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Consejos a saber antes de ir a Cabo de Gata

El Parque Cabo de Gata es famoso por sus playas. Sin embargo, esta biosfera ofrece mucho más que sol y arena. En este entorno natural único también hay historia, cultura y, sobre todo, mucha vida. Si no lo sabías, entonces has de poner atención a este artículo: 


1.- Además de marítimo, es terrestre: 


El Parque Natural Marítimo-Terrestre de Cabo de Gata-Níjar, su nombre completo, no sólo se encuentra protegido en su espacio terrestre, sino que también cuenta con reservas marinas protegidas. Fue, además, el primer espacio marítimo-terrestre protegido de Andalucía. El 23 de diciembre de 1987 fue la fecha de su declaración, día en el cual también fue reconocido por la UNESCO como Reserva de la Biosfera y Geoparque Mundial. 


2.-Ocupa una superficie de 37.500 hectáreas terrestre:


Además de 12.012 hectáreas marinas formadas por una franja de una milla de anchura que se extiende a lo largo de 63 kilómetros de costa desde la Playa de las Salinicas, en Carboneras, hasta la Rambla de Aguas, en Retamar. Forma el mayor espacio marino protegido del litoral mediterráneo europeo. Está, además, dentro de los términos municipales de Almería, Níjar y Carboneras y lo conforma la Sierra de Cabrera, al norte, por los volcanes arrecifes de la Sierra de Cabo de Gata y en parte por la llanura del Golfo de Almería. 


3.- En cuanto al clima, este parque tiene uno de los entornos más áridos de la península ibérica, con temperaturas medias que oscilan entre los 18 y los 20 grados. Sus veranos son muy cálidos y sus inviernos suaves. Las precipitaciones son más bien escasas, con registros mínimos de 183 mm al año en la punta del Cabo de Gata (el faro) y de 271 mm en la punta de Mesa Roldán. Además, aquí los inviernos tienen un importante papel protagonista, con una media anual de 307 días de viento al año, predominando los de levante y los de poniente.


4.-Su mayor atractivo es su paisaje volcánico, considerado el mejor y mayor ejemplo de macizo de origen volcánico en toda Europa. Escarpados acantilados, coladas y lenguas de lava, domos y playas fósiles con vistosos colores negros, rojos y ores conforman y le dan una singular belleza a este paisaje litoral. Conocido también por sus aguas cristalinas, cuya transparencia y pureza se deben a las corrientes existentes que se dan especialmente en las zonas de los acantilados. 


5.-Palmito y cornical, entre las 1.000 especies de flora que se pueden observar en las laderas volcánicas más abruptas. Esparto, azufaifos y romero en las llanuras. Y margaritas de mar, sobre todo en primavera, en los acantilados marinos. Igualmente hay numerosas especies endémicas y amenazadas de extinción, además de otras pertenecientes al norte de África que se llaman “endemismos ibero áfricos” por habitar a ambas orillas del Mediterráneo.


6.-Hace millones de años: En el Parque Cabo de Gata-Níjar se distinguen tres fases geomorfológicas: la de Sierra Cabrera (cuando el mar cubría hasta las laderas de la sierra de Los Filabres y dejó grandes sedimentos en su fondo marino dando lugar a rocas de distinta naturaleza que hoy podemos encontrar en este entorno como esquitos, cuarcitas o calcitas), el periodo Mioceno (la actividad de las placas tectónicas dio lugar a las erupciones de magma cuyos ejemplos son los que hoy vemos en toda la Sierra del Cabo de Gata) y, finalmente, el retroceso del mar (que también supuso los sedimentos foslilizados y las playas antiguas que podemos encontrar en el litoral del golfo de Almería). A todo esto, le sumamos también la actividad eólica a lo largo del tiempo, que ha ido dejando distintos ejemplos de dunas que podemos ver en algunas zonas del paisaje costero. 


7.-También en el medio marino hay delfines, calderones y varias especies de tortugas


Entre otros tantos animales que acampan a sus anchas. En ocasiones no es difícil encontrarse con familias de estos ejemplares, sobre todo si navegamos unas pocas millas mar adentro. 


8.- La posidonia oceánica es la reina del mar y el mero es el rey del roquedo


Los bosques sumergidos de esta planta, conocidos también como praderas de Posidonia, son esenciales dentro de los ecosistemas submarinos del Mediterráneo, donde conviven una gran variedad de fauna acuática como especies de cangrejos, pulpos y muchas otras especies de peces. Estos hábitats están considerados de protección prioritaria por la Unión Europea por la riqueza faunística que poseen. Otros hábitats que destacan son los fondos rocosos en donde el mero, en este caso, es conocido como el rey del roquedo. 


9.- No podemos olvidar a la avifauna:


Existen espacios dentro del propio parque natural donde habitan distintas poblaciones de aves. En las Salinas de Cabo de Gata, por ejemplo, podemos observar a lo largo del año hasta 80 especies de aves, ya que es también un lugar de paso migratorio. Las más llamativas son las poblaciones de flamencos rosados, pero aquí también podemos encontrar distintas especies de ánades y gaviotas. Otros lugares donde podemos observar otras especies son la Albufera de Rambla Morales, conocida como El Charco, o en las llanuras esteparias de la zona de Las Amoladeras. 


10.- La cultura y el patrimonio tienen su sitio:
Muchos testimonios hay de cómo el hombre se ha adaptado a este paisaje y viceversa. Algunos ejemplos están en multitud de molinos, aljibes y norias que podemos encontrar en todo el parque y que, en la antigüedad, eran usados para aprovechar al agua y el viento. Sin embargo, si vamos más atrás en el tiempo, los fenicios y los romanos ya eran sabedores de la riqueza de la zona, como prueban los restos arqueológicos de salazones romanas que podemos ver en Torregarcía o en las Salinas de Cabo de Gata y que hoy en día continúan su actividad industrial con la extracción de sal. Más ejemplos de la mano del hombre son los restos de las torres de vigía que hay a lo largo de toda la costa o las distintas fortalezas que las protegían de los piratas berberiscos durante el Reino de Granada como el Castillo de los Escullos, la batería de San Ramón de Rodalquilar o el Castillo de San Pedro de Las Negras, entre otros tantos. Muchos de ellos están reconocidos como Bien de Interés Cultural (BIC). 


 

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