Era miembro de una prestigiosa familia de juristas y sabios religiosos cuyos antepasados se remontan al siglo VIII, a los primeros tiempos de la conquista de la Península Ibérica, y el último familiar del que tenemos noticias, Abú Bakr o Abú Abdallah, nacido en Granada en 1138 y fallecido en esa misma ciudad en 1205, fue cadí de su ciudad, de Berja y de Málaga.

Llevaron el gentilicio árabe de al-Murri, que también podría leerse al-Mari (el almeriense). El hecho de que en realidad fueran bereberes, de los Nafza, grupo Zanata, y que procedían de Tenés, donde se establecieron los célebres marinos que fundaron Pechina en el año 884-85, hacen pensar que tendría más sentido la segunda opción que les da una especial relación con Almería.

Abú Muhámmad era hermano de un importante jurista de la escuela jurídica malikí, la preponderante en al-Ándalus, Abú Abdallah Ibn Abí Zamanayn (Elvira, 936-Elvira, 1008), que compuso una docena de obras de contenido jurídico y religioso.

De Abú Muhámmad es poco lo que se nos dice, caracterizándolo de alfaquí, hombre de letras, lexicólogo y gramático, que salió de Elvira en la fitna (guerra civil) que puso fin al califato omeya y que se trasladó a Almería, donde vivió y falleció, sin que se precise la fecha.