Nuestros Orígenes 









Bayarque es desde su moderna fundación como villa en 1572, tras la Reconquista y posteriores revueltas moriscas uno más de los pequeños asentamientos vecinales que configuran el centenar de municipios de la provincia. Poca información nos proporcionan enciclopedias y mapas geográficos; sólo datos escuetos sobre límites y población del momento: adscripción al partido judicial de Purchena y al obispado de Almería; Capitanía General de Granada. En el libro «Almería»: «...y Bayarque, Suflí y Sierro, trepando ya hacia los Filabres, entre Bacares y la Loma de la Junquera, unos pueblos pequeños que buscan un espacio económico desde su agricultura, tan distinta a la que ha hecho famosa a Almería».
El siempre importante tema de las comunicaciones se ha mitigado en los últimos años, ya que Bayarque se halla a muy poca distancia de la espléndida carretera que atraviesa la cuenca de Almanzora, poniéndolos en muy poco espacio de tiempo en contacto con ciudades como Baza (Granada), Huércal Overa o la misma capital de la provincia (120 kms.) a través de la conexión con la autovía de Levante, o el moderno trazado que recorre la «Comarca del Mármol», aportando mejoras sustanciales, entre otras, la asistencia sanitaria, rápida cercanía a la red de Hospitales públicos y centros administrativos oficiales.
El Libro de Apeos y Población de Tíjola, en 1573, señala a Bayarque como barrio propio junto a Aldeire, aunque rápidamente se rectificó (el mismo año) y se le dio Apeo y Repartimiento como lugar diferenciado.Aparece como lugar de crianza de «simiente de seda, 78 onzas y 197 libras de seda, más: 156 fanegas de regadío, 728 de secano, 936 olivos y 15.600 viñas, todo por importe de 181.831 maravedíes».

"Casas Típicas"

Habítanla 630 moriscos, con dehesas y montes para pasto del ganado.De este Libro de Apeos queda copia en el Ayuntamiento.En las repoblaciones 1572 al 1752 los castellanos viejos introducen nuevas costumbres, tales como las Cuadrillas de Animas cantando villancicos y representaciones de autos sacramentales, rústicos y primitivos que se fueron conservando gracias a lo apartado del lugar. El pueblo regaba de las fuentes (ya con nombres cristianizados) del Aguila, el Chopo, el Palo, el Cardo, la Carraca, Fuentegrande, los Moros y la Fuente esta última haciendo linde con los pueblos de Serón y Bacares.
La villa se divide en dos núcleos: el barrio de la Ermita y el denominado del Pueblo separados por la Rambla que la atraviesa. En su casco urbano, de intrincadas callejuelas que recuerdan el pasado árabe, destacan como construcciones singulares: la iglesia, bajo la advocación de la Virgen del Rosario, desde mediados del XIX aunque en principio fue dedicada a la Virgen María; la antigua casa, en la calle Real, del Marqués de Villena a cuyo Señorío pertenecía Bayarque, ocupada por un hombre de confianza; otra en la plaza, de finales del XIX.
Ambas conservan una espléndida fachada y unos interiores amplios e interesantes, de ellas desaparecieron los escudos de armas que hermoseaban sus frontales. En el barrio de la Ermita al que le da nombre existió la dedicada a San Antonio de Padua; a causa del mal estado hubo que trasladar enseres e imagen hasta la iglesia; actualmente sólo se conservan pobres vestigios. Las fiestas patronales tienen lugar en junio y octubre, en honor de los dos titulares.
La villa se divide en dos núcleos: el barrio de la Ermita y el denominado del Pueblo separados por la Rambla que la atraviesa.En su casco urbano, de intrincadas callejuelas que recuerdan el pasado árabe, destacan como construcciones singulares: la iglesia, bajo la advocación de la Virgen del Rosario, desde mediados del XIX aunque en principio fue dedicada a la Virgen María; la antigua casa, en la calle Real, del Marqués de Villena a cuyo Señorío pertenecía Bayarque, ocupada por un hombre de confianza; otra en la plaza, de finales del XIX. Ambas conservan una espléndida fachada y unos interiores amplios e interesantes, de ellas desaparecieron los escudos de armas que hermoseaban sus frontales. En el barrio de la Ermita al que le da nombre existió la dedicada a San Antonio de Padua; a causa del mal estado hubo que trasladar enseres e imagen hasta la iglesia; actualmente sólo se conservan pobres vestigios. Las fiestas patronales tienen lugar en junio y octubre, en honor de los dos titulares. El primitivo templo mudéjar fue levantado antes de 1568, destruido en la rebelión morisca y posteriormente reconstruido; el actual lo mandó erigir el obispo don Rodrigo de Mandia y Parga, en 1665 al igual que los de Suflí, Líjar, Sierro, Fines y Santacruz.De orografía quebrada, Bayarque se halla rodeado de suaves colinas.


