Reportajes

 

Volcanes desiertos para la diversión


 

Almería cuenta con un total de 147 playas y calas repartidas en 249 kilómetros. En ellas, la luz de esta tierra deslumbra a propios y ajenos durante los 12 meses del año en una costa moldeada por la actividad volcánica de hace millones de años. Dinámico por el poniente y más bohemio por el levante, el litoral almeriense tiene todas las posibilidades de satisfacer las expectativas del ávido visitante a quien le desvelará sus mejores secretos sobre las arenas.

 

Levante: desde el Cabo y más allá

 

Imagen de Miguel Ángel Sánchez Guerrero

Escenario natural para el rodaje de anuncios televisivos, películas legendarias y famosos videoclips. Y no es extraño cuando se observan los espectaculares contornos de roca y montañas y la especial aridez que convierten a sus playas en paraísos de sol. Una de las muchas paradas interesantes que se pueden hacer en el camino está ya dentro de los límites del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, donde todas las playas comparten belleza, pero mantienen su propia identidad. Se trata de la Playa de El Charco, 500 metros de longitud de arena oscura de volcán frente al humedal de la Rambla Morales en los que hay que extremar las precauciones con el fuerte oleaje de poniente que allí se registra. Es muy agradable pasear por los alrededores de la laguna donde se puede divisar una gran variedad de aves.

Casi en línea recta con la anterior, sigue sorprendiendo a la vista la Playa de Las Salinas que existe delante de éstas. En ella se puede disfrutar de tanto de la calma del mar como del profundo oleaje que a veces presenta y que sirve de diversión para pequeños y mayores. Además, cuenta con la cercanía de algunos servicios como restaurantes existentes en la barriada de Cabo de Gata y también en la carretera que lleva hasta el Faro, donde también se puede llegar en coche y, una vez aparcado, disfrutar de algunas de las calas que se esconden bajo su luz o bien iniciar alguno de los senderos de uso público que parten o pasan por allí.

 

En la inmensa Playa de Las Salinas de Cabo de Gata la calma del mar combina con el profundo oleaje que a veces presenta, diversión para pequeños y mayores

Imagen por Manuel Rodríguez

Un poco más hacia delante y en dirección al poblado minero de Rodalquilar, una vez pasada la Isleta del Moro encontramos la entrada desde la carretera a la llamada Cala del Toro o Cala de los Toros. Tiene la peculiaridad de albergar una pequeña arboleda antrópica, es decir, una especie de oasis en el que incluso habita una gran diversidad faunística y que es un efecto ambiental provocado por la acción del hombre.

Cerca de allí se encuentra además El Playazo de Rodalquilar, salvaje entorno sólo alterado por la presencia de un pequeño chiringuito y un aparcamiento en toda regla que, como contrapartida, ofrece la ventaja de ordenar de manera conveniente la afluencia de coches que allí se registra.

Ya junto al núcleo de población de San José están las famosas calas de Mónsul y Genoveses, cuya fama es merecida al presentar una de las texturas más finas de arena de toda la provincia y por el enclave insólito que las acoge. Y muy cerca de ellas, si se tienen ganas de recorrer a pie unos 600 metros entre las dunas, al lado de Mónsul, están las Calas de Barronal, que son tres presididas por una de mayor tamaño que es la que les da nombre y las otras dos, que se sitúan a ambos lados de ésta. Para acceder a ellas hay que bordear el roquedal de sus extremos.

Dejando atrás la zona, se pueden encaminar los pasos siguiendo la línea de la costa hasta Mojácar. Allí destaca la conocida Playa Castillo de Macenas, a la que da nombre la construcción fortaleza que se ubica muy cerca de allí. Son 1.420 metros de longitud con arena dorada y de grosor medio que cuenta con una ocupación moderada durante el verano, ya que está enclavada en un entorno rústico y sin urbanizaciones. A escasos kilómetros, dentro del término municipal de Vera existe la opción de practicar el naturismo en la concurrida playa de El Playazo, de arena fina y blanca, donde también existe un camping naturista donde instalarse.

Textiles y nudistas conviven en perfecta armonía un poco más adelante en el camino para disfrutar de la Playa de los Muertos de Carboneras, ubicada en el extremo nororiental del Parque Natural y llamada así por los innumerables naufragios que tiempos atrás se registraron allí. Aguas cristalinas de color turquesa debido a la profundidad de su orilla y de la arena blanca que predomina. Se accede a ella dejando el coche en las zonas habilitadas para bajar después por un sendero situado junto a un puesto de información o a través de un sendero más corto, pero de pendiente más pronunciada al que se llega desde el mirador.

