Blas CARRILLO LÓPEZ


CARRILLO LÓPEZ, Blas (Mojácar, 1948 - Almería, 2021). Ginecólogo, mecenas e hijo predilecto de Turre.


El apellido Carrillo forma parte de una generación sanitaria que en la comarca se remonta a centurias. Entre ellos Ginés Carrillo (propietario del mojaquero Teatro Aquelarre), Blas Carrillo Murcia (Cruz de Beneficencia por su abnegada actuación durante la gripe de 1918) y Luis Corella, médico-cirujano y masón.

Tercero de los hijos habidos en el matrimonio de Bartolomé (médico titular) y Encarnación, Blas Carrillo López nació en Mojácar el 7 de septiembre de 1948. A los cuatro meses marcharon a Turre, por lo que se considera turrero, sentimiento acentuado cuando en febrero de 2016 el Consistorio lo nombró hijo adoptivo y le designó pregonero en las fiestas patronales de 2014. Estudió bachillerato en el colegio La Salle, la licenciatura en la Facultad de Medicina de Granada (1972) y el MIR de Ginecología y Obstetricia (1977) en la Ciudad Sanitaria de la Arrixaca (Murcia). Ingresó por oposición en el servicio de Ginecología del Hospital Torrecárdenas, donde se jubiló ostentando la jefatura y habiendo creado diversas unidades ginecológicas. Casado con Magdalena Martínez, era padre de tres hijas. Blas Carrillo fue asimismo Colegiado Honorífico y Medalla de Oro Colegial de Almería en abril de 2018. Falleció víctima del Covid-19 el 20 de septiembre de 2021.

La iglesia parroquial de Turre fue reconstruida en el siglo XIX por el arquitecto José Marín Baldó. Flanqueando su perímetro, el visitante queda sorprendido ante la más bella colección de vidrieras existente en la diócesis. Y referida a su temática, la más impresionante y quizás única de las catalogadas en el orbe católico. Piezas artísticas que adquieren su mayor grandiosidad cuando los rayos del sol inciden sobre ellas, experimentando cambiantes cromatismos: rojos, verdes, azules, amarillos, lapislázuli…

“Las vidrieras de la iglesia de la Purísima Concepción de Turre dejan ver una expresión científica del desarrollo gestacional en la mujer desde la fecundación hasta el parto, mostrando el desarrollo embriológico y fetal en sus distintas fases... El hecho de estar ubicadas en un espacio pétreo nos hace ir al pensamiento del cardenal Dolan que expresa de una manera muy elocuente y definitoria la esencia de los vitrales que hemos realizado y queremos expresar en nuestra tesis: El vientre materno es el Santuario de la Vida”. El texto recogido se refiere a la tesis, no leída, “Las vidrieras de la iglesia de la Purísima Concepción de Turre. Ciencia, Arte y Teología”. El magno proyecto surgió de una clarividente reflexión ante el féretro de su padre: “Abajo la muerte, por tanto, arriba -se dijo, elevando los ojos a la cúpula del templo- debe reflejarse la vida”.

El siguiente paso era localizar al artista que las hiciera posible, recayendo en Víctor García Góngora, arquitecto y profesor en las Universidades de Sevilla y Montevideo (Uruguay) y en su hermano Manuel, maestro soplador de vidrio. Elaboradas en cristal noble en distintos tonos y capas en relieve, termofundidas.

La secuencia se refleja de manera exquisita en el programa iconográfico, de incomparable mérito y sufragada por el epigrafiado. El proceso de ubicación se inició en 2013 con el rosetón que campea en la fachada principal del recinto sacro: el útero de la Virgen María que acogerá el embrión de Jesús. Le siguen dos óvalos más, ocupando la pared Este: ovocito con su núcleo, dos cuerpos polares, zona pelúcida y corona radiante; y en la Oeste: un corte anatómico del útero gestante con el feto (de 40 semanas) presto a nacer. Es decir: fecundación, gestación y parto. A falta de la cadena de ADN humana y de una madre amamantando al niño, dos nuevas vidrieras se sumaron seguidamente, igualmente a Este y Oeste: un embrión en fase mórula y otro en fase blástula.

 

 

 

 




Sevillano Miralles Antonio





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