AtrasAdelante

No debe Perderse

Este entorno agrícola constituye la principal dedicación de la localidad, afamada por sus melocotones, cítricos, almendras, aceitunas y cereales, cultivos todos posibles por la proximidad del Río Almanzora. Una vez más contrastamos un rico pasado, caracterizado, desde antiguo, por un poblamiento prehistórico que se remonta al Neolítico.

Filones minerales
La fructífera presencia de filones minerales favorece el esplendor de culturas que aprovechan estos cercanos yacimientos. Así, han sido abundantes los hallazgos desde el período Calcolítico, del Bronce y Edad del Hierro, destacando sus diferenciados enterramientos que pueden descubrirse en su territorio municipal y que muestran desde las sepulturas megalíticas, hasta las cistas y vasijas funerarias.
Fenicios, griegos, cartagineses y romanos atestiguan su presencia en estas tierras, por las que llegan a rivalizar. Tras la dominación árabe, de la que heredamos numerosos restos defensivos (castillos, torres vigía...), la localidad pasa a depender, durante parte de su historia, de la vecina ciudad murciana de Lorca.
Si decidimos acercarnos hasta su plaza principal, podemos aparcar en las inmediaciones nuestro vehículo y visitar la iglesia parroquial de La Asunción de Nuestra Señora. En este edificio del siglo XVIII, sobresale su retablo mayor y, cómo no, su importante imaginería, claro ejemplo de la tradicional relación con tierras murcianas de este municipio.
Si en la próxima Semana Santa, quiere sentir en profundidad esta fiesta popular y religiosa, declarada de interés turísticos nacional, ¡no lo dude!, venga a disfrutar de sus tres famosos pasos: El Morado, de nuestro Padre Jesús Nazareno, obra de Salcillo. El Blanco, de Nuestra Señora de las Angustias y El Negro, de Nuestra Señora de la Soledad. Observará la rivalidad de las tres cofradías por sobresalir sobre las demás en esplendor, bandas de música, adornos florales, etc...

"Vista general Huércal Overa"

En Navidad se elabora la repostería típica de esta fechas, las tortas de chicharrones y manteca, el pan de aceite, los suspiros y los mantecados.
Con la llegada de la primavera y coincidiendo con Semana Santa, los condimentos se adaptan a la prohibición de la carne y a los productos vegetales que afloran en la vega.
Prosiga el paseo, esta vez dirigido a la torre del castillo árabe. Edificación, que aunque muy transformada, se convierte en símbolo de la ciudad.
Podemos visitar también el edificio de las cuatro torres -frente al ayuntamiento-, el antiguo pósito, o el monumento al Cura Valera, párroco del pueblo en proceso de beatificación.

Para comer
Como somos conscientes de que la hora de comer se aproxima, te invitamos a que lo hagas en algunos de los establecimientos de Huércal, donde podrás degustar una variada muestra de la gastronomía regional. Empedraos, migas con tropezones, pelotas, trigo, gurullos, puchero de arroz..., son tan solo algunas de tus posibilidades, para terminar con el pan de San Antonio, los bollos de miel o los cuajaos.
Después de reposar la colación, y para desperezarnos, el aficionado también puede visitar la Plaza de Toros, de principios de siglo