AtrasAdelante

Nuestros Orígenes:


"Daimúz"

En las tierras bajas de Almería, gracias a su privilegiada situación junto al Mediterráneo y proximidad a núcleos montañosos con importantes mineralizaciones, a finales del IV milenio y comienzos del III a. C. (Neolítico Reciente o Cultura de Almería), aparecen asentamientos humanos estables y permanentes como el de Ciavieja, el gran espacio arqueológico de El Ejido. A mediados del III milenio a. C., Edad del Cobre (Cultura de Los Millares), nos encontramos en el montículo de Ciavieja, un poblado de cabañas circulares con zócalos de piedra; se da un mayor control y diversificación (cereales, leguminosas, vid) de la producción agrícola, haciéndose necesaria una gran superficie de tierras para elevar el rendimiento del cultivo mayoritario a base de cereales de secano con barbecho.

En el mismo lugar, situado en la periferia del núcleo urbano de El Ejido, desde comienzos del II milenio hasta el año 1300 a. C. se desarrolla el poblamiento argárico; las dos tumbas, con los típicos ajuares, estudiadas pueden fecharse entre el 1800 y el 1500 a. C.Hacia el 1300 a. C., tras un intenso cambio, la agricultura se diversifica y la economía progresivamente se va haciendo de subsistencia, en el Bronce Final el poblado de Ciavieja se estanca, caminando poco a poco hacia la decadencia.

La evolución cultural de los asentamientos humanos autóctonos del Bronce Final del Sureste peninsular lleva a la formación de los pueblos ibéricos de la zona, los cuales vivían en centros relativamente urbanizados y amurallados, el más destacado es el del
Cerrón de Dalías. Las poblaciones costeras de tradición fenicia, aparte de continuar sus actividades comerciales con el Norte de Africa y el Mediterráneo, expanden su área de influencia con la colonización agrícola del territorio circundante; en este contexto se sitúa el asentamiento rural de Ciavieja en El Ejido, a partir del año 209 a. C., con la caída de Cartago Nova, el dominio cartaginés se desmorona y la conquista e imposición del Estado Romano sobre esta comunidad, y las restantes, se hace imparable.

Con la concesión del derecho latino a Hispania, entre las poblaciones que, en torno a los años 70-74 d. C., emergen como municipios nos encontramos con Murgi (Ciavieja-El Ejido), mientras otras localidades parece ser que no llegaron a alcanzar tal categoría. El municipio romano de Murgi-El Ejido, centrado en la ciudad asentada en Ciavieja, con termas, circo y una próspera población, de la que es exponente el rico atuendo de joyas encontrado en la tumba de Porcia Maura, se nos presenta como un amplio territorio con núcleos de población dependientes, como probablemente ocurre con el de Turaniana (en el paraje de la Ribera de la Algaida de Roquetas de Mar), asentamientos rurales (Lomas de la Mezquita y de Onáyar y otros como Tarambana, Cortijo Quesada, Vacía Costales, Tres Aljibes, etc.), villas o grandes haciendas rurales (Onáyar, Tarambana) y un puerto en Guardias Viejas.

El Arroyo de Celín-Dalías discurre hasta el territorio ejidense por el barranco de las Fuentes y rambla de Almecete, estableciéndose las canalizaciones necesarias para su uso, acción que no representa dificultades para una civilización del agua como es la romana.
La comunidad murgitana interviene sobre el territorio cultivando preferentemente cereales y sometiéndolo a una normativa que jurídicamente ha repartido la tierra, aplicando la centuriación o sistema de división en cuadros regulares, sobre todo en las cañadas, sin olvidar la periferia de las mismas.

De la ganadería en esta época únicamente se conocen generalidades, sólo para una indeterminada época tardorromana la toponimia conserva huellas contradictorias: el paraje de Cabriles sugiere una complementariedad estacional de pastos.En la costa de El Ejido existía ya actividad pesquera en época prerromana, la cual será mantenida por Murgi.

El régimen de propiedad dividido parece ser que cambió a partir de comienzos del siglo III d. C. incrementándose con el paso del tiempo; y a pesar de la crisis económica que afecta al Imperio en este siglo, en Murgi se construyen mansiones como en la que se encontró un mosaico de tema báquico y el mausoleo conocido con el nombre de Daimuz.

Reyes Católicos

Sin embargo no escapa a la intensificación de la ruralización y al cambio en el régimen de tenencia de la tierra a partir de mediados del siglo III d.C. : las villas de Onáyar y de Tarambana son centros de importantes latifundios.

La decadencia de la vida urbana en Murgi, el desarrollo imparable de la ruralización y del latifundismo favorecieron la dispersión del hábitat, encontrándonos con un interesante poblamiento concentrado en Onáyar (en la cañada de este nombre desemboca la rambla de Almecete, importante vía de comunicación con el interior, y por ella discurre el agua del Arroyo de Celín-Dalías hacia la zona de El Ejido).

"Aljibe árabe"

Industrialización y mecanización

En torno a 1958, Ramón Algarra comunicó al Museo Arqueológico de Almería que había encontrado en Onáyar la planta de una basílica paleocristiana, sin más datos, y por no haberse actuado en su momento, no se han localizado sus restos, pero sí algún enterramiento, cerámica paleocristiana del siglo IV, y un gran edificio, evolucionado de una villa romana, parte del cual se destinó a uso industrial (se han hallado restos de un horno relacionado con la fabricación de vidrio) durante los siglos IV y v d. C.

La hipotética existencia de una basílica paleocristiana en este yacimiento, el segundo gran espacio arqueológico de El Ejido, aún no ha podido ser confirmada, entre otras circunstancias, por lo reducido del terreno excavado.

Si bien a partir del siglo IV d. C. la población empieza a concentrarse en el interior, la importancia económica que conserva, Murgi pudo, por algún tiempo, mantener en parte su población, simultáneamente con otros asentamientos como el de Onáyar; estamos asistiendo a interesantes cambios, a otra fase histórica de la cultura romana en El Ejido.

Con la presencia y creación del reino visigodo de Toledo, el inciso de la ocupación bizantina del Sureste en el siglo vi d. C., la vida se ha ruralizado, probablemente Murgi fue abandonada en los primeros años del siglo VII d. C.: desaparece El Ejido romano y aparecen unos tiempos difíciles en los que el asentamiento atormentado de una población dispersa, periódicamente diezmada, hace que la dinámica del cambio introducido por el próspero municipio romano de Murgi-El Ejido desaparezca.