"Iglesia de Bayarque"

Clima frío y seco como corresponde a las serranías del interior, atemperado por la proximidad al valle del Almanzora; está bañado por el río Bacares, descendiente desde las cumbres.El municipio cuenta con una población de 234 habitantes y 195 votantes según el último Censo efectuado, abarca una extensión de 26,36 kilómetros cuadrados y el casco urbano se encuentra a una altitud de 816 metros. Los límites geográficos son: al Norte, Tíjola; al Este, Sierro y Suflí; al Oeste, Serón, y al Sur, Bacares.
Gozó de cierto auge minero: mercurio desde 1943 al 45 y 1968 al 72; las explotaciones cesaron a causa de la poca rentabilidad de los yacimientos a la entrada del pueblo, en el camino de Tíjola, debido a la baja calidad del cinabrio; era una explotación de régimen familiar, dando ocupación a muy pocas personas.
Suerte paralela corrió el filón férrico hallado en el paraje de Cuevas Negras limítrofe con Bacares, se inició al calor de los descubrimientos de las Menas y el Cortijuelo, decayendo rápidamente por los altos costes de extracción y transporte. Pascual Madoz habla de vetas de mineral cúprico, de las que en la actualidad nadie es capaz de proporcionarnos información, aunque sospechamos que debieron de estar localizadas en el paraje llamado del Chopo. En la década de los sesenta sufre un fuerte fenómeno emigratorio al igual que el resto de pueblos de la comarca, coincidiendo con el cierre de los cotos mineros próximos, marchando preferentemente a la provincia de Barcelona.El censo padronal señala una fuerte caída: de 600 habitantes a menos de 300. Antiguos cortijos y cortijadas fueron abandonándose paulatinamente y ahora sólo se utilizan como refugio de pastores o apoyo a las faenas del campo.
Posee una pequeña pero frondosa vega, con huertas familiares, nutriéndose de las aguas del río Bacares y abundantes fuentes esparcidas por su jurisdicción: de las Parras donde se instaló un salto de agua, generador de la electricidad que se consumía en la zona, hasta su desaparición, explotada por Sevillana de Electricidad; los Cortijicos y el Huevo lindantes con Tíjola; la del Layón antiguamente sólo denominada La Fuente, en el cerro del mismo nombre y que comparte su territorio con la vecina Bacares; el Palo y el Chopo. Un creciente interés por el cultivo del olivar, que, amén de cubrir sus necesidades, permite comercializar pequeñas cantidades de excelente aceite hasta hace pocos años existió una antigua almazara, funcionando bajo un sistema arcaico y manual.
De la intensa forestación que nos cuentan antiguas crónicas sólo queda, como vestigio aislado del pasado, el denominado Pinar de Bayarque, formado por una ancha mancha verde de pino carrasco; la rentabilidad económica es mínima, pero de gran valor sentimental y simbólico.Muy atrás quedaron las 200.000 encinas que integraban los 25 millones de árboles que cubrían todo lo ancho y largo de la Sierra de los Filabres. La industria local se reduce a una serreríay manipulación de la madera que da empleo fijo a cuatro personas, más una empresa constructora de ámbito comarcal.
El futuro no se presenta nada halagüeño para los sufridos hombres y mujeres enraizados al terruño.Un pueblo en regresión económica y demográfica, en la que los jóvenes marchan a la capital o en busca de un puesto de trabajo en las cercanas explotaciones de mármol en Macael y en las industrias transformadoras de Olula del Río. Personas mayores viviendo de la jubilación bastante de ellos regresaron desde Barcelona al final de su vida productiva u otros , menos jóvenes, vegetando con las aportaciones que les producen los salarios esporádicos del PER o de las empresas forestadoras de sus cerros y laderas.
Los más «sensibilizados» ante el mañana inmediato sueñan con un impulso económico a través del turismo rural de montaña. Recursos naturales no les faltan: clima, orografía y paisajes, gastronomía, costumbres y usos ancestrales, fiestas populares, caza..., y ante todo y sobre todo la hospitalidad de sus gentes sencillas.







 
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