo. Grima (1993) señala que «se puede afirmar con toda rotundidad que Carboneras comienza a salir de los muros de su castillo y a crecer a partir de los primeros años del siglo XVIII». En efecto, la seguridad del litoral español es ya en esas fechas una realidad.
Consecuencia de esta situación, el poblamiento es más intenso a la vez que comienza una etapa de expansión general de la economía y de la población. En 1752, en el momento de realizarse el Catastro de Ensenada, el castillo de Carboneras contaba con una guarnición permanente de 25 militares. Un oficial, un sargento, dos cabos, un tambor y 24 números del Cuerpo de Inválidos de Artillería. En 1776 se mandó edificar un nuevo castillo en Mesa Roldán, que junto con las torres vigías dotaron de más seguridad a la zona, lo que permitió una mayor prosperidad económica dentro del esquema de las limitaciones y oportunidades naturales. La explotación de la barrilla, el esparto y la pesca, junto con la agricultura tradicional, constituyeron la base de su economía. El 1 de junio de 1813, Carboneras se erigía en municipio independiente; había dejado de ser el quinto barrio de Sorbas.

"Torre de los diablos"

A mediados del siglo XIX, el Diccionario Geográfico-Estadístico de Madoz nos habla de que tiene 300 casas y 1.800 vecinos, una plaza, calles de buen piso y alineadas, casa consistorial y cárcel, así como el castillo con un gobernador y 27 servidores. Destaca la pesca como actividad económica, a la que se dedica ocho laudes con artes de arrastre y tres palangres con unas 200 personas y algunos muchachos.En 1860 el nomenclátor nos señala que el municipio de Carboneras cuenta con 383 casas y una población de 2.702 personas, de las cuales 1.700 viven en el núcleo y los restantes repartidos en 36 núcleos, cortijadas y molinos, siendo los más poblados los Llanos de D. Antonio, Argamasón y el Saltador.
En 1900, Carboneras tiene ya un núcleo con 23 edificios de dos plantas de las 1.170 que se catalogan y una población de 4.706 personas, que diez años más tarde será de 6.035 habitantes. A partir de aquí la emigración comienza a notarse, la pérdida de oportunidades económicas es manifiesta; hasta 1981 no se vuelve a tener la misma población que en la década de los años veinte. El año 1970 supone el punto más bajo de la inflexión, con sólo 5.011 habitantes, han desaparecido núcleos por abandono, el nomenclátor de 1960 sólo señala 16 núcleos habitados. En la actualidad, los núcleos de población considerados son: El Argamasón, El Cañarico, Carboneras, La Cueva del Pájaro, La Islica, Los Llanos de Don Antonio, El Saltador Alto y El Saltador Bajo, que son en definitiva los que siempre tuvieron más población a lo largo de toda su historia.