El que fue uno de los últimos gramáticos
andalusíes de renombre era originario de Mojácar, que dependía de Vera;
de ahí el gentilicio de al-Bayri (el Veratense) que se le aplicó.
Por sus vastos conocimientos de lengua árabe
se le consideró el Sibawayhi de su época. Además, destacó en el conocimiento
de las lecturas coránicas, el derecho islámico, la métrica y la exégesis
coránica. Todo ello hizo que fuese nombrado docente de la Madrasa granadina,
al tiempo que desempeñó el cargo de predicador de la Mezquita Aljama en
la capital nazarí, donde desarrolló su actividad.
Consta también que participó en misiones
diplomáticas dirigidas al Magreb.
El polígrafo granadino Ibn al-Jatib, que
fue discípulo suyo, lo describe tanto física (delgado, muy alto y de voz
profunda) como moralmente (noble, piadoso, austero, sencillo en el vestir,
proclive a consideraciones, desprendido, poco dado a fingir o engañar y
nada amigo de disputas) y destaca la excelente memoria que tenía.
Falleció en Granada el lunes 12 de agosto
de 1353. Su sepelio fue multitudinario, acorde con el prestigio del que
gozaba.
Compuso un Comentario a Las frases
de az-Zayyayi, en el que glosaba la célebre obra del gramático persa
del s. X; se ha conservado manuscrito.
Bibliografía:
ARIAS TORRES, Juan Pablo (2004), "Ibn
al-Fajjār al-Bayrī, Abū ʿAbd Allāh", Biblioteca
de al-Andalus, 3, pp. 90-91 (nº 444), Almería.