Agotando ya los límites provinciales de Almería antes de llegar a territorio murciano existe una sucesión de calas rocosas en Cuevas del Almanzora bajo el nombre de Cala Mal Paso. Se encuentra en un tramo de costa salpicado de acantilados y zonas escarpadas y llenas de piedras de un bonito color grisáceo debido también a su origen volcánico y minero. Esta es una zona muy tranquila y poco frecuentada por bañistas, a excepción de los que buscan el abrigo y la intimidad que ofrecen los peñascos junto a los pescadores.

Y en el último pueblo de la provincia, Pulpí, dentro del núcleo urbano de San Juan de los Terreros, se ubica la playa urbana Mar Rabiosa, donde sí se encuentran todos los servicios debido a la ‘Q’ de Calidad Turística con la que se reconocen sus doradas arenas y sus aguas poco profundas y tranquilas. Tiene además un frondoso pinar y un extenso paseo marítimo.

 

 

 

Poniente: deporte y patrimonio

Son muchas las posibilidades de ocio que se encuentran en las playas del poniente almeriense. Y es que su ubicación, la calidad de los servicios que ofrecen al visitante y los elementos patrimoniales que se integran en la costa son los ingredientes perfectos para hacer un recorrido por las más destacadas.

Si el camino se inicia en el primer municipio después de la capital, Roquetas de Mar es la propuesta para los más deportistas es interesante. Las Salinas de Roquetas tienen una playa ideal para la práctica del windsurf, así como para tumbarse simplemente al sol sobre su arena fina y dorada a lo largo de sus 1.580 metros de longitud. En la zona conocida como Los Bajos, la Playa de El Rompillo se encuadra entre el Puerto Deportivo y el muelle pesquero de la localidad, con todas las opciones que ambos suponen. Los amantes del golf que deseen hacer un alto en el juego para ir a darse un baño lo pueden hacer en las playas de la Urbanización de Roquetas, como Playa Serena, muy cerca del Club de Golf y en mitad de un entramado hotelero y turístico con todo tipo de establecimientos y servicios.

 

El Castillo de Guardias Viejas vigila el horizonte de agua e invernaderos con un fondo de extensa y bonita playa

En contraste con lo anterior pero muy cerca, el Paraje Natural Punta Entinas-Sabinar que comparten los municipios de Roquetas y El Ejido tiene una extensa franja de playas que se ubican delante de las lagunas donde puede contemplarse una rica avifauna. Es el caso de la Playa de Cerrillos, virgen y extensa, donde puede practicarse sin problema el nudismo. Este tramo de costa es muy atractivo para los submarinistas, pues sus fondos están cubiertos de extensas praderas de Posidonia Oceánica, una fanerógama en peligro de extinción. El acceso a la playa es en coche a través de un carril de tierra sin asfaltar.

Ya en la Playa de Guardias Viejas se encuentra una estructura defensiva del siglo XVIII, junto al camping que allí existe y donde cada año se dan cita un sinfín de seguidores de la música electrónica para disfrutar de los dos festivales de referencia nacional que allí se celebran. El Castillo de Guardias Viejas, al que se puede acceder para visitarlo, parece ser en la actualidad el vigía de los invernaderos que, de espaldas al mar, se divisan en toda esta zona.

Distinto entorno ofrecen las playas de Almerimar, centro de turismo exclusivo en el que la proximidad de su puerto permite la práctica de deportes náuticos. En su zona de poniente, la playa está regenerada con arena de color oscuro y los visitantes disponen de gran cantidad de servicios. La de levante es similar y cuenta con una importante infraestructura de locales de ocio y restaurantes que no suelen ser objeto de grandes masificaciones.

 

Playa, deportes náuticos y diversión se concentran en la exclusiva zona de Almerimar

 

Imagen de José María Cuellar

 

Los límites provinciales por este lado de Almería indican que, antes de llegar a la vecina provincia de Granada hay que pasar por la localidad de Adra, cuna de la civilización fenicia, cuyos restos aún hoy puede contemplarse en parte de su patrimonio histórico. La Playa de San Nicolás, situada en el núcleo urbano debe su nombre a la fábrica azucarera que existió en su extremo Este y es la playa más concurrida y bulliciosa del pueblo.

A la anterior se une la de La Caracola, ubicada en la barriada del mismo nombre desde la que parte un bonito paseo marítimo que une la zona con la localidad abderitana. Se trata de una zona turística que incluye bares, restaurantes, un chiringuito, un hotel de cuatro estrellas y un gran número de apartamentos. Hay que resaltar que es una playa expuesta a los vientos de poniente.

Más adelante se encuentra Cala Junco, una playa rústica situada entre las barriadas de El Lance de la Virgen y Guainos. Su parte oriental destaca por un acantilado sobre el cual discurre la antigua carretera nacional 340, aunque su parte occidental es más abierta. Al tratarse de un tramo de costa abierta hay que tener cuidado con los vientos y oleajes de poniente. Se puede acceder no sin dificultad en coche, aunque apenas dispone de zona de aparcamiento.