A Javier Marchante le gustaba el teatro. Pero no era este un amor de llama tranquila y amable, sino una pasión que hacía encenderse a quien se acercara y que, junto a su labor docente, ha dejado un patrimonio inmaterial cuyo valor no puede calcularse, aunque sí agradecerse.
Abrió los ojos a la vida en Alcázar de San Juan en 1954, mismo lugar en el que fallecería, demasiado pronto para todos aquellos que lo querían y admiraban, en 2020, a la edad de 66 años. Precisamente allí comenzó su carrera como profesor de francés, en el IES Miguel de Cervantes, para trasladarse en la década de los noventa a la Escuela de Idiomas de Ciudad Real. Sin embargo, es en Almería donde permanecería durante más de veinte años y donde finalmente se jubilaría, ejerciendo como profesor en el IES Río Andarax.
Este periplo docente fue también un periplo teatral. Al trasladarse a Ciudad Real, Marchante entró en contacto con el Festival de Almagro. Fue allí donde creó los Premios Ágora de Teatro, junto a Andrés Peláez, que fue director del Museo Nacional del Teatro, y a Rosana Torres, periodista de El País. Con Radio y Televisión Surco se encargó de cubrir varias ediciones de dicho festival, cultivando así una faceta periodística que lo acompañaría el resto de su vida.
Al llegar a Almería, unió talentos y esfuerzos con Antonio Serrano, y juntos dieron forma a unas Jornadas de Teatro del Siglo de Oro que se convertirían en un referente para profesionales y amantes de las tablas. Siendo responsable de prensa de las jornadas, ganaron estas un Premio Max en 2013, así como la Medalla de Oro de las Artes Escénicas de Almería.
Supo transmitir su pasión por el teatro a sus alumnos, con quienes realizó una admirable labor de integración. Entre sus proyectos más recordados, puede destacarse la adaptación realizada en 2014, sobre textos de tradición árabe, de Romeo y Julieta, cuyo reparto era eminentemente de origen marroquí.
Le costó jubilarse, y también le costó abandonar Almería, su tierra adoptiva. De regreso a Alcázar de San Juan, su vocación intercultural y su carácter generoso y amable lo llevaron a colaborar con la Cruz Roja, enseñando francés a inmigrantes.
Sirva este breve texto como un pequeño homenaje de los muchos que el profesor y teatrero Javier Marchante merece, y que seguro no van a tardar en llegar. Se bajó el telón, compañero, pero gracias a gente como tú, la función continúa.[Inserte aquí el contenido]